En el mercado de soja, los precios internacionales, así como los domésticos, siguen en baja.
Razones para entender, aunque parcialmente, la nueva tendencia que parece afirmarse hay varias.
Vamos a destacar dos, para lo inmediato. Porque las cosas, más adelante, pueden cambiar.
En primer lugar, pesa el reporte del USDA, que ha afectado negativamente los precios. Sorpresivo.
Según éste, la estimación productiva para la Argentina sigue en 47,50 millones de toneladas. Llama la atención ¿no? Pues acá se piensa en un volumen menor a 45 millones.
A su vez, la correspondiente a Brasil subió de 134 a 136 millones de toneladas
Obviamente, estos datos golpean los precios. Al menos, por ahora. Porque puede haber correcciones por parte de éste.
Vale preguntarse que podría pasar si la campaña de EE.UU. no avanza como se pretende, puesto que los stocks finales siguen estimados, para el presente año, en tan sólo 3,27 millones de toneladas. Un nivel delicadamente reducido. Atención a esto.
La otra razón está ligada al problema argentino. Es decir, a la evolución del tipo de cambio.
Hace un buen tiempo que el dólar está planchado. Y todo indica que seguirá así, al menos unos dos o tres meses más. Mientras tanto, la inflación seguirá haciendo de las suyas, con esta divisa corriendo por detrás. Más lentamente.
Esta tranquilidad del dólar, en todas sus caras, proviene en buena parte del ingreso de divisas por la liquidación de éstas en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC).
La intervención del Banco Central en el mercado de cambios, con el fin de aquietar las fuerzas inflacionarias, más la entrada de divisas del exterior por la agricultura, dejan prever la continuación, por ahora, del dólar planchado.