¿Cuáles son los desafíos y oportunidades del sector?
Por un lado, esta el tema de producir con sostenibilidad, ya lo venimos haciendo y siempre podemos mejorar, somos conscientes y cada día toda la industria trabaja en mejorar nuestras prácticas, nuestras tecnologías. La sostenibilidad va a ser uno de nuestros focos y además va a tener una mayor atención de la sociedad.
Un segundo elemento, que es una gran oportunidad, esta muy ligado al mundo digital. Con la pandemia el cambio digital y la aceptación de todo lo digital se aceleró. Para mi la agricultura digital será la agricultura del futuro. Podemos ayudar con tecnologías digitales a hacer ese trabajo tan complicado y tan importante del agricultor.
¿Cuál es la mayor dificultad para que se adopte la agricultura digital?
El reto que afrontamos es la aceptación y adopción de todos los agricultores, independientemente de su tamaño y localización. Hoy en día vemos que tenemos problemas de conectividad en muchas partes de América Latina. Tenemos también que avanzar en cómo esos agricultores trabajan con esas tecnologías, cómo ellos las entienden, la comprenden para que realmente la herramientas digitales puedan ayudarlos a tener una producción aún más rentable y sostenible.
Además de la conectividad y la aceptación por parte de los agricultores ¿usted cree que es necesario modernizar legislaciones que permitan la entrada de nuevas tecnologías, como la agricultura digital?
La innovación es la piedra angular de nuestra industria. Agricultura sin innovación no existe y el uso de las tecnologías en la producción de alimentos es fundamental. Sin embargo, se requieren marcos regulatorios que permitan el acceso y la adopción de las innovaciones. Las leyes que rigen nuestra industria tienen que responder a las demandas y necesidades del mercado actual y también al futuro y sobre todo deben tener en cuenta la base científica en la que se basa nuestra tecnología. Estamos viendo que los gobiernos a veces tardan mucho en crear nuevas leyes, o incluso, ya cuando hay legislación en pie funcionando, tardan mucho en la aplicación. La capacidad de aplicar la legislación es muy importante para asegurar que la tecnología y la innovación llegue a tiempo a nuestros mercados. Esto es muy importante porque eso afecta la competitividad de nuestro agricultor, que es un agricultor en gran parte exportador.
¿Qué temas están pendientes por regular?
La regulación de los biológicos, o la regulación de uso de tecnologías que ya se usan en otras industrias y que ahora se usan en agricultura, por ejemplo, el uso de los drones. En otras áreas, quizá por desconocimiento o por precaución, hay una sobre-regulación. Todos estos elementos algunas veces hacen que las tecnologías no lleguen de manera célere a nuestros agricultores y hacen que sean menos competitivos.
¿Como industria de investigación y desarrollo se sienten cómodos con la protección de la propiedad intelectual?
Las empresas de investigación y desarrollo invierten capital muy fuerte, año tras año, en desarrollar nuevas tecnologías y para poder seguir con esta rueda de creación de innovación en la agricultura necesitan leyes que las protejan. Algunas veces esa innovación no está protegida, o está protegida en el papel pero en la práctica no. El respeto por las leyes es un desafío que tenemos a nivel mundial.
La sostenibilidad hoy en día es uno de los temas centrales de la agenda global. ¿Cómo la define?
La sostenibilidad es poder continuar con la actividad agrícola de manera indefinida, y eso implica que sea económicamente rentable porque si no puedo vivir de ello algún día lo dejaré, que permita realmente traer y distribuir riqueza en la sociedad y también que tenga respeto y cuidado con el medio ambiente, fauna, flora, agua, porque si finalmente nos quedamos sin tierra, tampoco habrá agricultura. Tenemos que encontrar el balance de estos tres grandes pilares, solo a través de ese balance conseguiremos producir alimentos de manera continua y sostenible.
Otro de los temas globales que impactan a América Latina es el Pacto Verde o Green Deal y la política europea Del Campo a la Mesa o Farm to Fork, que apuntan hacia una mayor sostenibilidad, ¿cuál es su visión?
El Green Deal, que va más allá del agro, es una visión político-económica, industrial para Europa, donde la sustentabilidad tiene un peso muy relevante. Yo creo que podemos unirnos persiguiendo un objetivo común como industria, y ese objetivo tiene que ser avanzar hacia una producción agrícola más sostenible. Después podemos discutir el cómo. El cómo es parte del diálogo. El Farm To Fork, que es más especifico para el mundo agro, está en línea con los esfuerzos que nosotros tenemos como industria de transformar este sector en el mundo para que sea más sostenible.
¿Cómo hacer esa transición hacia una agricultura más sostenible?
Me gustaría que tuviésemos lugar en la mesa de diálogo para poder exponer nuestro punto de vista. Nosotros somos una región meramente exportadora, que exporta mucho a Europa, y creo que nosotros también tenemos que tener un lugar en el cómo vamos a hacer esa transición. Tenemos ya misiones diplomáticas de América Latina que están trabajando en esa dirección, en crear, en abrir esos caminos de diálogo con nuestros pares europeos, para también mostrarles lo que ya estamos haciendo en América Latina. Hay que explicar lo que hacemos, ya tenemos legislaciones para hacer una agricultura que sea sostenible. Tenemos la región que tiene mayor uso de siembra directa no till en el mundo, que es una táctica sostenible muy bien desarrollada y reconocida.
Diferenciar las necesidades de la agricultura tropical frente a la agricultura de estaciones de Europa es uno de los temas que la política europea debe considerar. ¿Por qué?
La presión de enfermedades, malezas y plagas, es mucho más fuerte en nuestras zonas tropicales, por eso nosotros en las empresas que están representadas por CropLife Latin America, también desarrollamos soluciones que son diferenciadas a las necesidades de la agricultura en cada uno de los países. Entonces no es de extrañar que tengamos productos diferentes en países diferentes. Incluso en Europa, los productos cambian. Por que lo que necesitas en el norte de Alemania es diferente de lo que necesitas en el sur de España o en Italia, por ejemplo. Es diferente para el mismo cultivo porque el ambiente es diferente. Es decir, una agricultura con necesidades diferenciadas, requiere tecnologías adaptadas a las necesidades locales.
Otro tema que ustedes han venido trabajando es resaltar el impacto del comercio ilegal de insumos agrícolas, ¿cual es la situación en América Latina?
El tema de comercio ilegal de productos agrícolas o insumos agrícolas es un problema mundial. Las Naciones Unidas estiman - porque no hay datos concretos –de que más o menos el mercado ilegal gira a un 20 o 30% del mercado regulado de insumos agrícolas. Estamos frente a un problema, frente a una realidad que hemos de trabajar. Aquí la fiscalización juega un papel directo e importante. Las personas, los criminales, déjenme que use la palabra, que hacen eso, lo hacen a conciencia. Saben muy bien que lo que están haciendo es una práctica ilegal, y por ello se tendría que tratar como un delito. Y no estoy únicamente preocupado por la parte económica, estoy preocupado también por la salud y el medio ambiente. Creo que las autoridades tendrían que tomar una posición mucho mas firme.
¿Cómo visualiza a la agricultura en el escenario de la pos pandemia?
Vivimos en un momento donde las oportunidades para el agro nunca fueron tan grandes. Se demostró durante la pandemia que la industria del agro y la agricultura, que no paró, es una de las pocas cosas que realmente son necesarias en esta vida. Uno puede decidir si compra un carro o no, si renueva la casa o no, pero la comida es una necesidad básica. En general, yo creo que América Latina, si pensamos en el mundo agroalimentario, tiene un potencial impresionante. Yo realmente pienso que tenemos un buen futuro por delante.
Fuente: Croplifela