El rendimiento final de los cultivos depende de factores, como por ejemplo el control de enfermedades. Por eso, es importante la implementación de una estrategia adecuada de tratamiento, que permita proteger a la planta de patógenos presentes en la semilla, en el suelo y rastrojos que la afecten en sus fases iniciales.
“El tratamiento de semillas es un proceso clave para alcanzar un desarrollo saludable de la planta y optimizar la producción. A partir de la adopción de estrategias integradas y la aplicación de fungicidas eficientes, lo que buscamos es evitar que se desarrollen enfermedades en los primeros estadios pudiendo derivar en pérdidas sustanciales”, asegura Pablo Ramírez D’Auria, gerente de tratamiento de semillas de BASF. En trigo y cebada, la aplicación de diversas técnicas de prevención apunta a evitar y prevenir situaciones como la aparición de la mancha amarilla, el carbón cubierto o caries, el carbón volador, la mancha de la red y las royas, entre otras.
Tanto la estrategia de protección como de curado de semilla, son pilares clave al momento de llevar a cabo el tratamiento. Por eso, es necesario contar con herramientas específicas y eficientes, como Kit Sistiva® (Triticonazole + Fluxapiroxad) para trigo y cebada de BASF que, además de controlar a los patógenos causantes de carbones, manchas, y fusariosis, protegen a las plántulas ya emergidas de las primeras infecciones de las royas que son llevadas al lote por el viento. “Este tipo de productos nos permiten mayor flexibilidad al momento de la primera aplicación foliar y una mejor eficacia de los fungicidas foliares en general. También, brinda protección prolongada y mayor desarrollo de raíces y absorción de nutrientes”, indica Ramírez D’Auria.
Asimismo, es fundamental prestarle atención a cómo se realiza ese curado. En este sentido, el especialista de BASF recomienda el tratamiento profesional de semillas, a través de las 62 plantas Seed Solutions de la organización, distribuidas en todas las zonas productivas del país. “Allí se realiza de forma más efectiva la distribución de ingredientes activos (IA) sobre toda la superficie de la semilla y, también, se realiza el agregado de polímeros que disminuyen el desprendimientos de esos IA, asegurando la dosis necesaria por semilla y mejorando los parámetros de fluidez al momento de la siembra”.
En ese sentido, un equipo de investigadores de BASF realizó ensayos con el objetivo de desarrollar técnicas eficaces, a partir de la aplicación de soluciones que cumplan con las necesidades de los productores en cuanto al control de enfermedades y a la calidad de la siembra. “Durante la última campaña, nuestros técnicos evaluaron el recupero de activos sobre semillas de cebada. Se tomó una muestra de la semilla curada con polímero de adherencia y otra sin polímero, a las que se les realizó la evaluación bajo el método de HPLC (cromatografía líquida), a fin de determinar la cantidad de IA que llega al suelo al momento de la siembra”, explica Pablo. “Como resultado, observamos que el tratamiento sin polímero presentó valores de desprendimiento de los productos aplicados a la semilla que van del 18% al 30%, mientras que el tratamiento con polímero tuvo un 3% de desprendimiento”, agrega.
El tratamiento de semillas es un proceso de gran importancia, que garantiza el desarrollo saludable del cultivo. “En BASF, tratamos de abordar la problemática desde distintos puntos de vista, para ayudar al productor y acompañarlo en todas las fases del cultivo”, finaliza Pablo.