El mismo estuvo moderado por Adriana Amado, periodista argentina, quien ofreció su visión sobre el tema junto a los comunicadores Ricardo Arioli Silva de Brasil y David González Mencia de Paraguay.
“Vivimos tiempos de desconfianza generalizada, en donde la confianza se deposita en ciertas personas y esto impacta también en las organizaciones”, sostuvo Amado al abrir el bloque, apoyándose en un estudio realizado por la consultora internacional Edelman en 28 países donde, contrariamente a lo que se podría suponer, los empresarios se ubican entre los actores más confiables. “Nos queda la sensación de que estamos frente a un sector desprestigiado posiblemente porque la discusión la han tomado los gobiernos, la política y los medios que de acuerdo con este trabajo, son considerados como menos competentes”, señaló.
Amado consideró que el agro tiene una gran oportunidad de recuperar confianza, especialmente desde las organizaciones civiles que también son percibidas como confiables. Y una de las claves para hacerlo sería “empezar a reconstruir vínculos de confianza personalizados en donde se deje de hablar desde los grandes actores sociales y empecemos a ponerles nombre y apellido, historias de vida, para generar un puente de confianza con la sociedad en donde este sector tan vasto se inserta”.
De acuerdo con la periodista, la confianza ha caído en todas las fuentes de información. “Ya no estamos hablando de medios como únicos canales de comunicación”, indicó. Y “quizás ya no hay un ´público general´, sino muchos públicos con los que hay que sostener pequeñas conversaciones”, expresó.
Luego, Ricardo Arioli Silva, ingeniero agrónomo y productor rural de Mato Grosso, integrante de distintas instituciones de la cadena productiva, relató la situación de la comunicación en su país. Arioli Silva realiza un programa de radio desde 1995 el cual hoy se transmite en 29 emisoras de ese Estado y también en Bahía. “La sensación que los productores tenemos es que la población urbana no conoce el agro y nosotros no nos comunicamos adecuadamente con ellos”, reconoció, e hizo un repaso de las noticias que exhiben negativamente al sector en los medios locales e internacionales. El ingeniero pidió a los agricultores poner especial atención en “el lenguaje que se utiliza, el mensaje que se quiere llevar y la imagen”.
Según Arioli Silva, “a muchos gobiernos les interesa que tengamos una imagen de riqueza, de ostentación, porque el agro es fuente de recaudación de impuestos”. Asimismo, mencionó a algunos de los cuestionamientos hacia agro y sus discursos, como los pesticidas, el medio ambiente y las campañas internacionales que tiene intenciones de perjudicar a los productores de América del Sur por ser más competitivos que los europeos. “Pienso que tendríamos que saber qué, cómo y cuándo comunicar y tener una iniciativa en común”, opinó.
El ingeniero instó a aprender a manejar las distintas redes sociales y usarlas como canales efectivos de comunicación con la población urbana, siendo cuidadosos con las opiniones vertidas para que no sean usadas en contra del sector, así como con la reproducción de fake news.
Además, consideró que “las mujeres son fundamentales para comunicar mejor el agro a las poblaciones urbanas porque tienen un lenguaje más ameno, más amoroso que los hombres”.
“Tenemos que enfocarnos en la comunicación local, en donde se producen las cosas, donde las personas nos conocen con la ciencia como fortaleza”, remarcó Arioli Silva.
A su turno, David González Mencia, periodista especializado de Paraguay trazó un panorama de la situación en su país donde afirmó que “las organizaciones no gubernamentales (ONG) durante 25 años crearon una imagen negativa del productor que al instalarse es muy difícil de revertir” y repasó el recorrido que se hizo para intentar lograrlo. Pero advirtió a toda la cadena de valor “que sin organización y sin recursos es imposible llevar adelante una campaña de comunicación” y allí, las ONG tienen ventaja.
Para intentar dar vuelta la situación, entre otras cosas generaron espacios de comunicación que no existían como programas y canales dedicados a la producción rural con participación de los productores, diseñaron estrategias en redes sociales, crearon departamentos de comunicación en empresas del agro, capacitaron a los agricultores para que tengan mayor presencia y puedan argumentar en su defensa, trabajaron en darle un rostro más humano al productor y en la vinculación la actividad agropecuaria con las personas de las ciudades. Estas acciones, según afirmó el periodista, han logrado reducir la visión negativa y las publicaciones en contra del sector.
“Hemos regalado muchísimo tiempo para que las organizaciones antiagro se fortalezcan”, lamentó. Y señaló que los recursos que destinan los productores para campañas de comunicación son reducidos respecto de lo que invierten las ONG. “El desafío es seguir hablando de los puntos positivos que tenemos en el agro, no solo de Paraguay sino a nivel Mercosur”, manifestó.
En el cierre del Panel, se realizó una reflexión sobre el rol del agro en la pandemia y cómo poder capitalizar esta función clave del campo como proveedor de alimentos para poder transmitírselo a la ciudad y fortalecer la relación entre el productor y el consumidor.
También se hizo referencia al impacto de la pandemia en la comunicación. En
este sentido, Adriana Amado manifestó que esta situación ha cambiado mucho la
percepción, el vínculo con las cosas y nuestra conexión con el mundo, que de
alguna manera se ha facilitado en este contexto. “Hemos aprendido a comunicarnos
por los canales digitales y a expandir nuestros horizontes y eso también va a
cambiar el diagnóstico. Creo que hay que ´resetear´ lo pensábamos de muchas
cosas y empezar a trabajar para adelante”.
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