El Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral dio a conocer la edición de Enero de 2021 del Ag Barometer Austral. La encuesta toma las respuestas de 406 productores, cuyo valor bruto de producción es igual o mayor a 200.000 USD.
El nuevo informe indica que el crecimiento en la confianza de los productores se detuvo y los números reflejan una medición muy similar a la previa: El Ag Barometer Austral de este primer mes de 2021 tiene un valor de 79 frente a 78 de noviembre 2020 y de 52 en su medición interanual de enero 2020.
Según afirmaron los especialistas, resta esperar a la próxima medición para comprobar si esto implica un punto de inflexión en la serie, o bien si se retoma nuevamente el proceso de recuperación de confianza. "De todos modos, el índice aún muestra valores inferiores a 100, lo que indica que las respuestas negativas superan a las positivas", remarcaron.
Los niveles de confianza respecto de la situación presente y la situación futura están en los valores similares al tercer trimestre de 2019, momento en el cual había comenzado a verse el impacto del resultado de las elecciones presidenciales en la confianza de los productores.
Incertidumbre respecto a la política económica
En la Argentina, los productores agropecuarios tienen que enfrentar un contexto político sumamente adverso. Así, nuestro país va en contra de lo que sucede en la mayoría de los países exportadores de commodities como los EEUU y Brasil, donde el incremento en los precios de maíz y soja ha aumentado significativamente la rentabilidad de los productores y sus niveles de confianza están cerca de los máximos históricos.
A mediados de enero pasado, en el sector resonaron fuerte las declaraciones vertidas por la diputada del Frente de Todos, Fernanda Vallejos, quien señaló que el país tiene la “maldición” de exportar alimentos. Entre los productores agropecuarios se encendieron las alarmas respecto a potenciales nuevas intervenciones orientadas a limitar las exportaciones.
El debate se reavivó, nuevamente, a principios de febrero con relación a los fuertes rumores del incremento de retenciones y limitación de exportaciones, medidas orientadas a desacoplar los precios internacionales de los locales. Estas manifestaciones provocaron una inmediata reacción del sector y dieron lugar a una reunión de la Mesa de Enlace con todo el equipo económico, en la cual se descartó el aumento de retenciones y se abrieron canales de diálogo para enfrentar el problema inflacionario en forma sistémica y con la participación de todos los actores involucrados.
"En un sector acostumbrado a los vaivenes de la política y a producir en un contexto desfavorable, el resurgimiento de estos debates implica pensar en medidas de adaptación a (nuevos) cambios en el contexto de rentabilidad", manifestaron los especialistas de la Universidad Austral en el nuevo AG Barometer, que refleja los siguientes valores: 25% de los productores ve con seguridad intervenciones, y 40% lo ve probable. Menos del 15% de los productores no vislumbra intervenciones en el horizonte.
Situación climática, márgenes y ritmo de ventas
Sobre la situación climática, el AG Barometer expresa que, a pesar del alivio que trajeron las lluvias de fines de enero y después de un 2020 muy complejo en términos de clima, la sequía generada por La Niña ha impactado muy fuertemente en los cultivos de verano.
El 37% de los productores manifiesta un impacto desfavorable o muy desfavorable en sus cultivos de verano. En lo que respecta específicamente al impacto en los rindes, 40% de los productores observa rindes inferiores al promedio.
Sin embargo, más allá del impacto en la cantidad de producción por el clima, los precios han sido un buen driver para el sostenimiento de los resultados económicos. "Esto se debe a una combinación de la recuperación en los países compradores (China particularmente) que ha comprado niveles récord de maíz y soja; de la situación climática en Argentina y Brasil; de la situación de stocks en Estados Unidos vienen empujando los precios de los granos al alza, y de la devaluación del dólar frente a otras monedas. La soja ha superado los 500 U$D/tn en Chicago, un valor que no se veía desde 2014, y el maíz ha superado los 220 U$D/tn", explicaron los especialistas del Centro de Agronegocios y Alimentos de la UA.
Asimismo, el incremento de precio se ve reflejado en el comportamiento interanual de los precios (febrero 2021 vs febrero 2020) de la soja, maíz y trigo, comenzando por las variaciones en el Chicago Mercantile Exchange (CME) y luego las cotizaciones MATBA ROFEX. La devaluación del peso argentino también ha contribuido a la mejora interanual de los precios en pesos disponibles al productor.
"Este incremento de los precios ha permitido sostener el resultado económico de los productores más allá del impacto del clima. Casi 40% de los productores indica que tendrá resultados mejores o mucho mejores que el promedio, mientras que 35% espera un resultado en línea con el promedio histórico", detalló el informe.
Ritmo de comercialización y fijación de precios de maíz y soja
En términos de fijación de precios, más de dos tercios de los encuestados manifiesta aún no haber fijado precios en la cosecha gruesa 20/21. Si bien en las últimas semanas se ha acelerado el ritmo de ventas y fijación de precios de soja y maíz, un 70% de los productores manifiesta no haber fijado precio a la soja y otro 75% no ha fijado el precio al maíz.
"Esto va en línea con la información suministrada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación al 17 de febrero 2021, donde se refleja que tanto en soja como en maíz se habían comercializado menores porcentajes que en la campaña anterior, siendo esta disminución más notoria en el caso de la soja. De esos valores, también es mucho menor el porcentaje de ventas realizadas con precio en el caso de la soja que en el maíz", indicó el informe.
En ese sentido, los especialistas de la UA ven posible que "las ventas y la fijación de precios tiendan a acelerarse en las próximas semanas, teniendo en cuenta la amenaza de retenciones y que el gobierno ha manifestado que va a moderar las modificaciones del tipo de cambio como una herramienta más de política antiinflacionaria, con el objetivo de llegar a las elecciones de octubre sin un gran deterioro en los salarios reales".
"También es muy probable que en los meses siguientes comience a retrasarse el tipo de cambio oficial con relación a la inflación y este atraso seguramente hará muy difícil poder reducir la brecha entre el tipo de cambio oficial y los dólares alternativos (Bolsa y MCL), lo cual es mala señal para la liquidación de divisas por parte de los exportadores", detallaron.
Fuente: Centro de Agronegocios y Alimentos de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral