La gestión del compostaje de diferentes residuos orgánicos brinda nuevas posibilidades. Por esto, un equipo de especialistas del INTA –integrado por investigadores de Hilario Ascasubi, Balcarce y Bariloche– trabaja en la puesta a punto de una nueva estrategia de fertilización biológica: pellet de compost. Se trata de un fertilizante órgano-mineral elaborado a partir de residuos agrícolas. Resultados preliminares determinaron que, luego de su aplicación, el trigo rindió un 19 % más, en comparación con las fuentes de nitrógeno (N) y fósforo (P) inorgánico.
Con el objetivo de evaluar alternativas que promuevan el aprovechamiento de los subproductos, Luciano Orden –del INTA Hilario Ascasubi, Buenos Aires– junto con Walter Carciochi –de la Unidad Integrada INTA – Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce, Buenos Aires– y Javier Ferrari –del INTA Bariloche, Río Negro– diseñaron, formularon los pellets y los evaluaron a campo, en un cultivo de trigo.
A largo plazo, la premisa es poder incorporar el compost en los cultivos
extensivos y, de alguna manera, devolver al suelo parte de lo que se extrae.
“Los residuos agropecuarios y agroindustriales pueden ser utilizados como
materia prima para la generación de productos con valor agregado, entre los que
se destacan la generación de bioenergía, alimentación animal o biofertilizantes”,
aseguró Orden, quien es especialista en gestión de residuos orgánicos.
Para avanzar, el equipo de investigadores aplicó el concepto de ‘economía circular de residuos agroindustriales’, cuyo eje central apunta al reaprovechamiento de los residuos orgánicos a fin de que los nutrientes extraídos sean recuperados y reintroducidos en el ciclo de producción.
Con esa premisa, en la campaña 2020, avanzaron en la evaluación del fertilizante órgano-mineral pelletizado, como fuente de nitrógeno (N) y fósforo (P), en trigo. A la par, lo compararon con parcelas que habían recibido fertilización convencional (N y P inorgánicos). El ensayo se realizó en el campo experimental de la Unidad Integrada INTA – FCA Balcarce, sobre un Argiudol Típico, serie Mar del Plata. La fertilización fosfatada, tanto inorgánica como órgano-mineral se realizó a la siembra, mientras que el nitrógeno (ambas fuentes) se aplicó al boleo en superficie en el momento de dos macollos.
Entre los resultados más destacados, Carciochi subrayó que “con el uso de fertilizantes órgano-minerales con P y N el rendimiento del trigo se incrementó un 19 %, respecto a las fuentes inorgánicas”, y agregó: “El número de granos por unidad de superficie siguió una tendencia similar a la observada para rendimiento, mientras que ambos tratamientos de fertilización incrementaron la concentración de proteína y de gluten en grano, en similar magnitud”.
“Si bien estos resultados son preliminares, son muy alentadores y seguiremos
haciendo evaluaciones en las próximas campañas”, puntualizó Carciochi.
Todo se transforma
“Para el armado de los pellets es muy importante contar con un compost estable y maduro”, afirmó Orden quien explicó que, en este caso, fueron formulados a partir del compostaje de residuos pecuarios provenientes de estiércoles vacunos, ave de corral, pero también es posible utilizar compost de restos de comida domiciliarios. La materia orgánica fue acondicionada mediante un sistema de compostaje, que se realizó a campo, con remoción mecanizada (en inglés, windrow composting).
Durante el proceso de pelletización del compost es posible bajar la humedad e
incrementar la densidad aparente del producto, dos condiciones que facilitan su
distribución utilizando casi cualquier máquina. Durante el tratamiento, el
compost alcanza una humedad inicial cercana al 60 %. Luego, se seca hasta
alcanzar entre un 12 y 15 % de humedad, valor óptimo para la pelletización, y
posteriormente se deja orear hasta lograr entre un 3 y 5 %.
“El pellet de compost tiene algunas ventajas sobre el compost tamizado que sale directamente del campo”, destacó Ferrari quien detalló: “Se aplica con las máquinas convencionales de fertilización, se incorpora mucha más cantidad de material orgánico por metro cuadrado, porque tiene menos humedad, se distribuye mejor, puede acopiarse y hasta es más eficiente de transportar en términos de logística”.
En el INTA Bariloche, Ferrari avanzó en el desarrollo de una máquina
experimental que permite densificar el compost y comprimirlo hasta alcanzar un
formato más pequeño y compacto, ideal para su distribución con cualquier
fertilizadora/sembradora. Asimismo, la máquina experimental sirvió como base a
partir de la cual se pudo extrapolar el formato y composición para la producción
a escala industrial de los pellets.
Gracias a un convenio de vinculación tecnológica firmado con la Pyme Daasons S.A. –ubicada en el Parque Industrial de Bahía Blanca, Buenos Aires– los pellets pronto estarán disponibles para su comercialización.
“La empresa Daasons S.A. hace más de 30 años que se dedica a la fabricación de fertilizantes orgánico-minerales”, indicó Orden quien señaló que “el INTA junto con la empresa se encuentra en proceso de inscribir, de acuerdo a las normativas vigentes, la nueva línea de biofertilizante para su comercialización”.