Al borde de perderse el próximo ciclo agrícola en el distrito de Jiménez, las presas que riegan los campos agrícolas se encuentran a niveles críticos, y al momento, no cuentan con los 60 millones de metros cúbicos que requieren las 3 mil hectáreas que labraron este año.
Apocalíptico y crítico, es como se avizora el panorama para el campo por la sequía, el recurso hídrico cada vez más escaso, atemoriza y pone en incertidumbre a los agricultores del distrito de ciudad Jiménez.
Lo anterior, lo informó el jefe distrital de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), en la Vieja Huejoquilla, Roberto Arturo Baca Perea, quien indicó que la situación se ha derivado del abatimiento en los niveles de las presas que riegan las labores de esta región.
Por años, el distrito fue afortunado al no depender del temporal, las reservas acuíferas de las presas pico de águila y San Gabriel, refrescaban y nutrían los diferentes cultivos, que pese brotar en el desierto, se daban como en un oasis de abundancia.
Pero la ausencia de lluvia ha castigado no solo a esta región, sino al resto de la entidad, y los niveles de dichas presas, alarman al conservador, pero ya ponen a pensar al optimista, y hacen que el citadino vuelva la vista al campo.
Según lo informó el entrevistado, al momento, la presa San Gabriel, con capacidad para poco más de 245 millones de metros cúbicos, al momento se encuentra al nueve por ciento de su capacidad, atesorando 23.78 millones de metros cúbicos del vital líquido.
Por su parte la presa pico de Águila, en el municipio de Coronado, con capacidad para albergar hasta 50 millones de metros cúbicos de agua, se encuentra un 50 por ciento, es decir, 25 millones de metros cúbicos. Eso sí, el vital líquido que contiene es producto de los rebalses que la presa San Gabriel le cede.
Es aquí donde el tema se pone escabroso, en conjunto, las presas poseen 48.78 millones de metros cúbicos del recurso hídrico, de los 60 millones que se requieren para el riego de las 3 mil hectáreas que se trabajan por ciclo agrícola.
Es decir, faltan 12.22 millones de metros cúbicos para completar el mínimo requerido para garantizar el próximo ciclo agrícola. No obstante, el déficit podría incrementarse, ya que resta el ciclo de cultivos de otoño- invierno, el cual, apenas podía lograrse con el agua disponible.
Sin embargo, de no registrarse precipitaciones que recuperen los niveles de las presas, el campo Jimenense estaría colapsando el próximo mes de marzo, cuando se supone de inicio el siguiente ciclo agrícola.
En Ocampo, Durango, donde se encuentra la cuenca de la presa San Gabriel, se tenía una media de 60 milímetros de lluvia en junio, al momento las precipitaciones han sido nulas, queda la esperanza de que en Julio caigan el promedio de 150 milímetros, otros 130 en agosto y 120 en Septiembre.
Es en Jiménez donde el futuro es incierto, la esperanza es lo último que muere, pero los registros de los últimos años, marcan una tendencia a la baja en cantidad de lluvia, cada vez ha llovido menos en la región.
Para Jiménez, siempre se había tenido un promedio de 350 milímetros de acumulamiento pluvial al año, pero la última vez que se registró esa cantidad de precipitaciones, fue en el año 2016, y de ahí en adelante, ha venido el decremento.
“Para 2017 tuvimos 244 milímetros, en 2018, 128, para 2019, solo 166, y el año pasado apenas nos cayeron 86 milímetros, es algo muy difícil lo que estamos viviendo, si se acaba el campo, se acaba todo”, concluyó Baca Perea.