"Esa meta de inflación supone una variación mensual promedio de precios del 2,4%. Es decir, se adoptó el supuesto de que la inflación se mantendría ligeramente por debajo de la registrada en agosto último, que fue del 2,5%. Se trata de un objetivo bastante ambicioso si se tiene en cuenta que sólo bajo la cuarentena las variaciones mensuales de precios se mantuvieron por debajo del 3%", advierte Víctor Beker, director del CENE.
El economista sostiene, además, que el valor registrado en agosto es el menor desde el mismo mes del 2020 y que parece difícil que pueda mantenerse en el futuro, sobre todo en el marco del plan de "poner plata en el bolsillo de la gente".
"La monetización de los DEG aportados al gobierno argentino por el FMI y los incrementos salariales, de jubilaciones y pensiones, así como de otros rubros del gasto público, implicarán un fuerte aumento en la circulación monetaria y consiguientes presiones inflacionarias", observa.
"En este marco, la previsión de una inflación anual del 33% parece difícil de cumplir, máxime teniendo en cuenta que 2021 concluiría con una variación anual de precios en torno al 50%. Para que la previsión presupuestaria se cumpliera, se requeriría de un plan integral anti-inflacionario para 2022, que coordinara medidas monetarias, cambiarias y de política de ingresos, lo que, por ahora, no se avizora", completa.
Fuente: Universidad de Belgrano