Las voces que señalan la intervención de organismos del Estado en supuestas llamadas, advertencias, pedidos o recomendaciones, nos mueven a plantear muy seriamente hacia donde se pretende llevar a los productores agropecuarios.
Los mercados institucionalizados, son el ámbito efectivo para el juego de la oferta y la demanda, los hacen transparentes y generan confianza entre todos los integrantes de la cadena respectiva.
Desde hace algunos días, mañosamente, se pretende endilgar al sector productor el ritmo inflacionario que sufre el país y que arrastra décadas, sin soluciones definitivas, sobre esta falacia, se toman medidas destinadas a entorpecer la comercialización y exportación de la producción primaria.
No será con llamados telefónicos, apretadas o amenazas la forma en que funcionará el comercio de carne, granos, leche u otros productos, es necesario, inteligencia, dialogo y una mirada profunda a las causas reales que llevan al proceso inflacionario, culpar a un sector, para condenarlo ante la sociedad encierra un prejuicio ideológico inadmisible.
La Argentina del presente, necesita llamados por teléfono para concertar, dialogar y encontrar políticas comunes que traccionen toda la actividad productiva, los que piensan en otros llamados, los que apuran, los que amedrentan, solo nos hunden en lo peor de nuestro pasado.