Lorena Basso. Así, por orden alfabético de provincias, contaron cómo están trabajando Javier Rodríguez, ministro de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires; Sergio Busso, ministro de Agricultura y Ganadería de Córdoba; Daniel Costamagna, ministro de Producción, Ciencia y Tecnología de Santa Fe, y Juan José Bahillo, ministro de Producción, Turismo y Desarrollo Económico de Entre Ríos.
Buenos Aires se suma a las certificaciones
Javier Rodríguez contó que Buenos Aires lanzó este año el programa de BPA, que concibe como un proceso de mejora permanente. La normativa, explicó, “establece parámetros que deben adoptar los productores, y también prevé que los criterios se van a ir modificando”.
El programa se centra en dos ejes principales, dijo Rodríguez: por un lado, el cuidado del suelo, y por otro, la correcta aplicación de agroquímicos. Respecto del primer punto, el ministro detalló que se pide “un análisis de suelo inicial y generar un planteo a 3 años detallando cómo van a ser las rotaciones y cuidados para conservar la fertilidad de los suelos”, que también es válido para quienes arriendan. En cuanto a los agroquímicos, dijo que “es uno de los elementos fundamentales: pedimos el cumplimiento de la receta agronómica y la verificación de que aquellos que están aplicando tengan la certificación de la provincia de Buenos Aires”, detalló. “Con esos dos elementos, el productor ya puede ingresar al programa; hay otros deseables también, como capacitación, uso adecuado de la maquinaria, elementos relacionados con las condiciones de la producción y otros, pero el cuidado del suelo y el uso correcto de los agroquímicos son los dos indispensables”, remarcó.
El funcionario explicó que, una vez que el productor se postula, la provincia verifica las condiciones, y hay dos incentivos centrales: uno es la certificación de BPA, porque “es importante que la provincia certifique a quieren llevan a cabo las prácticas adecuadas”. El otro, un incentivo económico: “Para tener una unidad de medida, el incentivo llega a ser hasta el 10% del impuesto inmobiliario rural”, pero no se descuenta, sino que “es un aporte que realiza el Ministerio”, aclaró.
“Estamos contentos porque lanzamos el programa en la pandemia, y hoy ya está operativo”, dijo. “Los formularios están en la web del Ministerio, y tenemos buena recepción, estamos convencidos de que la mayoría de los productores hace las cosas bien”, concluyó.
Córdoba: 5 años agregando valor con BPA
Sergio Busso contó que Córdoba, pionera en esta materia, está entrando en la quinta edición del programa de BPA, que contempla tanto lo agrícola como lo ganadero, y también a productores de todo tamaño y todo tipo de producciones: “Me parece que esto dio buenos resultados porque generó una visión muy federal”. El funcionario comentó que en estos días están terminando de entregar los recursos e incentivos económicos de 2020, y que, pese a la pandemia, llegaron a certificar 3.447 productores y 4.508 unidades de manejo, que en total abarcan casi 1,4 millones de hectáreas bajo BPA. “Es importante porque, en definitiva, va con el concepto de que a los productores hay que protegerlos, reconocerlos y, si es posible, estimularlos e incentivarlos”, afirmó.
El programa de BPA de Córdoba fue diseñado con el INTA y más de 50 instituciones, que conforman el consejo consultivo, y fueron aportando año tras año. “Siempre tuvo los objetivos de desarrollo sostenible vinculados a los programas de la ONU, sobre tres ejes: la persona (con capacitación, asociativismo, responsabilidad social empresaria), el planeta (con el cuidado de los recursos, la conservación del suelo, la rotación de cultivos, el cuidado de gramíneas) y la prosperidad (con incorporación de tecnología, de innovación, de conocimiento científico técnico). “Ponemos incentivos distintos: en 2020 fue todo lo que es Agtech, otros años, el riego: queremos alentar al productor a poner valor agregado, creemos que eso significan las BPA”, dijo Busso, “y tienen que ver también con una integración con la comunidad”.
El ministro contó que el programa BPA de Córdoba tiene dos tipos de incentivos económicos importantes, uno con puntaje por las prácticas que validan, y, desde el año pasado, un descuento de un 5% del impuesto inmobiliario rural. “Pero el mayor incentivo, por lo que dicen los productores, es cuando ponen en la tranquera el cartel con la certificación: es muy importante en la comunidad, una comunicación muy potente, porque muchas veces se lo ve al productor como alguien que simplemente quiere ganar plata, y ganar plata está bien, pero no de cualquier manera: hay que tener compromiso con lo social y lo ambiental”.
Busso contó además que, hace dos años, el programa de BPA de la provincia fue sancionado con fuerza de ley por unanimidad: “Es una política de Estado, trasciende a los gobiernos”, se enorgulleció. “Estamos lanzando la 5° edición, siempre tratando de mejorar y con el acompañamiento del sector privado”, dijo, y celebró que se hable de estos temas y que más provincias lo hayan puesto en la agenda pública.
Entre Ríos: compromiso social
Juan José Bahillo contó que en Entre Ríos están trabajando en una línea similar a la de Buenos Aires, en un programa denominado PASE, Productor Agropecuario Sustentable Entrerriano, desarrollado junto con la Mesa de las BPA de la provincia, que integran 28 entidades productivas, universidades públicas, la Secretaría de Ciencia y Técnica, entre otras instituciones. “El primer trabajo es un borrador de Ley de Fitosanitarios para enviar a la Legislatura, que contemple el criterio de las BPA”.
El PASE, contó, busca englobar a los productores que se comprometan voluntariamente a llevar adelante actividades productivas de acuerdo con protocolos de calidad elaborados por un equipo interdisciplinario. “Es un reconocimiento a los productores, entendemos que la sustentabilidad que le tenemos que dar en el tiempo a la producción primaria tiene que ir necesariamente atada a las BPA”, dijo Bahillo. “Además, creo que tenemos que trabajar en que los productores vayan incorporando esta metodología, vamos a demandar paquetes tecnológicos cada vez más precisos que mejoren la producción y la productividad, pero también la convivencia con el entorno, dando tranquilidad a todos los sectores”, remarcó.
En cuanto a la metodología, “los productores deben plantear un plan de trabajo con una situación inicial y un plan a 5 años en los que se incorporen tecnologías y metodologías que mejoren la sustentabilidad. “Nuestros suelos tienen características erosivas un poco distintas, las cuchillas hacen que Entre Ríos necesite un compromiso adicional”, sostuvo. También enumeró otras prácticas deseables, como el control racional de plagas, la receta agronómica, el trabajo con aplicadores habilitados, la georreferenciación de los lotes de aplicación para controlar en tiempo real que las condiciones sean favorables, los envases con triple lavado y disposición final, el manejo del bosque nativo y pastoreo natural, entre otros, con hincapié en el involucramiento social con diversas comunidades.
En cuanto al reconocimiento, dijo que están trabajando en dos líneas: un beneficio impositivo por un lado, e involucrar a las empresas proveedoras para que hagan su aporte, por el otro, además del reconocimiento social, que “es importante porque muchas veces el productor es injustamente criticado”.
Santa Fe, con subsidio de tasas
Por último, Daniel Costamagna comentó que Santa Fe está articulando con el sector privado y el académico para lanzar el próximo junio “un programa que tiene ver con incentivos en todo el territorio, relacionados con la producción, la calidad, para todos los tipos de carne y otros”. La idea es utilizar como herramientas de financiamiento “créditos con estímulos muy claros en cuanto a bonificación de tasas”, para desarrollos vinculados a Agtech, capacitación, normas de manejo, cuidado del ambiente, manejos silvopastoriles, cuidado de humedales, RSE, caminos rurales y otros temas, detalló, y agregó que todos esos temas suman para “llevar al máximo de bonificación de tasas”, que tiene que ver con los seguros y es una herramienta indispensable. “Estamos ayudando y evitando posibles problemas, estas herramientas no solo hay que llevarlas adelante, sino que tienen que ir con estímulos financieros y fiscales”, señaló, sobre todo en provincias donde la producción de alimentos es central.