Los precios seguirán mostrando vaivenes.

Tenemos jornadas de subas, como la de este lunes donde la soja, con entrega inmediata alcanzó los USD 330. También para la descarga en mayo.

Y donde los futuros en Chicago cerraron con subas, bajo la presión de compras técnicas.

Pero también tuvimos caídas, en anteriores jornadas.

Podrá haber bajas. Pero es factible que la tendencia sea relativamente positiva.

Porque además de factores como la menor cosecha esperada en América del Sur y los bajos stocks en América del Norte, el mundo no ha cambiado en materia alimenticia.

Existen razones, más bien coyunturales, para estimar una baja en los precios de la soja luego de un período de valores más bien elevados.

Sin embargo, vale destacar que así como existen éstos, también hay una razón fundamental para estimar precios relativamente sostenidos, al menos, en el mediano plazo.

Son razones estructurales que marcan tendencia.

Aunque pueda resultar trillado, hay que recordarlo: la razón está en el mercado chino.

El sostenido y acentuado crecimiento económico chino no se ha detenido. Y nada indica vaya a hacerlo.

Pese a las restricciones derivadas de la pandemia durante el año pasado, este país fue el único entre los grandes que logró crecer. Según las estimaciones más respetadas, el crecimiento de su PBI es positivo y alcanza al nada despreciable ratio de 2,3%.

Ello da una idea de lo que podría ser el futuro.

Hace cuarenta años, su población sufría una dura carestía de los elementos más básicos para vivir, como los alimentos. Y ahora, ha mejorado notablemente. Pero falta mucho, aún.

Es que si miramos la historia de las últimas cuatro décadas, veremos claramente que China viene creciendo en forma interrumpidamente, desde un nivel muy bajo.

Fijemos nuestra atención en la década pasada.

Mientras EE.UU. sufría una fuerte baja, a niveles donde su PBI disminuía en 2008/10, China pese a la gran crisis mundial, seguía creciendo. Es cierto, a menores tasas, pero lo seguía haciendo.

Y el año pasado, la gran potencia de América reveló una reducción de su PBI. En tanto, China, aunque en menor ritmo, mostró una suba.

El gráfico es claro.

Tasa de aumento del PBI anual. China en rojo. EE.UU. en azul. Datos del Banco Mundial (BCR)


Pero esto no es lo más importante. ¿Dónde está lo más importante? En que a diferencia de las demás potencias cuya población se encuentra bien alimentada, acá la gente todavía tiene muchos consumos pendientes de concretarse.

Pesa a la baja en la tasa de crecimiento de su PBI, durante el 2020, el gasto en alimentos habría aumentado cerca de un 2%. ¡En plena pandemia!

Así el cuadro, no debe sorprender que China haya pasado a ser el mayor importador agrícola a nivel global.

Las razones coyunturales podrán asustarnos o alegrarnos, pero las estructurales dan margen para cierto optimismo (siempre y cuando el Cuco no intervenga, más todavía).