El miedo o aversión al riesgo tiene hasta índices en los mercados bursátiles, para ser medido, y, luego de atravesar más de la mitad del 2021 con mercados internacionales en alza, principalmente de granos (trigo, soja, maíz, girasol, etc.), comienzan a sonar voces que activan alarmas, y grandes capitales comienzan a moverse hacia lo que se considera mercados más seguros que el mercado de granos. Veamos algunos de los argumentos más escuchados, y el efecto temido sobre los mercados en general, y los agrícolas en particular.
Cambio climático: Fue titulado como “alerta roja para la humanidad”, las conclusiones del secretario general de Naciones Unidas (ONU), respecto de un informe publicado el pasado 9 de agosto por ese organismo, sobre cambio climático. Es el informe más completo hasta la fecha, y presenta números concretos respecto a la influencia humana sobre el calentamiento global, el aumento del nivel del mar, y la evolución probable de acontecimientos, de no tomar cartas en el asunto. Los científicos se muestran esperanzados acerca de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que causa el aumento de temperatura, para lo que una de las principales metas es reducir el uso de energías fósiles, es decir, todo lo derivado del petróleo. Una de las principales expectativas esta puesta sobre vehículos que funcionen con energía eléctrica u otras formas de energía, que suplanten al combustible convencional. En este punto, la respuesta se verá en bajas sostenidas del precio internacional del petróleo, y por derrame, los biocombustibles recibirán el mismo impacto, así como los precios de los cultivos usados para biocombustibles (soja, maíz, caña de azúcar, etc.). Esto no ocurrirá de un día para el otro, pero los mercados comienzan a tomar esta información, como amenaza en menor demanda de granos y baja de precios. En noviembre de este año se hará la cumbre climática global COP26, y el informe emitido por la ONU tendrá gran peso en ese evento, a partir del que podrían surgir decisiones internacionales que afecten los mercados en el corto y mediano plazo.
Resurgimiento de amenaza sanitaria global: El miedo por informes de una nueva cepa de coronavirus, que afectaría de manera global, y escuchar que el cierre de ciudades o países vuelve a ser una alternativa a considerar, para evitar su propagación, genera impactos de corto plazo en los mercados del mundo, que reaccionan escapando de mercados riesgosos, como los de granos, y apostando por mercados más seguros, como bonos del tesoro americano, oro, entre otros. La quita de capitales del mercado de granos, resulta en bajas de precios internacionales.
Quita de incentivos económicos en Estados Unidos: El pasado 19 de agosto se reunieron los directivos de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), para consensuar sobre la quita de estímulos económicos que vienen entregando a través de diferentes mecanismos, a la población y empresas estadounidenses. Si bien, hasta fin de año, no se espera suspender estos estímulos, está en agenda que, más temprano que tarde hay que reducirlos y/o eliminarlos, ante la recuperación de la economía estadounidense, y la necesidad de limitar la inflación en ese país, cuya meta es no superar el 2% anual. El efecto de esto sería una revaluación del Dólar estadounidense, y resultaría en baja de precios de los granos, ya que, para que Estados Unidos pueda ser competitivo con sus exportaciones de granos, baja sus precios para compensar el mayor valor del Dólar que deberán pagar los países que le compran cereal u otras materias primas. Sabemos que, de pasar esto, los precios internacionales impactaran en nuestros precios de granos, con bajas.
Clima en los principales exportadores de granos: Uno de los eventos más temidos los últimos meses, fue la sequía en Estados Unidos, considerando que este país siembra cuando Argentina cosecha, y viceversa, la sequía y las altas temperaturas de muchos estados productores de soja y maíz durante junio y julio, podía resultar en fuertes recortes productivos para este gran exportador, y sostuvo los precios internacionales en niveles altos. Sin embargo, el pasado 20 de agosto, finalizó un clásico recorrido agrícola en USA, el profarmer tour 2021, que, después de visitar campos y monitorear el estado de los cultivos, midiendo potenciales rendimientos, informó que las pérdidas de cosecha por sequía, de algunos estados productores, podrían ser compensadas por los excelentes rendimientos de otros estados, que recibieron lluvias y temperaturas óptimas durante su ciclo productivo. Esto quita del medio un condimento de miedo, hacia no disponer de mercadería, por parte de los compradores de materias primas, y los precios tienden a bajar. Lo que viene es Sudamérica, y la amenaza de sequía en Brasil y Argentina, que ya comienzan con tareas de siembra, y grandes superficies de suelo productivo, no disponen de humedad suficiente, mientras los pronósticos de lluvias hasta noviembre 2021 no son nada prometedores, con la consecuente amenaza productiva, y la continuidad de bajante del Río Paraná, vía de salida del mayor volumen de exportaciones agroindustriales del país. Esto sostendrá a los mercados internacionales con temor de menor producción, y en el mediano plazo, según la evolución del clima, sostendrá o no los altos precios internacionales.
Cambio climático global, amenaza de resurgimiento de crisis sanitaria y Dólar
estadounidense más fuerte, pone a los agentes del mercado muy susceptibles al
riesgo, y el temor gobierna parte de las decisiones, quitando capital del
mercado de granos y subproductos, impactando en baja de precios. Para comprender
como estas noticias tan globales afectan a nuestro país, repasemos que Argentina
necesita imperiosamente ingreso de divisas, que casi 70% de las divisas que
ingresan de las exportaciones, provienen de productos primarios y manufacturas
de origen agropecuario, más específicamente, 43% de las exportaciones provienen
de los complejos de soja, maíz y trigo. En los siguientes gráficos puede verse
el volumen exportado del complejo sojero (grano, harina y aceite) entre enero y
junio del 2020 y 2021, que prácticamente no cambió, ya que la sumatoria de
productos sumó 19,25 millones de toneladas exportadas en 2020 y 19,58 millones
en 2021, pero vemos el precio promedio que recibió el país por esas
exportaciones, y, mientras en 2020 fue U$S 375,5/TN, en 2021 fue U$S 556,5/TN.
Es decir que Argentina recibió un precio casi 50% superior en sus exportaciones
del complejo de soja en el primer semestre del 2021 versus el 2020. Algo similar
ocurrió con el complejo maicero (grano y aceite), y el triguero (grano y
harina), en los tres se observa un notable incremento de precios, que resultó en
mayor ingreso de divisas al país.
En el último gráfico tenemos la sumatoria de divisas que ingresaron por estos
tres complejos agroindustriales, en el primer semestre del 2020 y 2021, y, a
pesar del menos volumen exportado de maíz y trigo, en suma, ingresaron más de
U$S 4.000 millones de Dólares que el año pasado.
Conclusiones: De los cuatro grandes aspectos analizados, para comprender
donde se enfocan los mercados internacionales, el único elemento que permitiría
potenciales subas, es el clima en América, Estados Unidos, Argentina y Brasil
principalmente. No obstante, eso nos perjudicaría por menor volumen potencial de
exportaciones, en caso que haya un quebranto productivo en la próxima cosecha.
Más del 40% de las divisas que ingresan al país, provienen de tres cultivos muy
amenazados por los mercados internacionales. Vemos este año como el mayor
ingreso de divisas se logró gracias a las subas internacionales ¿qué ocurrirá si
el miedo golpea a los mercados y los precios bajan?
Nuestro mercado exportador, nuestro potencial ingreso de divisas, es muy frágil y vulnerable a cambios de rumbo en los mercados internacionales. Conocer y asumir esta realidad, tiene que ser la chispa que encienda propuestas para fortalecer nuestras debilidades, lo que solo se logrará con desarrollo de alternativas de agregado de valor y valentía para abrir caminos construyendo calzadas y no barreras. Cuando el valor supera al miedo, las decisiones se ponen en movimiento.
Por Marianela De Emilio I Analista del Mercado de Granos y Docente de Agroeducación