El camino hacia la innovación en la industria del agro implica no solo mejoras en la elección de las soluciones y productos para la siembra, el cuidado y la cosecha de cultivos, sino un espectro integral que abarca desde la gestión de los procesos productivos hasta la incorporación de prácticas sustentables al modelo de negocios. Aunque siempre quede camino por recorrer en materia de innovación y sustentabilidad, la visión de estos tres productores permite visualizar que hay casos del agro local que están yendo en esa dirección.
Cómo han logrado procesos productivos y técnicas de cultivo más innovadoras y eficientes, cómo incorporaron una visión sustentable a sus modelos de negocio y cómo están creciendo son algunas de las cuestiones que le transmitieron estos protagonistas a BASF.
“Somos una empresa que busca maximizar el rendimiento de sus cultivos de una forma sustentable y llevando adelante buenas prácticas. Un ejemplo es la sistematización de todos los establecimientos propios, otro es la implementación, año tras año, de cultivos de servicio o coberturas para mejorar la fertilidad del suelo, sabiendo que lo estamos haciendo bien gracias a un sistema de monitoreo y recopilación de datos a través de imágenes satelitales y mapas de cosecha”, asegura Julio Gonzalvez, Gerente de Producción de Cono Group.
Cono Group actualmente produce cultivos en dos grandes grupos: los cultivos extensivos, como soja, maíz, sorgo, girasol, trigo, y las especialidades, garbanzo, chía, poroto mung, negro, alubia, colorado y las arvejas. Para esto, cuentan que expandieron a diferentes zonas productivas y hoy están situados en Córdoba, Santiago del Estero, Salta y Buenos Aires. Gonzalvez recalca: “La aplicación de tecnología nos permite hacer un uso racional de los productos de protección de cultivo y de las semillas. También es cada vez más importante saber de dónde viene nuestro producto, por lo que desarrollamos una red de trazabilidad digital que nos permite conocer cada uno de los manejos agronómicos en el lote”.
Tecnocampo es una empresa que abarca desde la comercialización de agroinsumos, producción agrícola y ganadera, acopio de granos, procesamiento de semillas y legumbres, hasta su exportación. Andrés Laxague, referente de Tecnocampo, indica: “Como productores, nos estamos desarrollando bajo un esquema de agricultura certificada, incorporando distintas normas que apuntan a asegurar la calidad y la sustentabilidad del sistema a través de sistemas de control y seguimiento de cultivos que nos da mayor eficiencia interna y genera valor agregado para la comunidad, los clientes y proveedores”.
Por su parte, Berardo Agropecuaria SRL es líder en la provincia de Entre Ríos y se enfoca en brindar soluciones en el rubro de semillas, insumos para el cultivo, oferta de granos, asesoramiento y silobolsas. Germán Micheli, Gerente de Negocios de la compañía, nos cuenta que su modelo de negocio está atravesado por la sustentabilidad, siendo sus protagonistas las soluciones banda verde, los curasemillas biológicos, la siembra y fertilización variable y la trazabilidad de cultivos.
En cuanto a los beneficios que trae la innovación, Gonzalvez coincide en que el trabajo conjunto entre compañías como BASF, Cono Group y sus respectivos clientes genera una cadena de valor que incorpora un know-how y una cultura innovadora de gran aporte a toda la industria nacional. En esta fórmula, la tierra es el principal valor y activo. “Mantener el suelo sano es fundamental para el largo plazo y para las generaciones futuras”, agrega Gonzalvez. Por su lado, Micheli sostiene que los dos pilares para innovar sustentablemente son la reducción del nivel de recursos aplicados y el uso de la información para tomar decisiones. Esto lo hacen realidad a través de cultivos de cobertura, ambientación de los recursos al campo y una aplicación selectiva, mientras que la información para tomar decisiones se logra con la trazabilidad de los cultivos, el uso de plataformas colaborativas y la medición de la huella de carbono.
Certificar los procesos es otro de los pasos importantes que están dando los productores. Apuntan al cumplimiento legal, a las relaciones laborales responsables, a mejorar relaciones con la cadena de valor y a asegurar el rendimiento de cuentas con sus proveedores, contratistas y comunidad.
La innovación y la sustentabilidad son una demanda creciente y sumarlas a su modelo de negocios mejoró la eficiencia y fidelizó a sus clientes y proveedores. “Es así como Tecnocampo marca la diferencia. Certificar nuestro negocio nos amplió la visión de ´nuestro lote´. Comenzamos a verlo como un todo en su relación con los vecinos, la comunidad, sus necesidades y demandas”, señala Laxague
Consultados sobre cómo se imaginan el agro en los próximos años, ellos apuestan hacia un futuro innovador. “Estamos transitando los primeros estadios de los procesos de reducción en la emisión de carbono en nuestras operaciones sin renunciar al compromiso de proveer alimentos saludables y de alto valor nutricional”, declara Gonzalvez. “De cara al futuro queremos comenzar con la siguiente fase de nuestro desafío, que consiste en dejar un ecosistema mejor que aquel que se nos fue confiado. Con la meta a mediano plazo de ser agentes de captura de carbono, en los próximos meses iniciaremos un proceso de evaluación y viabilidad para reforestar unas 450 hectáreas de campo propio”, añade.
En el caso de Tecnocampo, se propusieron posicionarse de cara al futuro como productores de soluciones aplicables con un tipo de producción trazada, certificada, sustentable, operando como un canal entre sus clientes y proveedores. “En un mundo donde los consumidores tienen cada vez más conciencia ambiental y realidad de los procesos del campo, es necesario que los productores aseguren la sustentabilidad y achiquen la brecha con sus comunidades y públicos, rindiendo cuentas a la vez que continúan produciendo”, concluye Andrés Laxague.
Micheli asegura: “La innovación es el inicio de la diferenciación. Los datos y la agricultura digital nos ayudan a generar valor”. En este sentido, cree que la competencia en un agro que crece lleva al productor a pensar cómo mejorar sus procesos y a empresas lideres de sus verticales, como BASF, a aportar al desarrollo de nuevas tecnologías evolucionando a una oferta integrada. Con aplicaciones como Xarvio, la agricultura del futuro ya ha comenzado. El desafío es alcanzar al 100% de la producción, logrando potenciar la sustentabilidad y la productividad, uniendo todas las piezas del rompecabezas”, concluye.