En este contexto, la vuelta a las oficinas y a retomar cierta normalidad en las actividades cotidianas podría ser fundamental para prevenir mayores daños colaterales. Por otro lado, la actividad de psicólogos y psiquiatras se ha visto en la obligación de actualizarse.
Una publicación efectuada por Retina, revista perteneciente al medio español El País, publicó recientemente un estudio del MIT y la Universidad de Harvard, el cual sostiene que se duplicó la cantidad de referencias que los usuarios hacen a la ansiedad y al suicidio en comparación con 2019 y 2018. También aseguran que el lenguaje utilizado por aquellas personas que no solían hablar del temor por su salud comenzó a parecerse mucho al de los que padecían este tipo de pensamientos.
Por otra parte, el semanario británico The Economist hizo públicas algunas estadísticas de Harvard Business Review referidas al estado de salud mental de los trabajadores. De una muestra de 1500 encuestados en 46 países diferentes, el 85% sostuvo que su bienestar general había decaído, mientras que el 55% argumentó que no había logrado balancear su vida laboral con la personal.
En la misma línea, Randstad sacó a la luz en enero los resultados de su Workmonitor para el segundo semestre de 2020. En esta oportunidad, se hizo foco en las preferencias y expectativas de los trabajadores en relación a los formatos y esquemas organizacionales de cara a la coyuntura actual. Según el estudio, el 47% de los trabajadores argentinos preferiría un esquema híbrido entre home office y trabajo en la oficina como formato ideal y permanente. El 19% dice que seguiría trabajando siempre desde su hogar, mientras que apenas el 6% sostiene que quisiera trabajar siempre desde la oficina cuando se levanten todas las restricciones.
La psicóloga María Fabiana Correa, coordinadora del Área de Psicooncología
del Observatorio de Salud Mental y Adicciones de la UNR. Habló con ON24 acerca
de las consecuencias del aislamiento y de atravesar una realidad como la actual.
“La soledad pega muy duro. El aislamiento trae muchos síntomas, entre ellos, la
angustia y la ansiedad ante la incertidumbre”, comentó. En este sentido, la
fuerte caída de la actividad económica y las restricciones aplicadas sobre
ciertos trabajos también tuvieron su impacto: “El comienzo del ASPO fue muy
triste. Todos empezamos a pensar qué iba a pasar con nuestro trabajo y luego
comenzamos a sumar otras variables”.
Según un trabajo presentado por el Observatorio Provincial Salud + Economía + Libertad creado por Fundación Libertad, la actividad económica en el aglomerado Gran Rosario cayó un 10,7% con respecto a 2019. Por otro lado, el empleo decreció un 15,7%. Por su parte, el desempleo santafesino muestra una tasa de desocupación para el segundo trimestre del 23,6%, de acuerdo con la estimación del mismo organismo.
Además, el mismo reporte subraya varios puntos en contra de las libertades individuales. Por ejemplo, la ausencia total de clases presenciales a lo largo del año y la prohibición de las reuniones sociales, familiares y religiosas. La restricción sobre este último punto todavía rige formalmente en la provincia, tal como se impuso el 20 de marzo de 2020, aunque no existe un control estricto sobre la población como en las fases más rígidas del ASPO. La actividad física y recreativa, por su parte, recién volvió parcialmente a mediados del mes de mayo.
Correa opinó al respecto: “A veces, cuando uno tira la sábana para taparse de un lado, se destapa del otro. Creo que los derechos humanos no estuvieron contemplados en el sentido correcto y con la terminología adecuada, aunque sí creo que se hizo lo que se pudo”. Luego, subrayó que “la OMS habla de que la salud abarca lo físico, lo emocional y lo social. Tienen que estar esos tres puntos unidos. Salud mental no implica únicamente la ausencia de delirio o psicopatías”. Al mismo tiempo, llamó a hacer una revisión de las medidas sanitarias de cara a la pospandemia.
Según la especialista, la soledad potencia síntomas como la angustia, la ansiedad y el miedo. Esto también puede derivar en cuadros psicopatológicos más complejos, como depresión o una profundización de trastornos alimenticios o compulsivos. La incertidumbre acerca del futuro, una de las emociones más características entre los trabajadores, también puede acarrear consecuencias negativas. “Ante una situación tan angustiante y la incapacidad de proyectarse en el futuro, muchos terminan yendo al pasado. Todo el tiempo están pensando en las costumbres que disfrutaban y que perdieron”, explicó la psicóloga.
Volver al consultorio
Sin embargo, la atención psicológica también se ha visto alterada a consecuencia de las políticas sanitarias. Hasta mediados de septiembre de 2020, los consultorios debieron permanecer cerrados y solamente se permitía la atención de ciertos casos particulares. Las sesiones a distancia se convirtieron en un desafío tanto para los profesionales de la salud mental, como para los pacientes. “Tuvimos que empezar a manejar temas como el tono de voz y los silencios. Tuvimos que bajarnos de los prejuicios acerca de la atención psicológica concebida como una actividad absolutamente presencial”, explicó Correa.
Hoy en día, muchos profesionales han diversificado su metodología de terapia y mezclan turnos virtuales y presenciales. Sin embargo, todavía hay cierta preocupación por la gente que abandonó sus tratamientos. Para muchos, la virtualidad no resultó cómoda o no tuvo recursos tecnológicos para acceder a ella. “A veces les ofrecemos a los pacientes muchas herramientas de comunicación. Sin embargo, es posible que se encuentren en una casa en la que no pueden hablar porque no tienen privacidad. Algunos han hablado desde un auto o mientras se encontraban trabajando, pero no todos tienen esa oportunidad”, relató.
La progresiva vuelta a la normalidad en diferentes actividades y la flexibilización de las restricciones gubernamentales pueden resultar un alivio en el corto plazo. Sin embargo, los especialistas temen por los efectos del último año. “Todavía no sabemos cuáles van a ser las consecuencias, sobre todo para quienes ya tenían padecimientos de base. Venimos de un año en que se les dijo a los pacientes que no podían asistir a tratarse. Se los evaluó para ver quiénes podían ir y quiénes no. Aunque creo que poco a poco iremos retomando la vida que teníamos hasta llegar a una mixtura entre lo presencial y lo virtual. Hoy, vamos estudiando caso por caso”, concluyó Correa.
Fuente: ON24