Yoav Reisler, gerente de marketing de Aleph Farms, dijo que están planeando
llegar al mercado con la carne cultivada en 2022. Ciertamente, al comienzo no
será económica, pero su objetivo es lograr la paridad de precios con la carne
natural en instalaciones de producción a gran escala en aproximadamente cinco
años.
En términos generales, las empresas de carne cultivada aspiran a “sustituir la carne de vacunos por carne vacuna”, como dice Mosa Meats, una startup holandesa creadora de la primer hamburguesa de carne cultivada. “El objetivo es brindar nutrición incondicional a todos en cualquier momento y lugar, haciendo que la carne cultivada sea accesible”, destaca Reisler en una entrevista la medio israelí Haaretz.
Según el ejecutivo, la compañía trabaja para reducir el costo del medio de
crecimiento de las células, que consiste en una solución rica en nutrientes que
le proporciona la energía que necesitan para crecer y multiplicarse. Este es uno
de los factores más costosos del proceso, explica.
El tiempo que tarda en confeccionarse un bife o una hamburguesa, desde que se
comienza con células donantes puede tomar entre tres o cuatro semanas a 10
semanas. En comparación, criar una vaca desde su nacimiento hasta la madurez
lleva de dos a tres años, señala Reisler.
Aleph Farms dijo que una porción de su bife costaba unos U$S 50 para producir hace dos años, pero se negó a indicar cuánto cuesta producir ahora. De todas formas, la cifra es mucho menor a los 250.000 euros que costó la primera hamburguesa producida con carne de laboratorio por Mike Post, en 2013. Mosa Meats había dicho en septiembre de 2020 que había logrado reducir el costo en 88 veces y que en los próximos tres años aspiraba a producir hamburguesas al costo de 9 euros por unidad.
Para reducir el costo de cultivar carne en biorreactores y llevarlo de forma
masiva al público, los precios de los medios de cultivo celular y los factores
de crecimiento deben caer, o la tecnología debe cambiar. Reisler comparte que
Aleph Farms aspira a producir “miles de toneladas” de carne por año una vez que
alcancen la producción a gran escala en 2025.
Una segunda limitación para lograr la paridad de precios es que las células solo
pueden multiplicarse en cantidades limitadas. Depende del tipo de célula, pero
la mayoría solo pueden dividirse de 40 a 60 veces antes de agotar su potencial.
En otras palabras, una línea celular solo puede producir una limitada cantidad
de carne.
A pesar del hecho de que la ingeniería genética podría inducir teóricamente la inmortalidad celular, los productores son recelosos debido a los problemas regulatorios anticipados y las preferencias de los consumidores, dijo Haaretz.
Mientras tanto, la industria cárnica cultivada en laboratorio todavía está trabajando para llevar los biorreactores de perfusión tisular a una escala industrial. Los biorreactores de perfusión tisular son recipientes en los que la «carne» de etapa intermedia se coloca en estructuras biocompatibles y se cultiva en su forma final. Aleph Farms, por ejemplo, está trabajando con los principales productores mundiales de carne para mejorar la tecnología, dice Reisler.
La clave para una “industria cárnica” cultivada en laboratorio a escala mundial es un sistema cerrado de producción. Si se perfecciona, un sistema cerrado que recicla los residuos de los procesos celulares podría salvar a las empresas de la pesadilla de la contaminación; teóricamente podría disminuir las molestias para las vacas de tener alguna que otra biopsia.
En 2019, la tecnología de Aleph Farms se utilizó para producir carne «libre de animales» en la Estación Espacial Internacional, cuenta Reisler. La compañía está programada para lanzar otro experimento al espacio en 2022, para mostrar que su producto teóricamente se puede producir en cualquier lugar, incluso en los entornos más adversos.
Según Mosa, en teoría, un gramo de tejido muscular se puede convertir en 10 toneladas de carne, un factor de multiplicación de 10 millones. «Si esto se traduce en una reducción de vacas, necesitaríamos sólo 150 vacas para satisfacer la demanda de carne del mundo entero (el planeta ahora alberga aproximadamente 1.500 millones de vacas)», afirmó Mosa.
«Teóricamente sería posible tener producción de carne en nuestra propia casa, al igual que algunas personas tienen huertos. Sin embargo, probablemente no sea un escenario muy realista. Producir carne a pequeña escala llevaría alrededor de 10 semanas, por lo que quizás solo sea atractivo para los chefs más pacientes».
En 2020, los humanos comieron aproximadamente 75 millones de toneladas de carne proveniente de aproximadamente 216 millones de vacas. Para su producción se necesitaron enormes extensiones de tierras cultivables en todo el mundo a pesar de que contribuye a solo un tercio del suministro mundial de proteínas. Su producción contribuye a cerca de la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la agricultura.
En un comentario regulatorio de 2018 a la FDA, varios productores de carne cultivada en laboratorio afirmaron que su producto “espera que produzca menos emisiones de gases de efecto invernadero”. Este año, la consultora de asuntos ambientales CE Delft publicó un artículo basado en el modelado del cultivo de carne de laboratorio industrial a gran escala en comparación con la producción de carne convencional. El grupo afirma que el cultivo de laboratorio podría reducir el impacto de las vacas en el cambio climático hasta en un 92%; el uso de la tierra en un 95%; y el consumo de agua en un 78%.
Aparte de la aprobación regulatoria de Singapur a fines de 2020, ningún otro país permite hoy la venta de carne cultivada en laboratorio todavía.
Fuente: Bioeconomia.info - Emiliano Huergo