El país cuenta desde hace 20 años con una ley de promoción forestal que, por falta de financiamiento y de inversiones industriales, no cumple sus objetivos. "La Cámara de Diputados puede revertir esta situación y aportar tanto a la urgente mitigación del cambio climático como al desarrollo regional sostenible", afirma Osvaldo Vassallo, presidente de la Asociación Forestal Argentina (AFoA) y miembro del Consejo Foresto Industrial Argentino (CONFIAR)
El presidente Alberto Fernandez participa de la reunión de la COP 26 en Glasgow, considerada crítica para avanzar en los compromisos globales para reducir los gases de efecto invernadero (GEI) que permitan no sobrepasar el aumento de 1,5ºC la temperatura global. El desafío es enorme y las herramientas de mitigación son acotadas. Entre las pocas disponibles, la plantación de árboles y la recuperación de bosques - así como evitar la deforestación y promover la descarbonización de la producción y el consumo - son las más avaladas. La mayor parte de la literatura, incluidos los informes del IPCC16, identifican a la forestación y la reforestación como tecnologías prominentes de emisiones negativas que deben desplegarse a gran escala[1].
Dentro del Acuerdo de Paris, Argentina se ha comprometido a lograr un patrimonio de plantaciones forestales de 2 millones de hectáreas para el 2030, con un aumento de 700.000 hectáreas sobre la superficie actual de 1,3 millones, lo que permitiría una absorción de 18,06 millones de toneladas de CO2eq en 2030. Esto implica aumentar la tasa de plantación a unas 100.000 hectáreas anuales, o un 300% de lo que se planta actualmente.
La Ley 25080 y la promoción forestal para plantaciones y enriquecimiento de bosques nativos puede cubrir una parte considerable de las metas propuestas al mismo tiempo de crear empleo y desarrollo local. Los plazos entre la plantación y la cosecha – de alrededor de 16 años- reducen los incentivos a la forestación comercial lo que ha justificado en todo el mundo el apoyo de las mismas hasta, al menos, que se desarrollen las inversiones industriales en agregado de valor que impulsan plantaciones forestales y cierran un círculo virtuoso.
Lamentablemente, la falta de financiamiento adecuado de la Ley 25080 produjo que, de la expectativa inicial por la promoción, que se inició con plantaciones de 100.000 ha en los dos primeros años de vigencia de la Ley, se reduzca a 40.000 hectáreas anuales, y actualmente, se estima que sigue bajando a unas 30.000 anuales o menos. Esto implica que, en algunas cuencas forestales, no se alcanza a renovar lo que se consume por la industria. Tenemos el menor nivel de plantaciones forestales de los últimos 20 años.
Recientemente se aprobó con media sanción en el Senado el proyecto de Ley S806/21 mediante el cual se crea el Programa de Sustentabilidad Ambiental y Seguros (PROSAS) para financiar la Ley 25080 de promoción de inversiones forestales y enriquecimiento de bosques nativos. Para ello, crea un aporte obligatorio de entre el 0,5% que deben realizar los asegurados sobre los seguros automotores. El proyecto vincula directamente a una importante fuente de emisión de GEI -automotores- con las fuentes de absorción de GEI -árboles-
Argentina tiene actualmente un patrimonio de 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales, alrededor de un 50% de ellas certificadas con sellos por gestión sostenible reconocidos internacionalmente. La foresto-industria de Argentina se provee en un 95% de madera proveniente de dichas plantaciones. El agregado de valor incluye la producción de celulosa y papel; madera y tableros para viviendas y muebles; energía eléctrica y térmica y diversos productos químicos. Todos productos con muy baja huella de carbono y necesarios para la descarbonización de la economía. Con 13.000 productores forestales y más de 6.000 empresas, la foresto-industria emplea en forma directa y formalmente, a unas 100.000 personas y exporta alrededor de 700 millones de dólares anuales. Según el Plan Estratégico 2030, puede duplicar estas cifras con las inversiones correctas en la próxima década[i].
La mitigación y adaptación al cambio climático se han convertido en la agenda global más urgente. La aprobación del proyecto de la Ley en la Cámara de Diputados es imprescindible para lograr el financiamiento correcto de la Ley 25080, lo que colaborará a aumentar la tasa de plantaciones forestales y al enriquecimiento de bosques nativos en forma sostenible desde lo ambiental, lo social y lo económico. Y al mismo tiempo, a mitigar la huella de carbono por el uso de los automotores. Simplemente, un círculo virtuoso.