50 mm se necesitan para aliviar la situación de stress termohídrico de la región. Ingenieros y productores del área en todo momento hablan de las lluvias del fin de semana. Hay una enorme expectativa: “si se dan, mejoraría todo”, dicen. Pero, ¿va a llover? Sí, el problema es que no será lo que se espera. “Habrá fenómenos aislados y erráticos con grandes diferencias de registros en zonas muy acotadas”, dice Elorriaga. Aiello lo afirma: “los próximos diez días no aportarán una oferta de agua que satisfaga los requerimientos de la región núcleo. El primer día del 2022 aumentarán las condiciones de inestabilidad y pueden desarrollarse algunos fenómenos menores pero muy puntuales y poco generalizados en cobertura y volumen”. La NOAA proyecta hasta el 8 de enero para la región central 5 a 15 mm con los mayores concentrados sobre el norte de La Pampa, lluvias que se han concretado desde la tarde del día 29, y que indican que el pronóstico tendería a cumplirse.
Lamentablemente, de cumplirse este pronóstico, el mayor grado de sequía que en este momento afecta al 27% del área pasaría a dominar sobre el 62% de la región. Esta es la situación que está poniendo nervioso al sector: en el corto plazo no hay a la vista una salida favorable de esta situación de grave estrés termohídirico.
¿Por qué no llueve?
“La primera década del diciembre apenas totalizó la tercera parte de los registros en igual periodo de noviembre”, púntualiza Elorriaga. La región debería recibir 45 a 75 mm según la estadística de los últimos 30 años analizando el periodo del 27/12 al 10/1 y no los 5 a 15 mm que se proyectan. Aiello explica que un efecto muy adverso ha sido el posicionamiento actual del anticiclón semipermanente del Atlántico: “está mucho más cerca de lo habitual de las costas bonaerenses. El sistema de alta presión que se instaló sobre el centro del país debilitó el avance de las precipitaciones desde el oeste hacia el este de la región pampeana. Desde el primer día del mes, este bloqueo concentró las precipitaciones sobre el sudoeste de la región pampeana”.
Punto de giro para la campaña: ante las puertas de un gran golpe productivo en la región
En la última recorrida semanal los ingenieros de la región coinciden en que el panorama dio un vuelco y da miedo ver el estado actual de los lotes. Altísimas temperaturas, sin lluvias a la vista y reservas hídricas agotándose; el efecto de este combo letal saltó a la vista en los últimos días. Pero el cultivo que más preocupa ahora es el maíz. El 75% de los suelos de la región núcleo ya está en condiciones de escasez de agua y sequía y el cultivo atraviesa su período crítico. Los asesores están muy preocupados, sin el efecto de la napa de años anteriores el agua de los suelos se agota: los maíces se están manteniendo con las últimas precipitaciones importantes, las de noviembre, ya que en la mitad este de la región las lluvias mensuales de diciembre no llegan a los 50 mm.
Maíz de primera: siembras tardías, las de menos chances
El cultivo tiene diferentes estrategias para sortear el efecto de las temperaturas extremas y la falta de agua: acartuchamiento de hojas y removilización del nitrógeno de las hojas inferiores (amarillamiento y secado foliar), priorizando la formación del grano. Sin embargo, ya se evidencian síntomas como reabsorción de granos y fallas en el cuajado. Es por eso que ya hay pérdidas de rindes. Los asesores diferencian entre las siembras de septiembre y octubre. “Los cuadros de septiembre están aguantando. Se están manteniendo con lo que queda de las lluvias de noviembre. La seca los agarra con el periodo crítico avanzado. Sí van a resentir el peso de los granos”. Los más problemáticos son los de octubre: “comienzan el periodo crítico muy estresados y se afectaría el cuajado, es decir el número de granos” explican en Corral de Bustos. El este está peor: ya hay pérdidas de rindes maiceros de 20 a 25% y lotes perdidos por el calor extremo.
En el este, diciembre dejó menos agua y en Cañada Rosquín ya estiman pérdidas de un 20 a 25%
“Los sembrados entre fin de agosto y el 15 de septiembre, que están en mejores condiciones, pueden llegar a rendir de 80 a 90 qq/ha, alguno más, pero el año pasado rindieron 130 qq/ha. Los sembrados en octubre están muy complicados. Ya estiman rindes de 60 a 80 qq/ha. Allí, explican:
cuando se producen temperaturas tan altas, la removilización (del nitrógeno de hojas basales) no se produce y se empiezan a quemar las hojas debajo de la espiga. Por lo tanto, termina el ciclo del cultivo. Y agregan: en muchos lotes de establecimientos mixtos ya hay lotes que por esta causa se van a picar para tambo”.
Foto, Cañada de Gómez. El panorama es muy feo, espigas de un lote de buen ambiente: hace una semana estaba para más de 100 qq/ha. Ahora esperan 60.
En Bigand “los maíces han granado muy bien, hubo buen cuajado, por lo tanto, los más adelantados solo perderían peso de mil, pero los más atrasados, tendrían fallas en la formación de granos”. En Teodelina “los maíces están sufriendo. El stress es muy grande. Comienzan a perderse las hojas inferiores”, dicen los ingenieros.
“La napa va a extrañarse este año…”
En Pergamino recuerdan cuando medían napa la napa el año pasado en estas fechas y la observaban a 2,2 metros; “este año está a 3,6 m de profundidad”, dicen hoy. En Colón puede encontrarse entre los 3 a 5 metros y los técnicos son muy claros: “el panorama es muy delicado. Solo contamos con lo que queda de las últimas lluvias de noviembre; en diciembre no superamos los 30 mm. La gravedad radica en las altas temperaturas y la falta de agua que no tiene fecha de vencimiento. En los lotes maiceros de menor calidad, se observa senescencia desde la base al ápice de las plantas. Al momento podemos estimar reducciones de potencial del 20%. Pero de no llover en estos días serán mayores”, explican. Desde San Antonio de Areco advierten una situación similar: “ya se observan síntomas de secado de hojas basales en maíz. Si no llueve en estos días, los síntomas empezaran a generalizarse. Puede revertirse la situación, solo si esto (el calor y la falta de agua) para en dos días”. En Pergamino concluyen: los lugares que recibieron más agua tienen una semana más. Después no hay más”. En casi una semana se pasó a tener un 25% de lotes de maíz regulares a malos
Como resultado de todo esto, ya hay 330.000 hectáreas pasaron a estado regular y 50.000 hectáreas se encuentran en malas condiciones. Lo que llama la atención es que el cambio de condición se produjo de una manera drástica, ya que hace dos semanas todos los cuadros de maíz estaban entre buenas a muy buenas condiciones. El único sector de la región que presenta condiciones de humedad adecuadas para atravesar el periodo crítico, sin mayores inconvenientes es el suroeste, en la intersección de las provincias de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires.
¿Qué pasa con la soja?
El 15% de la soja de primera está regular: son los lotes sembrados más tarde o los cultivados en suelos de inferior calidad o los más enmalezados. La mayoría de los lotes de la región núcleo se encuentran en floración y unos pocos comienzan a formar chauchas. Por las altas temperaturas, el cultivo durante el día cierra sus estomas y detiene su crecimiento. En Cañada Rosquin las plantas miden de 30 a 40 cm. En la región se ven lotes con manchones por estrés termo-hídrico. Hay pérdidas de hojas inferiores y aborto de flores. Aumenta la preocupación por la escalada de las plagas asociadas a la sequía, como arañuelas y trips En Pergamino hay una alta presión de oruga bolillera, “no la podemos parar”, dicen. En unos días más el cultivo ingresará en su etapa más crítica, por lo que la demanda de agua será mayor. De continuar con la sequía no habrá vuelta atrás: el potencial de rinde se reducirá.
La soja de segunda está perdiendo plantas
La gran extracción de nutrientes y agua por el trigo sembrado anteriormente dejo con poca humedad a la oleaginosa de segunda. Si bien el consumo de agua es bajo, ya que el cultivo está en etapas vegetativas, hay lotes que se ven con manchones más deteriorados y pérdida de área foliar y muerte de plantas. Por la falta de agua y las altas temperaturas se ven nacimientos desparejos. En Teodelina, en el suelo se midieron 50°C, por lo que la soja nace y se quema. Hacia el sureste de Santa Fe, como en Bigand, y noreste bonaerense, como Pergamino, las lluvias de mediados de diciembre permitieron darle un empujón al cultivo, por lo que se la ve menos dañada. Al igual que la de primera, solo una lluvia por estos días detendrá el deterioro del cultivo