Especialistas del INTA Concordia –Entre Ríos– trabajan en la producción de plantas cítricas a través del injerto de yemas. Esta técnica, explicada por Claudio Gómez, permite lograr la plasticidad del cultivo de acuerdo a la zona donde se implantará el futuro lote comercial de la fruta comestible seleccionada.
“Los portainjertos nos brindan adaptación a las condiciones de suelo y a las condiciones climáticas de la zona de cultivo, también son fundamentales para obtener una calidad de fruta uniforme en todo el lote comercial”, expresó Claudio Gómez, técnico del INTA Concordia. El portainjerto es Poncirus trifoliata, el cual es utilizado en zonas de producción para fruta seca.
El especialista explicó que la planta de cítricos injertadas consta de dos partes, la parte basal que incluye el sistema redicular y el pie patrono portainjerto en los primeros 10 centímetros del tronco. Luego, podemos encontrar la copa, la cual se obtiene a través de una yema, lo que nos dará la fruta comestible.
Para la obtención del portainjerto pie patrón, se realiza una siembra de la semilla portainjerto certificada sobre cama caliente a 27 grados. Alrededor de 20 días después se obtienen plantines y se realiza la cría de estos, los cuales insumen de seis a nueve meses hasta lograr el diámetro adecuado para injerto.
Una vez obtenido el diámetro deseado, se adquiere la yema de los cítricos de interés en centros de incrementos regionales o viveros inscriptos en SENASA e INASE. Esta yema es la encargada de dar origen a la copa de la fruta comestible deseada, por ejemplo, naranja, mandarina, limón y pomelo.
Con el portainjerto logrado, a los 10 centímetros de este desde la base se hace una incisión en forma de T invertida con un corte longitudinal alrededor un centímetro y un corte transversal de la mitad del diámetro del portainjerto. Luego, se procede a realizar el levantamiento de las dos solapas de corteza resultantes y se verifica su buen despegue para el éxito de la técnica del injerto.
De esta manera se realiza la extracción de la yema de la bareta, extrayendo medio centímetro por encima de este y alrededor de un centímetro por debajo de esta. El escudete de yema, con corteza verde de la yema y leño de la vareta, es retirado e insertado en el corte longitudinal realizado en el portainjerto.
La colocación de la yema se realiza entre la unión del corte longitudinal y el corte transversal, es decir, entre las dos solapas se inserta y empuja hacia arriba hasta que la yema se ubique en el medio del corte longitudinal realizado. Se corta el material remanente del escudete con una navaja de injertas sobre la zona del corte transversal.
Por último, se procede a la atadura firme con cinta de nylon para logar el íntimo contacto entre los tejidos implicados en el éxito de la técnica del injerto y para evitar el ingreso de humedad que haga que se seque el injerto. Logrado el injerto, se realiza el descote a dos o tres centímetros por encima de la zona injertada y luego se realiza la conducción del brote hasta la formación final de la planta cítrica certificada con una altura entre un metro y un metro y medio.