«Es el certamen más importante de Europa», aseguró el responsable de la
notable conquista, Gerardo Costaguta. Y destacó que al país le fue muy bien en
el certamen porque representó el 3% de los vinos que se presentaron, y logró el
5% de los premios. «Cuando me dijeron que el 85% de la uva del Viñalba era de La
Modesta, me alegró muchísimo porque significa que tenemos un potencial para
hacer vinos de esa gama», comentó entusiasmado.
Modesta, la abuela de Gerardo, seguro está muy orgullosa de la uva elogiada en Londres. Ella falleció en 2011 pero alcanzó a ver el notable trabajo de su nieto que comenzó en 2006. «Vio todo por suerte, estaba emocionada. Le mostrábamos las uvas», recordó. Es que el padre de Modesta, y luego ella, trabajaron la uva -criolla y mezcla- en el lugar, y la tradición generó venas en la tierra que registran el fructífero paso del tiempo.
«Se genera algo de mística», explicó Gerardo sobre el vinculo con el eslabón natural que permite la elaboración del vino. En la década del 80 se abandonó el cultivo de uvas en la chacra. «Estás loco», le dijeron cuando decidió recuperarla. Pero él no tuvo dudas y avanzó. Hoy tiene 10.5 hectáreas plantadas. «Creía que había una oportunidad, es algo que genera valor agregado a la zona», pensó y dio un ejemplo claro: un turista puede no ingresar a una chacra por la manzana, pero sí lo hace para vivir la experiencia con un vino. Y además, la trascendencia, «la uva de Beltrán está en Londres».
«La noticia me alegró muchísimo porque significa que tenemos un potencial para hacer vinos de esa gama»
¿Cuál es el secreto para lograr esta calidad que es premiada en el exterior
frente a los mejores vinos del mundo? «Buena genética de la planta, buen clima y
el trabajo», sintetizó y explicó que hoy se busca cada vez más el frío. Y eso se
puede conseguir por altura -como Mendoza- o por latitud. Destacó que el Valle
Medio tiene una muy buena diferencia de temperatura entre el día y la noche,
algo muy valorado para los vinos de excelencia. Sin embargo, alertó sobre los
efectos del cambio climático porque, en este sentido, el aumento de la
temperatura no es una buena noticia.
Gerardo está convencido que Río Negro tiene un potencial inmenso, y no es aprovechado. Representamos apenas el 1% de las viñas del país, «y logramos los mejores premios». Además, asegura que está todo por descubrir. «Casi todos tenemos las plantaciones de norte a sur y todavía no exploramos las que se hacen de este a oeste. Tampoco en nuestra estepa, cuando el Valle de Uno hoy está de moda», explicó.
El trabajo en La Modesta es mecanizado, tiene una persona siempre a cargo, y se suma un buen puñado de trabajadores en tiempos de cosecha. Siguen con atención los lineamientos modernos para lograr la mejor uva. «La de 2019 es la que ganó en Londres y fue la mejor cosecha que tuve, una uva espectacular. Los pedúnculos -lo que une a las uvas- estaban rojos, eso muestra la potencia impresionante», comentó. En cambio, el 2021 no fue nada bueno, la piedra lastimó mucho a las plantas.
Después de la inmensa alegría por el reconocimiento a su trabajo, ahora piensa en nuevos desafíos. «Me gustaría hacer mi vino», admitió. Sabe que el camino es extenso, arduo y muy exigente. Pero está entusiasmado, una buena señal, como cuando el pedúnculo toma un tono rojizo.
Fuente: 7enpunto.com