El ministro de Producción, Kulfas, afirmó, días pasados, que la economía está «absorbiendo un shock internacional de precios», agregando que «en todo el mundo ha habido una gran inflación en los alimentos y en Argentina ha golpeado más».
Por su parte, el ministro de Economía Guzmán, dijo que la inflación en la Argentina es un fenómeno de “responsabilidad colectiva” y “no solamente del Estado”.
Y, al mismo tiempo, en el gobierno creen que hay que ponerle plata en el bolsillo a la gente para que consuma más, de esa forma las empresas tienen más demanda y tienen que producir más, para eso contratan más personal, la gente tiene trabajo, al tener trabajo tiene más ingresos y al tener más ingresos consume más, entrándose en un círculo virtuoso mágico gracias a la emisión de moneda.
En lo que hace a las declaraciones de Kulfas, que la inflación es consecuencia del aumento de los precios internacionales, la realidad es que los precios de los alimentos aumentaron para todo el mundo pero no por eso todos los países del mundo tienen la inflación que tiene Argentina.
Mientras Argentina acumula una inflación del 50% interanual, Brasil está en el 8,3%, Chile en el 4,5%, Colombia en el 4%, Perú el 3,8%, la UE el 2,2% y Estado Unidos el 5,4% por citar algunos ejemplos, y en el caso de Estados Unidos no fueron los alimentos los que, justamente, tuvieron el mayor incremento.
Luce muy precario el argumento del ministro Kulfas al momento de tratar de explicar la inflación.
Más precario es el argumento de Martín Guzmán, cuando sostuvo que la inflación es un problema de responsabilidad colectiva. Dudo que Guzmán dijera en Columbia, cuando daba clases, que la culpa de la inflación era de Wall Mart o de Jeff Bezos.
En todo caso, como es costumbre del kirchnerismo, siempre buscan fuera de su esfera a los culpables de los problemas que ellos mismos generan, con lo cual Kulfas y Guzmán parecen cumplir con el manual del perfecto kirchnerista a la hora de explicar el problema inflacionario. La culpa es de los otros, no de ellos que emiten a marcha forzada.
Gráfico 1
El kirchnersimo cumplió con lo de ponerle más plata en el bolsillo a la gente. En realidad, le puso más billetes que, como luego veremos, compran cada vez menos bienes y servicios.
El gráfico 1 muestra como fue evolucionando la cantidad de billetes de $ 1.000 en circulación. En noviembre de 2.019, último mes completo del gobierno de Macri, había circulando 255,4 millones de billetes de 1000 pesos circulando. Al 31 de junio pasado había 1.052,7 billetes de $ 1000 circulando. Es decir, desde que Alberto Fernández llegó al gobierno la cantidad de billetes de $ 1.000, que es el billete de mayor denominación, aumentó 4 veces.
Gráfico 2
Si se trata de poner billetes en los bolsillos de la gente, podemos ver el gráfico 2 que muestra que en noviembre de 2.019 había 6 billetes de $ 1.000 por habitante. En junio pasado esa relación llegaba a 23 billetes de 1.000 pesos por habitante. O sea, actualmente hay casi 4 veces más billetes de $ 1.000 por habitante. El tema es que cada vez pueden comprar menos bienes y servicios.
Antes de continuar es importante destacar que se toman los billetes de $ 1.000 por ser los de mayor denominación, y si bien representan el 15,6% del total de billetes en circulación, si se toma el monto de dinero en billetes circulando, el 52% es en billetes de $ 1.000.
Si se quiere tomar el total de billetes circulando (de 5 a 1.000 pesos), actualmente la gente tiene en sus bolsillos un 32,5% más de billetes en sus bolsillos que los que tenía en noviembre de 2.019.
Gráfico 3
Una forma de ver el deterioro del peso es observar cuántos dólares, al tipo de cambio blue, se podían comprar en noviembre de 2019 y en julio pasado, tomando el tipo de cambio promedio de cada mes.
Como puede verse en el gráfico 3, en noviembre de 2.019 se compraban 15 dólares en el blue. En julio se compraban 5,6 dólares en el blue. O sea, una tercera parte de lo que podía comprar en 2.019.
Otra forma de verlo es calculando cuánto se podía comprar de una determinada cantidad de comestibles en noviembre de 2019 y en junio último.
Cuadro 1
El cuadro 1 está hecho en base a datos de los precios que toma el INDEC en el Gran Buenos Aires para calcular el IPC. Todo es en kilos o litros salvo cuando se aclara en algunos rubros. Y es la cantidad que se podía comprar de cada producto elegidos para esta nota con un billete de $ 1.000.
Como puede verse, en muchos productos solo puede comprarse la mitad de lo que podía comprarse con un billete de $ 1.000.
De manera que el gobierno le puso más billetes en el bolsillo a la gente, pero esos billetes pueden comprar cada vez menos bienes y servicios. Esto es producto de la expansión monetaria que genera inflación.
El objetivo de mostrar todos esto datos consiste en dejar al descubierto la falacia que es eso de que se puede emitir moneda sin que haya impacto inflacionario.
La economía argentina no solo no crece con esta emisión monetaria, sino que tampoco se reactiva, entendiendo por crecimiento la llegada de nuevas inversiones que amplían la capacidad de producción existente y por reactivación poner en funcionamiento inversiones ya existentes que no se utilizan.
La utilización de la capacidad instalada en el la industria manufacturera se mantiene en torno al 60%, pero, además, el estimador de actividad económica que anticipa el PBI muestra un claro estancamiento.
En síntesis. Los argumentos de los funcionarios del área económica para explicar la inflación son discursos políticos de barricada más que argumentos técnicos y también queda demostrado que pueden ponerle todos los billetes que quieran en el bolsillo a la gente que eso no significa que puedan acceder a más bienes y servicios.
En definitiva, la única producción que aumenta en forma acelerada en Argentina, es la producción de billetes, pero no la de los bienes y servicios que deberían comprarse con esos billetes.
Una nueva estafa de la demogagia populista.
Fuente: Economía para Todos