La asunción de un nuevo ministro en la cartera de Agricultura, Ganadería y
Pesca, con antecedentes en el área y de procedencia de una zona productiva
bonaerense, que a su vez impuso una nueva dinámica de gestión, genera nuevas
esperanzas en el sector industrial para tratar y empezar a resolver la agenda
pendiente.
Con la publicación del Decreto 700 se faculta al Ministerio a resolver los casos
excepcionales provocados por la intervención y limitación a las exportaciones de
carnes, reclamo que desde FIFRA habíamos planteado oportunamente a diferentes
ministros ante el dictado de la medida en el mes de mayo.
Desde que asumió el Ministro Julián Domínguez participamos de dos reuniones con
él en el marco de la Mesa de las Carnes y del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA)
donde pudimos conversar y dialogar sobre los problemas del sector y exponer
abiertamente las visiones del negocio, habiendo coincidencia con la necesidad de
integrar consumo con exportación para beneficio del país y crecimiento de la
cadena.
También, como integrantes de la Mesa de las Carnes, demostramos una vez más
que para analizar el consumo de carnes en el país y teniendo en cuenta los
cambios en los hábitos hoy se deben considerar a las tres principales, léase
vacuna, porcina y aviar. En la sumatoria las necesidades de Argentina están
debidamente cubiertas, ocupando el país uno de los primeros lugares como mayor
consumidor del mundo de proteína animal (más de 110 kilos por habitante al año)
Es decir, no tenemos problemas con la producción actual para abastecer el mercado doméstico y la exportación en los volúmenes actuales pero, para crecer, se necesita producir más y, para eso, se requieren inversiones que redundarán en mayor necesidad de empleo para lo cual, a su vez, se requiere de la seguridad jurídica e Institucional que brinde previsibilidad. Todo eso depende de los Gobiernos.
Desde el sector privado insistimos y brindamos permanente colaboración para
construir ese escenario, lamentablemente las diferentes gestiones fueron las
responsables de cambios abruptos en las reglas de juego de un sector que tiene
todos los atributos para crecer.
La producción de carnes, en todas sus especies, requiere y demanda de mano de
obra en el interior del país que evita la migración y el crecimiento de los
asentamientos urbanos, genera transformación y agregado de valor. Nuestras
carnes tienen reconocimiento de calidad y sanidad internacional, además, su
producción es absolutamente sustentable con el medio ambiente, cualidad que será
muy valorada en el futuro inmediato por los mercados.
Tenemos que cambiar de paradigma, no cuidamos la mesa de los argentinos si no
alentamos el crecimiento de la mayor producción. Para que haya mayor oferta y
mejores precios debemos producir más. En ese contexto se inspira el proyecto
presentado por el CAA que contempla beneficios impositivos basados en la mayor
producción y con modificación en los criterios de valuación de hacienda que
ningún gobierno anterior fue capaz de instrumentar.
Otras modificaciones de tipo tributario que vienen siendo propuestas por
FIFRA como el régimen simplificado para las carnicerías y una alícuota de
ingresos brutos unificada para el sector mejorarían los precios a los
consumidores y serían mucho más útiles que cualquier congelamiento de precios,
mejorando la competitividad, la transparencia del sector y el entorno de
negocios.
Estamos convencidos de lo que decimos y lo podemos demostrar con infinidad de
trabajos elaborados por distintas Instituciones, y estamos también predispuestos
a trabajar en conjunto con el sector público nacional, provincial y municipal,
solo necesitamos que haya también voluntad desde ese sector por impulsar el
crecimiento, ser disruptivos e implementar las reformas estructurales
pendientes.
Por Dr. Daniel Urcía, presidente de Fifra