En la Patagonia argentina, una vasta zona caracterizada por las estepas áridas, praderas y desiertos, más del 50 % de la población rural pertenece al grupo de la agricultura familiar. Para la región, es un sector que genera mano de obra agrícola y rural, y compone la base del tejido social y económico de las ciudades pequeñas y medianas.
Por esto, y por su rol estratégico para generar y validar tecnologías destinadas a ese sector productivo, el Consejo Directivo del INTA resolvió reabrir el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) región Patagonia. En 2019, a partir de una reestructuración del INTA impulsada por el Ministerio de Modernización, el estatus del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (IPAF) se redujo a un área de Investigación dependiente del Centro Regional Patagonia Norte.
La reapertura del IPAF Patagonia reafirma la importancia económico-productiva
y sociocultural que cumple ese sector productivo. Del acto participaron Susana
Mirassou –presidenta del INTA–, Omar Gutiérrez –gobernador de la provincia de
Neuquén–, Facundo López Raggi –ministro de Producción e Industria de Neuquén– y
Carlos Parera –director nacional del INTA–, entre otros referentes.
“Cuando asumimos el desafío de estar al frente del INTA nos comprometimos a trabajar desde nuestras fortalezas y capacidades para mejorar la presencia en el territorio, siendo conscientes de que nos tocaba una labor intensa de agendas compartidas”, destacó Mirassou y agregó: “Con este entusiasmo celebramos la reapertura del IPAF porque para el INTA es muy importante tener este instituto en una región y en una provincia en la que no había un organismo con este estatus y estas características”.
Por su parte, Parera consideró que la reapertura y reposicionamiento del IPAF Patagonia tiene un sentido conceptual para el INTA que posiciona a la agricultura familiar como un eje importante para el desarrollo y el crecimiento del país. “Ese crecimiento, muchas veces, está condicionado por cuestiones económicas, sociales y tecnológicas y allí tenemos el rol de generar conocimiento adaptado a las condiciones y a los distintos ambientes en los que se desarrolla la agricultura familiar”, señaló Parera.
A su turno, Raggi reconoció el trabajo mancomunado que realizan junto con el IPAF en el territorio. “Nuestra provincia tiene un entramado de productores familiares con una densidad muy importante en todo el territorio, desde crianceros hasta pequeños productores de los valles irrigados que constituyen unas 5 mil familias rurales con las que trabajamos en líneas estratégicas con el INTA”, destacó López Raggi.
La agricultura familiar en la Patagonia representa el 57 % de los productores del sector agrícola distribuidos en tan solo un 12 % de la superficie cultivada. Las familias productoras tienen una participación predominante en distintas actividades que se realizan en la región como es la provisión de alimentos frescos de alto valor nutricional a la población (carnes, verduras y frutas).
De acuerdo con el anuario estadístico elaborado por el Senasa en 2019, la actividad hortícola y frutícola concentra la mayor cantidad de agricultores familiares, un 90 % y un 50 % respectivamente. Asimismo, el 82 % de los productores ganaderos corresponde al sector de la agricultura familiar con mayor incidencia en la actividad caprina, ovina, porcinos y bovinos.
En este sentido, Cecilia Gittins –directora del IPAF Patagonia– destacó la importancia de volver a contar con el Instituto en la región: “Por su aporte en la seguridad y soberanía alimentaria, y su función social, cultural, ambiental y económica, la agricultura familiar merece un tratamiento diferente en término de política pública”, indicó.
En línea con la reapertura del IPAF Patagonia, Diego Ramilo –director del CIPAF– señaló: “Reforzamos la institucionalidad y profundizamos nuestro trabajo en la región. Este hecho se vincula de modo directo con el abordaje de la comisión de jerarquización de INTA que durante 10 meses analizó el trabajo institucional con el sector de la agricultura familiar y decidió medidas de corto, mediano y largo plazo para mejorar el desempeño en extensión, investigación e innovación el sector”. Y agregó: “Para nosotros, este es un hecho histórico, tan importante como lo fue en 2006 la creación de nuestro Centro e institutos de investigación y desarrollo tecnológico para la agricultura familiar”.
En el acto de reapertura también estuvieron presentes la diputada nacional,
Graciela Landriscini; la intendenta de Plottier, Gloria Ruiz; la intendenta de
Senillosa, Patricia Fernández: el director del Centro Regional Patagonia Norte,
Carlos Magdalena; el director del Centro Regional Patagonia Sur, Nicolas Ciano;
el vocal del Consejo Directivo por MAGyP, Manuel Pedreira; el director regional
del Senasa, Ricardo Sánchez; Secretaría de Agricultura Familiar, Campesina e
Indígena, Pedro Naon, autoridades del INTI y de las Universidades Nacionales del
Comahue y de Río Negro y referentes de distintas organizaciones de la
agricultura familiar de la región.
El IPAF en la Patagonia
Con líneas estratégicas definidas por los agricultores de la región y sus organizaciones, el IPAF Patagonia prioriza de manera conjunta y bajo el enfoque de investigación-acción participativa con las familias productoras en la región.
Por un lado, la investigación y el desarrollo de tecnologías apunta a la
gestión del agua y las tecnologías de acceso, acopio y distribución de este
recurso tanto para el consumo como para la producción en las áreas de secano.
En virtud de los escenarios a futuro vinculados al cambio climático, el IPAF apunta a promover la adopción y generación de maquinarias y herramientas que funcionan mediante energías renovables y que resuelven cuestiones productivas y mejoran la calidad de vida de las familias en el ámbito rural.
Por otra parte, el Instituto trabaja en la conservación de recursos genéticos
de interés para la agricultura familiar mediante estrategias de conservación en
campos de los productores. En esa línea se destaca la reintroducción de cabras
criollas en la línea sur de Río Negro posterior a la erupción del complejo
volcánico Puyehue-Cordón Caulle, como así también la conservación de variedades
locales de semillas que tienen mayor adaptabilidad a los cambios ambientales.
Frente a la demanda creciente de alimentos y consumidores más exigentes con el cuidado del ambiente, el IPAF impulsa prácticas de producción agroecológicas que conservan los recursos naturales y reducen el uso de insumos contaminantes. “En nuestra unidad se trabaja sobre dos pilares la gestión de la biodiversidad y la calidad del suelo. Es por ello que uno de los desafíos es escalar las tecnologías de manejo sustentable en los sistemas de producción de la región”, explicó Gittins.
Asimismo, el instituto promueve la reducción de los residuos que se generan en los sistemas productivos y en las agroindustrias locales y su reutilización como fuentes de energía alternativas. En esa línea, se desarrollan iniciativas para aprovechar la biomasa y generar nuevos bioproductos de alto valor agregado como productos alimenticios, bioenergías y otros biomateriales.