Reunidas en el grupo Mujeres de la viña, 21 productoras vitivinícolas de Mendoza se asociaron y recibieron asesoramiento del INTA y de la Corporación Vitivinícola Argentina para producir un vino bajo su propia marca: “Apasionadas”. Se trata de un Malbec que saldrá a la venta por segundo año consecutivo.
“Apasionadas” es un vino producido de forma artesanal que busca resaltar la calidad de la uva de la zona, y que tiene, como valor agregado, el trabajo y la historia de cada una de las mujeres que lo elaboran. A fin de año podrán conseguirse 3000 botellas de Apasionadas Malbec, pero también tuvieron una edición limitada de la variedad Merlot. Comercializan a nivel nacional y apuntan a aumentar la producción a partir de la construcción de su bodega propia.
“Es un producto que reúne el amor por lo que hacemos”, expresó Carina
Venturin –productora vitivinícola de La Consulta, Mendoza– que integra la
tercera generación de productores, tarea iniciada hace 80 años por su abuelo y
en cuya finca aún se conservan viñedos implantados por él.
La vitivinicultura en la Argentina tiene ventajas comparativas con respecto a otras regiones dadas principalmente por el alto potencial productivo y las cualidades de los ambientes donde se desarrolla. Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), la superficie implantada con vid a nivel nacional durante 2020 alcanzó las 214.798 hectáreas, de las cuales el 70,4 % corresponde a la provincia de Mendoza.
Ya sea para ventas de uvas frescas, en pasas, vinos, jugos concentrados o mosto es un sector clave en la generación de empleos por ser una actividad intensiva que requiere tareas culturales durante todo el año. Se estima que cada 100 hectáreas cultivadas y en producción, el sector genera alrededor de 72 puestos de trabajo.
En la estructura del sector vitivinícola, se encuentran desde pequeñas y medianas producciones hasta emprendimientos de grandes escalas y altos niveles tecnológicos. Uno de los desafíos impuestos en el Plan Estratégico Argentina Vitivinícola para el 2020 fue el de apoyar a productores que se encontraban en desventaja para integrarlos al negocio vitivinícola y del jugo concentrado de uva.
Así, surge la creación de los Centros de Desarrollo Vitícola (CDV), en donde articulan el INTA, la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) y los Gobiernos Provinciales de Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Salta, Río Negro y Neuquén. Actualmente se encuentran en 13 puntos del país.
“Los Centros de Desarrollo Vitícola son unidades que buscan identificar necesidades, definir estrategias colectivas e implementar acciones para el desarrollo de esta actividad a nivel local, fortaleciendo la participación y extensión de conocimientos a los pequeños productores”, explicó Federica Agüero –coordinadora del grupo “Mujeres de la viña” y asesora del proyecto Centro de Desarrollo Vitícola–.
“Adquirimos un crédito para comprar maquinarias necesarias para la
elaboración del vino y accedimos a un terreno que nos cedió la Municipalidad de
San Carlos de Mendoza, para construir la bodega propia”, comentó Agüero. Además,
Apasionadas está en camino de formar una cooperativa de trabajo y esperan
elaborar 10.000 kilogramos de uva para la próxima vendimia.
Cuando la unión hace la fuerza
“De los diagnósticos realizados durante 2018 por el Centro de Desarrollo Vitivinícola se detectó que había muchas mujeres en la zona del Valle de Uco que tenían sus fincas y se hacían cargo solas de toda la producción, que tenían de 1 a 20 hectáreas”, indicó Agüero.
Todas ellas tenían en común muchas necesidades y dificultades, que empezaron a tratarse en reuniones a fin de buscar alternativas en conjunto. De allí surgiría el grupo “Mujeres de la viña” integrado por 21 mujeres mendocinas, productoras y aficionadas por la vitivinicultura.
El grupo recibió capacitaciones y asesoramiento por medio de técnicos de Cambio Rural, conocimientos que se pusieron en práctica en la elaboración del vino, que un año más tarde comercializarían bajo la marca “Apasionadas”, un vino producido de forma artesanal, con cuidados especiales y estacionamiento en barricas durante nueve meses en donde se busca resaltar la calidad de la uva de la zona, y que tiene un valor agregado que es el trabajo y la historia de cada una de las mujeres que lo elaboran.