Al menos desde la década de 1980 cuando se iniciaba la difusión en mayor escala de la siembra directa, se hizo evidente que la industria argentina había logrado un total dominio del mercado de las pulverizadoras.
Debido a ello era, y es aún en la actualidad, poco frecuente ver a campo unidades importadas.
Los modelos de la industria nacional ofrecían beneficios en aspectos tales como despeje, rodados, trochas y la posibilidad de circular en los cultivos en crecimiento. Por su agilidad de operación, maniobrabilidad y costo operativo resultaban realmente eficientes y competitivas.
De esa manera, con atributos resultantes de la investigación y desarrollo, los modelos de la industria nacional, daban respuesta a la demanda de un mercado exigente tanto en prestaciones como en calidad de producto y servicio técnico post venta.
En la actualidad esas características continúan plenamente vigentes y se han sumado otras, como resultado de una evolución tecnológica constante que ubican a las pulverizadoras de industria nacional en la “pole position” entre los mejores equipos del mundo.
El botalón, ancho y estabilidad
Buena parte de esa evolución se relaciona con su productividad, es decir capacidad de trabajo medida en hectáreas cubiertas por hora de trabajo, como resultado del notable crecimiento en los anchos de trabajo, con largos de botalón, que van desde 32 y 36 m y llegan a los 40 y 45 m.
Para llegar a esas dimensiones, los diseñadores han recurrido a estructuras tubulares y reticuladas, de acero y otros materiales como la fibra de carbono. Lograron estos avances a través de la investigación y desarrollo, a veces llevadas a cabo en combinación con centros especializados en el estudio de resistencia de materiales, y valiéndose de ensayos dinámicos a campo, con la utilización de sensores para la medición de esfuerzos y deformaciones.
Con el mayor ancho de labor, además de aumentar la capacidad de trabajo, se reducen las pasadas por lote, con lo cual bajan los costos operativos y se incrementan las posibilidades de llegar a tiempo en las distintas aplicaciones de cada campaña.
Estos cambios llevaron a nuevos desarrollos en la estructura basculante que vincula al botalón con el chasis de la máquina y en la suspensión de la misma. Ambas características definen la estabilidad del barral, es decir la permanencia en su posición horizontal, y de ello a su vez depende fuertemente la calidad de aplicación, es decir la uniformidad de distribución de las gotas en el objetivo.
En los desarrollos se ha logrado que el sistema basculante nivele el barral de manera automática y rápida en los sentidos vertical y horizontal ante movimientos de la máquina producto de su tránsito en suelos poceados y virajes rápidos en cabeceras. Asimismo, se logró la independencia de movimiento entre chasis y el barral.
La suspensión es otro logro importante comparativamente con máquinas de otros orígenes que son más bien rígidas. Está formada por cuatro pulmones neumáticos y con válvulas niveladoras independientes en cada una de las ruedas posteriores. Y en la parte delantera una válvula niveladora mantiene la estabilidad de la máquina. Ello con el objeto de que el chasis conserve su posición horizontal. Asimismo, esta suspensión soporta la gran carga que implica el tanque principal del equipo lleno.
Tanque principal
Los tanques de fibra de vidrio, migraron a plástico con rotomoldeo, alcanzando mayores niveles de seguridad, y la ausencia de rugosidades en su interior le facilita su completa limpieza. El diseño de sus paredes, sin ángulos ni aristas vivas, también facilita su limpieza interna.
Su rápido aprovisionamiento de agua, y la boca de hombre para lograr su limpieza interna, ayudan al más rápido y seguro desempeño en el trabajo.
Es realmente importante limpiar el interior del circuito de pulverización entre distintas aplicaciones, para quitar los residuos de productos de acción residual con el objeto de evitar daños en cultivos y problemas de contaminación del ambiente.
Los volúmenes de tanque llegando a los 3.500 y 4.000 litros, conforman equipos con mayores autonomías y recargas más espaciadas, que contribuyen al aumento de la capacidad de trabajo.
Transmisión mecánica y piloto automático
Otro avance es el predominio de la caja automática de velocidades que optimiza la transmisión mecánica.
El mercado argentino se inclina por esa transmisión debido a su menor costo respecto de la transmisión hidrostática.
La incursión en la caja automática ha hecho que las máquinas tengan mejores prestaciones a campo como la continuidad en su tracción, lo cual confiere agilidad de operación y facilidad de manejo.
Esta transmisión mantiene acotado el consumo de gasoil y evita los altos costos operativos que implica la transmisión hidrostática, que además impone mayores exigencias y cuidados respecto de una transmisión mecánica.
La transmisión automática se combina de manera eficaz con el piloto automático, que demanda la mayoría de los usuarios, debido al logro de una conducción más precisa, aumentando aún más la agilidad de maniobra que caracteriza a estos equipos.
Asimismo, la transmisión mecánica combinada con la suspensión neumática de los trenes rodantes permite alcanzar velocidades finales de traslado de 60 km/h, interesantes para la empresa del contratista.
Motor, chasis y rodados
En términos mecánicos, los motores están evolucionando hacia desarrollos de mayor tecnología, y se van adoptando las unidades con gestión electrónica, que cumplen con la normativa medioambiental internacional, la cual aún no se ha impuesto en la Argentina. No obstante, los desarrolladores hacen votos para que se acelere el cambio, aunque la incorporación de estas plantas motrices que controlan la emisión de gases efecto invernadero es una realidad.
Se utilizan potencias generosas para lograr capacidad de tránsito ágil aún en condiciones adversas, terrenos pesados y pendientes con altas cargas.
Los neumáticos radiales, angostos y de gran diámetro, combinados con las dimensiones de trocha adecuadas (por ejemplo, de 2,62 a 2,80 m), confieren al equipo gran despeje, y tránsito seguro sin pisar ni romper plantas en los cultivos en estado avanzado de crecimiento. Asimismo, estas características propician un suave andar en el suelo agrícola y gran estabilidad en sus movimientos con botalones de 40 m y 45 m de ancho.
Sistema de pulverización
Los componentes del sistema de pulverización, son desarrollos de la industria nacional o provenientes de Europa o de Estados Unidos, siempre con la tecnología más avanzada.
El 90 % de las máquinas salen en la actualidad, con piloto automático de accionamiento hidráulico, con giro en cabeceras de serie en varios modelos, más el mapeo, y corte automático por secciones, todo un paquete tecnológico que hace 5 o 6 años era muy puntual y opcional.
También se mejoraron las aplicaciones de fitosanitarios con el control hidráulico y electrónico con las válvulas PWM (modulación por ancho de pulso) que gestionan el proceso de la pulverización con mayor precisión y que permite tener menos fallos a campo.
En lo que hace al ahorro de producto y el más eficiente uso de la máquina, se difunden los sistemas de pulverización selectiva que se manejan a través del índice verde y válvulas de mando tipo PWM.
Startups locales, que trabajan en conjunto con las fábricas de pulverizadoras, están desarrollando sistemas para el reconocimiento de las plantas a través de imágenes lo cual hace posible pulverizar en cultivos en crecimiento.
La incorporación de la electrónica, la agricultura de precisión y la telemetría se observan en el 100% del parque y están creciendo los sistemas de control y observación del trabajo a campo en tiempo real.
Cabina, puesto de mando y seguridad
Los diseños de las nuevas cabinas contemplan el confort, la seguridad y ergonomía, con presurización y filtros de aire de categoría internacional iguales a los europeos, que evitan la eventual entrada de gases nocivos. Asimismo, tienen un alto nivel de insonorización con el objeto de evitar tan solo molestias en el oído del operador.
Los comandos electrónicos evitan que los líquidos de las aplicaciones pasen por los mandos que están en contacto con el operador.
Otros avances de la industria en el plano de la seguridad, han sido en su momento la inclusión del mezclador-cargador de productos con el pico para el triple lavado de envases, el tanque para agua limpia destinada al aseo del operador y la entrega de elementos de protección para el mismo.
Mini estaciones meteorológicas
Otro salto tecnológico fue cuando ante otra mirada con más profesionalismo se incorpora al proceso el uso de estaciones meteorológicas, que le brinda al operador y a quien le interese, en tiempo real, los datos del clima para decidir, por ejemplo, un cambio de pastillas, la reorientación del movimiento del equipo, si seguir aplicando o si suspender la aplicación.
Esta tecnología otorga transparencia al trabajo, con los datos de las aplicaciones guardados y asegurados, con la imposibilidad de que puedan ser alterados.
A la par aparecen las acciones de entrenamiento para el operador por parte de los fabricantes, y la exigencia de implementar carnet habilitante para el operador desde los organismos provinciales. Todo ello lleva a lograr mejores aplicaciones considerando el trabajo y el medio ambiente.
Otras aplicaciones
También ha crecido el rango de utilización de estos equipos autopropulsados, es decir, se pueden combinar de manera de que sean útiles en distintas etapas de los estadios de los cultivos. Ello es debido a que las máquinas han ido creciendo en despeje, con lo cual pueden entrar al cultivo en estadios más avanzados de desarrollo de las plantas.
Asimismo, se incorporaron a las pulverizadoras algunos sistemas mixtos, como pulverización y siembra, entonces uno puede sembrar y pulverizar en la misma máquina. Es decir, la plataforma automotriz es la de la pulverizadora.
Productividad
Es notable la alta calidad de aplicación de fitosanitarios lograda por las pulverizadoras desarrolladas por la industria nacional.
Por otra parte, se distinguen por su bajo costo operativo en $/ha, ajustado a las demandas del mercado local y por lo tanto del contratista con la significativa cantidad de hectáreas por campaña que puede hacer una pulverizadora debido a factores como ancho y velocidad de trabajo, reducción de los tiempos de trabajos indirectos como el aprovisionamiento de agua y de fitosanitarios, la agilidad de maniobra en cabeceras y traslados, calibración y mantenimiento.
Las pulverizadoras son un recurso central en los procesos de la agricultura de conservacionista con siembra directa y laboreos reducidos, que procura la preservación y recuperación del suelo agrícola, el uso inteligente de los recursos, el control de emisión de los gases de efecto invernadero y la reducción de la huella de carbono en las tareas productivas del campo.
La velocidad de respuesta
Todo ello es producto de la actitud de los fabricantes de pulverizadoras, que están atentos a las nuevas demandas del mercado, identifican cada necesidad de los usuarios y buscan la manera más rápida de responder incorporando la solución correspondiente en las máquinas. La velocidad de respuesta de la industria argentina es un diferencial de alto valor estratégico, algo así como un vibrante “argentinos a las cosas” no muy frecuente, digno de tener como ejemplo.
Fuente: CAFMA