Como consecuencia, en los picos de demanda, los cortes parciales para la industria y los usuarios residenciales son frecuentes. La oferta de electricidad generada a partir de biomasa podría colaborar a atenuar estos problemas que hoy tiene la red eléctrica.
Gracias a sus extraordinarias condiciones agroecológicas, y a las ventajas
comparativas y competitivas de su sector agroindustrial, la Argentina está
dotada a lo largo y ancho del territorio de una gran cantidad de biomasa apta
para su aprovechamiento energético. En Argentina se exporta anualmente más del
70% de la producción de maíz sin transformar. Esto significa exportar
potenciales fuentes de trabajo y desarrollo regional. El agregado de valor en
origen favorece el desarrollo social y económico de las regiones, genera empleo
de calidad y arraigo en el interior productivo.
Las energías renovables tienen un rol fundamental para el cumplimiento de los compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero asumidos por Argentina en el Acuerdo de París. En nuestro país, como en casi todo el mundo, la energía se obtiene de la quema de combustibles fósiles, que es la principal responsable del cambio climático.
Los esfuerzos para promover las energías renovables y la eficiencia energética se extienden por todo el mundo. La generación de electricidad de fuentes renovables es una de las opciones para reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) más efectivas en el corto plazo. Las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) de nuestro país son insuficientes para cumplir con el Acuerdo de París, por lo cual necesita reducir sus emisiones cerca de un 40% para el año 2030. Esta situación requerirá integrar fuentes de energía limpia y renovable a la matriz energética. El mundo avanza decididamente hacia los sustentable. Sin embargo, Argentina, como en tantas otras cuestiones, pretende ir a contramano, sancionando una ley de Biocombustibles con rebajas de las mezclas obligatorias. Somos el único país del mundo que en lugar de debatir cómo aumentar los cortes se dirige hacia lo contrario.
Para que los proyectos bioenergéticos puedan competir con la energía de origen fósil deben monetizarse sus externalidades positivas y deben contar con políticas de precios acordes. Hoy las tarifas eléctricas son financiadas por subsidios que desincentivan un consumo racional de la energía. Los cambios en la matriz energética implican procesos de largo plazo que requieren voluntad política, planificación y previsibilidad. La producción de electricidad a partir de biogás obtenido de biomasa podría contribuir a fomentar las fuentes de energías renovables como una opción de sustitución de los combustibles fósiles, además de favorecer el desarrollo ecológico, económico y social de las regiones productoras.
Fuente: Maizar