“Los cultivos de cobertura son una herramienta, no hay que endiosarlos ni fanatizarse con esto”, remarcó Baigorria. De acuerdo al investigador, en la medida que aumentan su cantidad de biomasa, los CC pueden ofrecer más de un servicio ecosistémico objetivo. Según indicó, los cultivos de cobertura de 2.000 o 3.000 kg de materia seca (MS) pueden detener la erosión y fijar rastrojos, pero para aumentar la infiltración, mejorar el contenido de materia orgánica, fijar nitrógeno o controlar malezas, se necesitarían cantidades más importantes de biomasa.
“Obviamente esto va a estar influenciado por el clima y el ambiente donde estemos haciendo el cultivo de cobertura, y hay tres variables determinantes como la fecha de siembra, densidad y fertilidad que nos van a condicionar”, subrayó el ingeniero.
Por otra parte, indicó que “la elección de la especie es algo muy importante” y contó que “el centeno ha cobrado una importancia muy grande en Argentina porque tiene tolerancia a heladas, un peso de mil semillas muy bajo y una gran producción de materia seca”.
En cuanto a densidad de siembra, Baigorria señaló: “En Marcos Juárez estamos utilizando de 25 a 30 plantas/m2 en Vicia. Cuando la mezclamos con gramíneas, éstas no deben pasar las 60 plantas/m2, y para gramíneas solas, usamos unas 120 a 150 plantas/m2”.
Otra variable a tener en cuenta es el distanciamiento entre hileras, “es importantísimo elegir especies que sean competitivas y agresivas con las malezas y que cubran rápidamente el suelo. Hemos visto que, sembradas en una misma fecha, Vicia sativa intercepta mucho menos que Vicia villosa”, detalló.
La fecha de siembra es otro punto importante para que el CC se desarrolle y le gane la batalla a la maleza. Además, “el agua que consume el CC es fuerte en los primeros 60 cm de suelo e impacta en la maleza que también necesita humedad para germinar”, dijo Baigorria. Respecto de la competencia por nutrientes, si bien hay diferencias entre especies, “se observó un descenso importante en la cantidad de nitratos en suelo, es otro impacto importante que tiene el CC”, advirtió.
Según contó el investigador, en Estados Unidos con 8.000 kg/ha de MS de biomasa de CC (al momento del secado) se obtuvo un control del 70% de Amaranthus palmeri pero reconoció que este volumen no es fácil de conseguir. “Nosotros en promedio con gramíneas llegamos a 8.000 kg pero con vicia estamos en 6.000 kg e igualmente tenemos controles muy interesantes”, manifestó.
En cuanto al rolado del CC, mencionó que no todos los años ni todos los ambientes son propicios para utilizar esta técnica. Al aplicarla se debe tener en cuenta la especie, contar con una densidad y altura elevada de plantas, y buscar el momento fenológico óptimo que para gramíneas es la antesis y para Vicia villosa el 100% de floración.
Durante su exposición, el ingeniero mostró resultados de ensayos y experiencias con CC en las que se lograron buenos resultados de control de malezas y rendimientos de cultivos, y una reducción del impacto ambiental. “Cuando usamos herbicidas residuales sumados a los cultivos de cobertura, los lotes salen muy limpios y el control es muy eficaz”, señaló.
Luego de la charla plenaria, se llevó adelante una mesa redonda en donde el Ing. Agr. Diego Ustarroz habló sobre los CC y sus efectos sobre las malezas en la zona del INTA Manfredi; la Ing. Agr. Belén Burdyn expuso sobre los estudios realizados al respecto en el centro de Chaco, en INTA Sáenz Peña; y el Ing. Agr. Cristian Álvarez dio a conocer las experiencias en la zona de INTA Anguil. Ambas actividades estuvieron moderadas por Eduardo Cortes.