Como era esperado, el Gobierno mantiene el “modo electoral” de la economía de cara a los comicios del 14 de noviembre. Las novedades de las últimas semanas pasaron por el incremento de los controles cambiarios, a los precios y a las importaciones, que fueron necesarios para sostener el estímulo de corto plazo frente a la debilidad general de la economía. Puntualmente, los factores que desencadenaron las medidas fueron el volumen de la venta de divisas, que el BCRA venía realizando durante septiembre, y la aceleración de la inflación en septiembre y octubre.
Más en detalle, durante septiembre el BCRA vendió USD957 millones en el mercado oficial y USD414 millones en el mercado paralelo. Teniendo en cuenta que la autoridad monetaria posee sólo USD6.583 millones de reservas en efectivo en el BCRA, y que, hasta fin de año, hay que pagarle USD2.284 millones al FMI, la dinámica era claramente insostenible y, de no mediar cambios, iba a impulsar una corrección del dólar oficial con la consiguiente aceleración inflacionaria y el impacto en la actividad que ello implica. Ante este panorama, el 10 de octubre la autoridad monetaria reforzó el control cambiario mediante varias disposiciones. Al mismo tiempo, se limitó el acceso de los importadores al mercado de cambios, medida que habría tenido un efecto sobre la disponibilidad de mercadería en distintos segmentos de la economía, aunque todavía no están disponibles las estadísticas oficiales al respecto.
Con todo, el BCRA logró revertir la pérdida de divisas en el mercado oficial
y finalizó octubre con compras netas por USD220 millones, aunque en el último
día hábil del mes debió desprenderse de USD290 millones y las cotizaciones
paralelas del dólar aumentaron fuertemente ante las mayores restricciones, lo
que enciende una luz amarilla para los próximos meses. Adicionalmente, existe
hoy una brecha cambiaria dentro de los propios dólares paralelos entre aquellos
donde interviene el BCRA (MEP, más barato) y los que son libres (Blue o algunas
versiones del contado con liquidación, más caros).
Pasando al plano inflacionario, el aumento de los precios alcanzó 3,5% en
septiembre, interrumpiendo la lenta baja que venía dándose desde marzo. Más aún,
de acuerdo a estimaciones de alta frecuencia, la primera semana de octubre tuvo
una importante aceleración inflacionaria que motivó la intervención de la
Secretaría de Comercio Interior a través de un nuevo congelamiento de precios.
De todas formas, la inflación de octubre se habría mantenido arriba del 3%
mensual, lo que puede comprometer la recuperación asimétrica del poder
adquisitivo que se dio en julio y agosto, donde los salarios formales le ganaron
a la inflación, pero los informales quedaron por debajo.
Sin embargo, los controles de precios no son un instrumento efectivo porque no atacan las causas de la inflación. En ese sentido, la emisión monetaria para financiar al Tesoro se viene ampliando los últimos meses. El déficit fiscal es más alto en la segunda mitad del año y, además, el rojo del Estado ya no se reduce tan rápidamente en relación al récord de 2020, especialmente si no se consideran los ingresos extraordinarios percibidos por el impuesto a las grandes fortunas. Concretamente, a octubre el BCRA financió al Tesoro por 2,8% del PBI, cifra que es mayor al 1,8% observado a esa altura del año en 2015 y 2016, los años de mayor financiamiento monetario de la historia reciente.
En suma, el Gobierno extrema las restricciones para llegar al 14 de noviembre en las mejores condiciones posibles en términos de evolución del dólar oficial y la inflación. Sin embargo, difícilmente esas medidas constituyan una solución de largo plazo en una economía dependiente de importaciones para producir y que continúa teniendo importantes desequilibrios monetarios y fiscales. Incluso, la dinámica reciente muestra que las restricciones tienden a endurecerse continuamente sin que eso logre estabilizar el mercado de cambios o los precios. Mas allá de las elecciones, se mantiene la incertidumbre respecto al rumbo que adoptará la política oficial y la negociación con el FMI, a quien se le deben realizar los primeros pagos importantes en marzo de 2022.
Fuente: CREA