Considerado como uno de los importantes de la región pampeana, la soja se caracterizada por su capacidad de adaptación a diversos tipos de ambientes. Este rasgo, hace que en la Argentina existe una brecha de rendimiento alrededor del 32 %. Por esto, el grupo de ecofisiología de cultivos de la Unidad Integrada Balcarce (UIB) que el INTA tiene junto con la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce demostró que con una buena disponibilidad de nutrientes entre otros factores, la oleaginosa podría alcanzar los 3.700 kilogramos de granos por hectárea, en secano.
Nahuel Reussi Calvo, especialista de la UIB, expresó que en la región pampeana el rinde promedio del cultivo oscila entre 2.700 y 3.000 kilos de granos por hectárea. “Con una buena disponibilidad de nutrientes podríamos aspirar a tener hasta 3.700 kilos de soja, en condiciones de secano”.
Para conocer el estado de nutricional del cultivo, la Unidad Integrada Balcarce organizó junto con la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo, la Jornada Nutrición del cultivo de soja: ¿Qué sabemos y qué nos falta?
Nutrientes como el nitrógeno, fósforo y azufre son los factores que limitan el rendimiento del cultivo. En el caso del nitrógeno, la planta lo toma desde la atmósfera por el proceso de fijación biológica. “Si bien no hay mucha información sobre la cantidad de nitrógeno que necesita la soja para producir, nuestra recomendación al productor es la inoculación”, indicó Reussi Calvo quien señaló: “de esta manera, se puede aprovechar el nitrógeno que fija el cultivo y no representa un costo extra relevante”.
En cuanto a los otros dos elementos, el especialista de la UIB explicó que deben ser incorporados al suelo mediante la fertilización. “Tanto para fósforo como para azufre la clave es hacer correcto diagnóstico a partir del muestreo de suelos presiembra y, en función de los datos, se establece la dosis de nutrientes adecuada”, aseguró Reussi Calvo.
Para el caso de azufre, para monitorear el estatus azufrado durante el ciclo del cultivo, hay herramientas basadas en el análisis de plantas o de granos que permiten conocer el estado de la nutrición del cultivo.
De acuerdo con Reussi Calvo el productor debe inocular la soja, hacer un buen muestreo de suelo y utilizar las herramientas que existan para establecer las dosis de nutrientes a aplicar. “Tenemos una brecha en los rindes, entre el actual y el potencial, de 1.200 kilogramos”.
En este sentido, el especialista expresó que la nutrición es uno de los componentes que influyen, aunque “hay otros factores relacionados con el manejo –densidad y fecha de siembra, variedades y grupo de madurez– que también define el rendimiento potencial”.