Al estar acercándonos ya al comienzo de la ventana de siembra para la cosecha gruesa, se van definiendo las intenciones de los productores y se puede realizar una primera aproximación respecto de lo que podría ocurrir con la producción de la 2021/22 de los principales cereales y oleaginosas en Argentina, y cuál sería el aporte de divisas que pueden generar en materia de exportaciones.
Para el nuevo ciclo, la soja perdería casi 500.000 ha y se sembrarían 16,2 Mha, la menor superficie en 15 años. De esta manera, tomando un rinde tendencial de las últimas campañas, se proyecta una producción de 49 Mt de poroto en la nueva campaña. Esta caída en el área de la soja contrasta con el resto de los principales cultivos de la gruesa: el maíz crecería 8,5% con un total de 7,9 Mha sembradas y 6,9 Mha cosechadas, lo cual permitiría alcanzar una producción récord de 56 Mt; el sorgo vería incrementada su superficie hasta 1,1 Mha (12% más que en el ciclo previo) y una producción proyectada de 3,3 Mt; y el girasol aumentaría un 20% hasta alcanzar 1,7 Mh sembradas, lo que vislumbra una producción de 3,4 Mt.
Por el lado de la cosecha fina, las cartas ya están jugadas y ahora todo depende de la variable incontrolable por excelencia para el productor agropecuario, el clima de los próximos meses. Las lluvias de los primeros días de septiembre han sido recibidas con brazos abiertos por los cultivos, por lo que el panorama productivo se mantiene prometedor. El trigo apunta a obtener una producción récord de 20,5 Mt, mientras que la cebada alcanzaría 4,5 Mt.
En base a estas estimaciones de producción, se proyectan exportaciones totales por los principales rubros de las cadenas agroalimentarias por 99,2 millones de toneladas, lo que podría convertirse en el segundo mayor registro de la historia, distribuidas de acuerdo con el cuadro que sigue a continuación. Sólo la campaña 2018/19 superó en cantidad las ventas al exterior previstas para el nuevo ciclo, con 100,9 Mt. Esperemos que el clima no juegue en contra de esta posibilidad.
Así, en base a las proyecciones de producción y exportación de los principales cultivos, a los precios actuales el complejo agroindustrial argentino lograría un ingreso de divisas de US$ 36.700 millones, sumando los principales granos y derivados. De efectivizarse este guarismo, se superaría en más de US$ 1.600 millones la marca del ciclo actual, y se estaría en un máximo histórico en materia de valor de las exportaciones de los principales complejos del sector.
Si bien los precios promedio de exportación de la gran mayoría de los granos y subproductos serían levemente inferiores en el próximo ciclo comercial respecto de los recibidos en la campaña actual, la mayor producción proyectada permitiría más que compensar la caída en los precios.
En el caso del complejo trigo, el valor de las exportaciones proyectadas del cereal para la 2021/22 alcanzaría US$ 3.783 millones, más de US$ 1.200 millones que en la campaña anterior. Esto se debería a dos factores en conjunto. Por un lado, los precios FOB diferidos del cereal para nueva campaña se mantienen en valores elevados. Por el otro, ante un panorama productivo alentador como el actual, las exportaciones del cereal en la campaña se proyectan en 13 Mt, un incremento que podría llegar a ser del 27,5% respecto del ciclo anterior y un récord histórico. Las exportaciones de harina de trigo, en tanto, alcanzarían US$ 143 millones, levemente por debajo del guarismo de la campaña actual.
En lo que respecta al complejo maíz, lo proyectado para la campaña 2021/22 indica que las exportaciones del cereal generarían un ingreso de divisas de US$ 8.660 millones, US$ 873 millones más que en 2020/21 y podría convertirse en un récord absoluto para los granos amarillos. A diferencia de lo que ocurre con el trigo, los precios FOB diferidos para el próximo ciclo se encuentran por debajo de los precios promedio de exportación de la campaña actual. Sin embargo, la mayor área sembrada y consecuente mayor producción podrían dejar un saldo exportable de 39 Mt, 2,5 Mt más que en la campaña actual, por lo que este mayor volumen permitiría más que compensar la caída en los precios de exportación.
En cuanto al complejo soja, el principal complejo exportador del país, lo esperado para el ciclo 2021/22 es que el valor de las exportaciones se mantenga prácticamente idéntico al estimado para el ciclo actual, alcanzando US$ 21.470 millones. Aquí, nuevamente, un leve recorte en los precios FOB de exportación para los principales productos son compensados casi en totalidad por el incremento en el volumen proyectado a exportar. El poroto de soja alcanzaría US$ 3.520 millones, un 33% más que en el ciclo actual. Esto se debe a que, en base a las estimaciones de producción, se proyectan exportaciones por 7,3 Mt, superando ampliamente los 5 Mt estimados para la actual campaña. Por el lado de la harina, en el ciclo 2021/22 se exportarían 26,2 Mt, lo cual generaría un ingreso de divisas de US$ 10.124 millones, es decir, unos US$ 558 millones menos que los recibidos por las 26 Mt que se exportarán en la campaña actual. Por último, el aceite y el biodiesel alcanzarían exportaciones por 6.412 y 1.418 millones de dólares, respectivamente, levemente por debajo del guarismo estimado para el ciclo actual.
Los complejos girasol y cebada se apuntan con más de US$ 1.100 millones cada uno. Por el lado de la oleaginosa, las exportaciones de semilla de girasol se proyectan en US$ 91 millones, los despachos de pellets en US$ 183 millones y los de aceite en US$ 916 millones. Para los tres productos, el valor de las exportaciones proyectado presenta una leve caída respecto del estimado para la campaña que corre. Esto se debe a que, a pesar de que se prevé un incremento en las toneladas despachadas, los precios de exportación presentan una caída que más que compensa el aumento de volumen. En cuanto al complejo cebada, las exportaciones de grano alcanzarían US$ 904 millones y las de malta US$ 261 millones. Contrariamente a lo mencionado en girasol, las exportaciones de estos dos productos se incrementarían en la nueva campaña ya que los precios se mantendrían prácticamente similares a los de la campaña actual, pero se proyecta un aumento en las cantidades exportadas del 9% producto de la mayor producción obtenida.
Por último, el complejo sorgo exportaría US$ 319 millones, 84 millones menos que en el ciclo actual. Aquí, a diferencia de lo previsto para la gran mayoría de los productos incluidos en el análisis, el volumen proyectado de exportaciones para la gramínea en la campaña 2021/22 cae respecto de la campaña que corre y alcanzaría a 1,3 Mt. Sin embargo, los precios FOB para la campaña próxima se proyectan levemente por encima de los recibidos en la campaña actual, por lo que compensan parcialmente la caída en toneladas.
Cuando se observa la evolución de la generación de divisas de los principales complejos agroindustriales, se vislumbra que el aumento en los precios de los principales productos desde el último año ha impulsado un fuerte incremento en el valor de las exportaciones. Para la nueva campaña, además, una recomposición en los volúmenes despachados permitiría más que compensar un leve recorte en los precios, que, cabe aclarar, igualmente se mantienen considerablemente por encima de la tendencia media.
De efectivizarse estas proyecciones, el Estado recaudaría en materia de derechos de exportación un total de US$ 8.400 millones, más de US$ 150 millones por encima del aporte estimado de la campaña 2020/21. Además, podría llegar a ser el mayor monto que ingrese a las arcas del tesoro por este concepto de los últimos diez años. Otro punto para remarcar es que, dada la mayor producción y las mayores exportaciones, el maíz superaría los US$ 1.000 millones en aportes por DEX por primera vez en la historia.
Si bien aún resta un largo trecho por recorrer, y habrá que ver si el clima acompaña para poder efectivamente obtener este incremento en la producción, la campaña 2021/22 se vislumbra auspiciosa, y el ingreso de divisas de la cadena se encaminaría a alcanzar un récord, lo cual toma particular relevancia en un contexto de inestabilidad macroeconómica y escasez de dólares para satisfacer las necesidades del entramado productivo local.
Por Federico Di Yenno - Tomás Rodríguez Zurro – Emilce Terré
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario