Xavier Durand, CEO de Coface señaló que “el año pasado, destacamos los numerosos obstáculos en el camino hacia el crecimiento empresarial que preveíamos 2020: riesgos políticos y ambientales, excesivos endeudamientos de muchos estados en los países emergente. Sin embargo, no nos podríamos haber imaginado que la economía mundial experimentaría su recesión más profunda desde el final de la Segunda Guerra Mundial a causa de una pandemia”.
“La pandemia es un catalizador de tendencias estructurales preexistentes: el aumento desigualdades y riesgos políticos, endeudamiento estatal y empresarial, digitalización y transición energética”, agregó.
Respecto a la metodología. Cada trimestre, Coface revisa las evaluaciones de 13 sectores en 28 países (que representan 88% del PIB mundial) en 6 regiones principales del mundo. Para evaluar estos riesgos, la empresa se basa en tres pilares y ocho criterios.
La evaluación del riesgo sectorial regional se encuentra en una escala de cuatro niveles, bajo, medio, alto o muy alto.
En el caso del sector Agrifood, Asia y el Pacífico se encuentra en el nivel
medio de riesgo, Europa central y del Este en nivel medio, Latinoamérica y
Norteamérica en niveles altos y Europa occidental en medio.
Agroalimentación muestra resistencia al impacto de la pandemia
De acuerdo con el estudio, “en general, el sector de la agroalimentación muestra resistencia al impacto de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, también se enfrenta a desafíos en este contexto, como la caída de la actividad en restaurantes, lo que ha provocado una disminución de la demanda del sector en general”.
A lo anterior se complementa, la producción de carne que se interrumpió ya que muchos procesadores de carne tuvieron que cerrar temporalmente después que los empleados contrajeron el virus. Además, las cosechas en Europa y América del Norte se vieron afectadas por la falta de mano de obra extranjera temporal debido al cierre de las fronteras.
En el caso de las perspectivas económicas para el sector, de acuerdo con Caface, “ si bien el sector agroalimentario está resistiendo la crisis de Covid-19 en general y en comparación con otros sectores (como el transporte), algunos de sus segmentos se han visto muy afectados”.
La cuarentenas provocaron que muchos países cerraran restaurantes o impusieras reglas muy restrictivas, lo que provocó una caída de la demanda para los productos del sector agroalimentario.
Rusia, el mayor exportador de trigo del mundo, introdujo restricciones a las exportaciones de alimentos.
Estas restricciones generaron presiones inflacionarias en los precios internacionales de los alimentos. Mientras tanto algunos países, como Francia, Alemania y el Estados Unidos, enfrentaron escasez en la mano de obra temporal para las cosechas de productos agrícolas.
Según Coface “como parte de la Fase 1 del acuerdo comercial destinado a aliviar tensiones comerciales entre China y EE.UU. China tendrá que aumentar sus importaciones de productos agrícolas estadounidenses bienes por USD 12.5 mil millones en 2020 y USD 19.5 mil millones en 2021 con respecto a los niveles de 2017. Sin embargo, hay no hay garantía en esta etapa de que China comprará suficientes productos agrícolas estadounidenses para cumplir con los términos del acuerdo: China tiene poco espacio para intensificar sus importaciones de soja de EE. UU., ya que son estacionales y la PPA ha reducido la necesidad de soja de China".
Fuente: Portal Fruticola