Desde hace varias décadas la política económica argentina no es eficaz para generar empleo, aumentar los ingresos y generar las divisas necesarias para el crecimiento económico. La ineficacia sobre dichos objetivos atentan contra la sostenibilidad del sistema previsional y la deuda pública. Parece muy difícil lograr objetivos cuando no hay una estrategia bien fundamentada y con consensos políticos que determinen un proyecto de país compartido. Obviamente esto conlleva a un círculo vicioso en la toma de decisiones sobre una gran cantidad de políticas aisladas y repetidas que terminan siendo estériles.
Sin embargo, mientras Argentina sigue haciendo una y otra vez lo mismo, el mundo se prepara para un cambio en el sistema productivo cuya dinámica se centra en las Tecnologías de la Información (TIC), las energías renovables y en la bioeconomía. Como afirma Roberto Bisang, su eficiencia aumenta en la medida que dichas tecnologías se interrelacionan.
Por lo tanto, la concentración en el desarrollo de estas fuerzas reproductivas no es un evento aislado. El mundo está cambiando hacia una mayor digitalización y producciones sustentables. El abandono paulatino de las energías convencionales (combustibles fósiles como el petróleo, el carbón o el gas) a favor de las energías renovables junto a la demanda creciente en productos y servicios intensivos en el uso de biotecnología genera el desplazamiento de la petroquímica por la química verde. Esta es la nueva forma de producción donde Argentina, a diferencia del pasado, puede ingresar de forma temprana.
En materia de tecnología de la información y comunicación el mundo se prepara para el avance del 5G y la realidad aumentada; un mayor uso de la inteligencia artificial; el avance de la tecnología blockchain sobre distintas actividades; el perfeccionamiento de la toma de decisiones debido al mejoramiento de los algoritmos de aprendizaje automático y el análisis predictivo.
Satellogic, empresa argentina que se especializa en satélites, durante 2021 se asoció a SpaceX de Elon Musk para lanzar sus satélites. Uno de sus fundadores y CTO, Gerardo Richarte, expresó una frase que remarca la prioridad que le tenemos que dar a la tecnología: "Debemos ser hackers o dominados: controlas la tecnología o ella te domina a vos".
En materia de energía el mundo se prepara para una electrificación total cuya generación será en base a energías renovables. Esto impactará de forma importante en el sistema de transporte y en la demanda de combustibles fósiles. Argentina estaba muy rezagada en dicha área, sin embargo, el programa RenovAr dio un impulso vital, que además de la generación, permitirá crear las capacidades empresariales en dicho sector.
El potencial de Argentina en este sector es importante, según Ramses Collarte, analista técnico en Energías Renovables del INTI, tan solo con nueve diques estratégicos de paneles fotovoltaicos flotantes se estaría duplicando la generación de electricidad con energías renovables en el país.
La producción primaria en Argentina pone a disposición una gran cantidad de biomasa, otorgándole una ventaja comparativa para la puesta en marcha de la bioeconomía. Esta consiste en la producción sustentable de bienes y servicios a través del uso o transformación de recursos biológicos. Y por lo tanto constituyen una alternativa sostenible a soluciones basadas en fósiles, productos químicos, plásticos y otros sectores contaminantes.
Un caso especial en este sentido y al mismo tiempo disruptivo con respecto a estos son los proyectos con base fungi (hongos). El economista belga Gunter Pauli, en su propuesta para Argentina denominada “Plan A: la transformación Económica de la Argentina”, publicada por la Presidencia de la Nación durante el Gobierno de Mauricio Macri, estimó que la producción de setas para el consumo humano en Argentina tenía un potencial de US$ 9.000 millones y 600.000 puestos de trabajo (la mitad de las personas desempleadas).
Por otra parte, los hongos son grandes descomponedores y aglutinadores que permiten reciclar una gran cantidad de biomasa y residuos, evitando el uso de pegamentos químicos. Estos dejan de ser productos generados en líneas de producción para ser “productos cultivables”, lo que implica un cambio importante en los procesos productivos. Nuestra visión de la microeconomía está cambiando.
Algunas de las empresas que ya están innovando en estos proyectos son Grown Bio y Ecovatie que se especializan la producción de packaging en base a micelio de hongos. También existen empresas como Mycoworks y Mycotech que se dedican a la producción de cuero sin animales. Por su parte, Atlastfood se encuentra innovando en el mundo de la carne produciendo un sustituto del tocino en base a micelio aéreo, lo que permitiría reemplazar criaderos de cerdos por hongos en granjas verticales. También encontramos fungicidas como el desarrollado por la empresa argentina Rizobacter en base al hongo trichoderma como solución para las enfermedades que afectan a los cultivos.
Estas innovaciones, implican un cambio de paradigma que va desde la educación de los más pequeños hasta la seguridad y la defensa nacional. El sector privado también debe realizar un esfuerzo. Según el economista Damian Gonzalez Farah, las empresas argentinas son las que menos gasto realizan en investigación y desarrolloen el mundo.
Si queremos un Estado eficiente que logre el máximo beneficio de estos nuevos vientos, entonces la política fiscal (incentivos) y la política monetaria (crédito) deben tener como prioridad el cambio en la matriz productiva, en una Argentina donde los recursos financieros son escasos y lo único que abunda es la pobreza.
Fuente: El Estadista