Finalizada esa etapa, sus miembros renuevan el proyecto con nuevos objetivos
a 2025: "generar difundir y comunicar información incorporando tecnología e
intercambiando con la comunidad, para la mejora continua de la sustentabilidad",
resumió Martin Principiano de la Chacra. Para eso se proponen 3 líneas de
trabajo: el desarrollo de indicadores biológicos, la medición del impacto
ambiental, balance C neutro y de agua.
En cuanto al rol de la actividad biológica sobre la salud de los suelos, Luis
Wall (Conicet) explica que el manejo agronómico es determinante: "en la primera
etapa de la Chacra aprendimos que las rotaciones diversas e intensas impactan
positivamente sobre los perfiles de enzimas, de lípidos, los microbiomas y la
diversidad de microorganismos del suelo, así como sobre la densidad de lombrices
y la estabilidad de la estructura."
Todos estas variables se relacionan con procesos de secuestro de C, ciclado
de nutrientes y estabilidad de agregados, claves para la salud de los suelos y
del agroecosistema. "En la próxima fase, nos proponemos establecer, entre otras
cosas, valores de referencia para estos indicadores de manera de poder
aprovecharlos para definir estrategias de manejo más sustentables."
Andrés Llovet (INTA) habló del impacto de distintas tecnologías sobre la
dinámica de los elementos C-N-P (carbono, nitrógeno y fósforo). "Como base,
podemos establecer escenarios de corrección que apuntan a atacar algún efecto de
contaminación puntual, a través de prácticas o tecnologías específicas como uso
de zonas buffer, sistematización de lotes, etc. Estos apuntan mayormente a
retener estos elementos en el sistema".
Los escenarios de ecoeficiencia incluyen la implementación de nuevas formas
de fertilizantes o la incorporación de N atmosférico a través de las
leguminosas. Estos escenarios apuntan a la mayor eficiencia de captura de
elementos.
Por último, los escenarios de re-concepción o re-diseño incluyen tecnologías
como la intensificación y diversificación de rotaciones y son aquellos que
permiten el máximo acoplamiento entre los elementos C-N-P. Estos son los
escenarios a los que se apunta.
Horacio Acciaresi (INTA) habló de cómo la Chacra apuesta a medir el impacto
ambiental de los sistemas de producción. "Los sistemas actuales se basan en
general en la agriculturización, la simplificación, el aumento en el uso de
fitosanitarios, que generan externalidades negativas sobre el suelo, la dinámica
del agua, la calidad del aire, problemáticas periurbanas y la evolución de casos
de resistencia."
"El objetivo de la Chacra será medir el Índice de Impacto Ambiental (IIA) de distintas prácticas de manejo para poder generar estrategias que permitan contrarrestar ese impacto. Las ventajas de usar el IIA como método es que permite comparar planteos, usar menor cantidad de datos, y generar resultados sintéticos de procesos complejos"