Producción
Esta merma se debe principalmente a una disminución de un 8 % en la superficie sembrada, ya que los rendimientos mostraron un leve aumento con respecto a la campaña precedente. Si bien en las últimas dos campañas se observa un leve descenso en la producción, en comparación con el promedio histórico, se observa una mejora en un 6 %.
A nivel nacional y de acuerdo con el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación la producción cordobesa representa el 29 % del total, lo que significa un aumento del 16 % en la participación de la provincia con respecto a la campaña previa.
La superficie sembrada fue de 4.011.700 hectáreas y representa un 13 % menos que el promedio histórico 2007 - 2020. El motivo de esta disminución es principalmente el aumento del área sembrada con maíz en los últimos años y significa una mejora en las rotaciones. La mayor superficie se encuentra en los departamentos Río Cuarto y Marcos Juárez, mientras que el área bajo riego se concentra esencialmente en la zona norte de la provincia (departamentos Río Primero y Totoral).
En cuanto a su fecha de siembra durante esta campaña solo el 33 % correspondió a soja temprana (sembrada antes del 15 de noviembre), con el 67 % restante a soja tardía (sembrada después del 15 de noviembre) y de segunda. Esta situación ocurrió debido a las menores lluvias ocurridas durante la primavera, que dificultaron la siembra de soja temprana en aquellas regiones donde se realiza normalmente.
Como se mencionó previamente los rendimientos mostraron una leve mejora (7 %) con respecto a la campaña 2019/20, alcanzando en promedio 34,9 qq/ha. Este aumento se logró principalmente gracias a la soja tardía, ya que la soja temprana se vio afectada por la falta de agua de la primavera y del verano.
A nivel departamental se observaron los mejores rendimientos en secano en la zona sudeste y noreste, en concordancia con la situación histórica. En la misma región se dieron los mayores rindes bajo riego, con valores que superaron los 50 qq/ha.
Ciclo del cultivo
Al analizar la temperatura superficial del mar en el océano Pacífico ecuatorial, a inicios de la primavera austral en el año 2020, se evidenció que comenzó con anomalías negativas, lo que marcó el inicio de condiciones climáticas de La Niña, evento que se mantuvo hasta el mes de marzo. Es de importancia destacar que la provincia de Córdoba se caracteriza por tener precipitaciones por debajo de la media bajo condiciones de La Niña en este período.
A inicios de octubre el contenido de agua en tel suelo a 1 metro de profundidad reflejaba un perfil de humedad no óptimo para la siembra de los cultivos más tempranos y bajo condiciones de La Niña, motivo por el cual gran parte del sector agrícola en Córdoba tomó la decisión de ir hacia una siembra con cultivos tardíos. Así, las fechas de siembra tardías alcanzaron valores por encima del promedio en los meses de noviembre y diciembre, gracias a que las condiciones de humedad mejoraron.
A inicios de enero del 2021 las condiciones de La Niña seguían presentes y se mantuvieron hasta marzo. Sin embargo, las precipitaciones en el periodo comprendido entre diciembre y marzo, que abarcó gran parte de la siembra de los cultivos estivales y el periodo crítico, tuvieron un régimen que igualó o superó los registros históricos en la mayoría de los departamentos en Córdoba, lo cual difiere a lo esperado para un evento La Niña.
En lo que respecta a las temperaturas se registraron durante el ciclo valores levemente por encima del promedio histórico, con un gradiente de sur a norte. Cabe destacar que temperaturas máximas absolutas por encima de 38°C, en periodos de tiempo prolongados, pueden comprometer los rendimientos en los cultivos estivales. Sin embargo en la campaña analizada no se identificaron más de 3 días continuos bajo esta condición. El valor más elevado registrado estuvo en San Pedro (Depto. Río Seco) con 43,9°C el día 24/11/2020 durante la tarde.
Para el mes de mayo de 2021 se registraron algunas heladas tempranas, pero gran parte de la soja ya se encontraba en madurez fisiológica y no es una etapa donde los cultivos sean sensibles a bajas temperaturas.
El principal factor potencialmente reductor del rendimiento contra el que tuvieron que enfrentarse los productores durante la campaña 2020/21 fue nuevamente la competencia con malezas, que debido a la falta de agua y a la resistencia creciente a herbicidas continúa siendo el mayor enemigo de la producción.
A nivel general se observó una mayor proporción de Yuyo colorado (Amaranthus sp.), Sorgo de Alepo (Sorghum halepense), Rama negra (Conyza bonariensis) y Eleusine (Eleusine sp).
El control químico es el mecanismo más utilizado para controlar las malezas, con alguna aparición de control mecánico en zonas puntuales. Los principales productos son los inhibidores de aminoácidos "EPSP" (Glifosato), los inhibidores de la clorofila "PPO" y los inhibidores de ácidos grasos, habiéndose realizado en promedio unas 4 aplicaciones durante todo el ciclo.
Durante el desarrollo del cultivo la soja mostró un estado general entre excelente y bueno. Al inicio del ciclo se observaron algunos daños por fitotoxicidad debido a la sequía de la primavera. Posteriormente se detectaron ataques de oruga bolillera (Helicoverpa gelotopoeon), vaquita defoliadora (Megascelis sp.) y arañuelas (Tetranichus urticae), favorecidas por la baja humedad ambiental.
Para el control de plagas lo más utilizado fue el control químico, principalmente con productos Neonicotinoides, Piretroides, Diaminas y Diaminas antranílicas. Las arañuelas fueron controladas con productos del grupo de las avermectinas. Por otra parte, se observó una utilización importante de soja de tecnología intacta, y un uso cada vez mayor de productos reguladores de crecimiento. En promedio se realizó una aplicación por hectárea.
En lo que respecta a enfermedades las condiciones climáticas prácticamente impidieron que se desarrollen, aunque se observaron algunas enfermedades de hoja de fin de ciclo. Para su control la herramienta más utilizada fue la mezcla de triazoles y estrobirulinas. Las aplicaciones no llegaron a superar una por hectárea.
La superficie perdida fue de 166.700 ha (4% del total) y se debió principalmente a algunos eventos de granizo ocurridos durante el desarrollo vegetativo del cultivo.
Desde el mes de abril se empezó a observar que predominaban condiciones de neutralidad en cuanto a las anomalías en el océano Pacifico ecuatorial, dando por finalizado el periodo de La Niña. Aun así, las condiciones meteorológicas durante el otoño permitieron cosechar a un ritmo superior al promedio, finalizando las tareas de cosecha durante el mes de junio.
Contexto económico
El valor bruto de la producción en Córdoba experimentó un aumento del 63,6 % frente a la campaña 2019/20, alcanzando un total de USD 7.473 millones. Este aumento se debe no solo a los mayores rendimientos obtenidos respecto a la campaña pasada sino también a un aumento considerable en los precios. El precio FOB a cosecha aumentó un 70 % respecto al año pasado, contrarrestando en parte el efecto de la merma en la producción sobre el valor bruto de la producción.
Por su parte, el ingreso bruto de todos los productores de Córdoba en su conjunto ha presentado una buena performance. Si bien la producción a nivel provincial se contrajo en un 4%, el aumento del 60,3% en el precio disponible en el puerto de Rosario ha arrojado como resultado un Ingreso Bruto de USD 4.615 millones, lo que representa un incremento del 54,4% respecto a la campaña 2019/20.