Resultado de la combinación de factores ambientales, aplicación de insumos y desarrollo de nuevas tecnologías, el cultivo de cebada en la Argentina se ubica en el tercer lugar de importancia en la producción de cereales, por debajo del maíz y el trigo, y se destaca por su calidad.
En la actualidad, el cultivar de cebada Militza INTA constituye una excelente opción para el mercado de exportación de grano, el cual posee muy buen precio, impulsado por la demanda de China y los acuerdos comerciales. “La ventaja que tiene este mercado, es que tiene menores requerimientos que la industria cervecera, en cuanto a identificación, pureza varietal y contenido de proteínas”, resaltó Fernando Giménez, coordinador del Programa de Cereales y Oleaginosas e investigador de INTA Bordenave, quien afirmó que el uso de este nuevo cultivar, junto con una estrategia de fertilización nitrogenada orientada a aumentar solo el rendimiento, maximizará el beneficio económico.
“La cebada tiene como principal ventaja liberar el lote unos días antes que
el trigo, lo que se traduce en un aumento de rendimiento en el cultivo de
segunda, ya sea soja o maíz”, señaló Giménez y agregó: “Además, favorece la
diversificación de las rotaciones agrícolas y genera un balance positivo de
carbono”
La obtención de cultivares nacionales representa una ventaja competitiva para los productores argentinos y la industria cervecera. Por esto, “desde el INTA avanzamos en la investigación e inscripción de nuevas variedades con genética local”, destacó Giménez quien puntualizó: “Militza INTA posee todas las características productivas, de calidad comercial e industrial para ser utilizada en la industria cervecera, superior a las variedades más sembradas”
De acuerdo con Verónica Conti, responsable del Laboratorio de Calidad de Cebada del INTA Bordenave, Militza INTA posee excelente calidad como cultivar cervecero. En cuanto a los parámetros comerciales, “se caracteriza por ser de mayor y más estable calibre de granos, en todas las condiciones ambientales evaluadas”, expresó.
Si bien el ciclo es variable, según las diferentes zonas, Militza INTA es en promedio 2 y 5 días más corta que los cultivares Andreia y Overture.
“Posee un muy buen perfil sanitario”, remarcó Agustín González, especialista
del INTA Bordenave, quien recomendó su siembra los primeros 20 días de junio en
la región pampeana norte, con una densidad de entre 250 y 280 plantas por metro
cuadrado; mientras que, para la región pampeana sur, lo ideal es del 20 de junio
al 15 de julio con una densidad de siembra de entre 220 y 250 plantas por metro
cuadrado.
En este momento, “la variedad está siendo evaluada por BOORTMALT, en la Argentina, una de las empresas más grandes en la producción y comercialización de malta a nivel mundial y por MOSA (Maltería Oriental Sociedad Anónima), en Uruguay, con resultados promisorios muy alentadores”, indicó Germán González, genetista del grupo de trabajo.