El abandono de la Convertibilidad, en 2002, abrió las puertas a la emisión monetaria sin respaldo (reembolso previsible). Que el derrumbe de la demanda interna junto con la extraordinaria expansión de la soja y cereales postergó hasta fines de esa década.
Emitir en exceso para pagar gastos sin financiamiento genuino, es un abuso de poder dominante, una estafa. El Estado obliga al peso como medio de pago, aun sabiendo que pierde valor, como el hielo bajo el sol del verano, según el ritmo y condiciones imprimidas por el emisor. Ningún juez aceptaría esa operación de un privado.
Los excesos de emisión van restando valor a los pesos en circulación, causando alzas de precios y ajustes operativos de todos los agentes económicos. Peor aún, para calmar las protestas y disconformes con los resultados, los funcionarios alteran, desvían, restringen, negocios privados, modifican valores, imponen cargas, reiteran e inventan regulaciones novedosas. Todo lo necesario hasta saciar su avidez de recursos y contrariedades con lo obtenido. Aunque desplomen actividades, estructuras, instituciones y hasta la misma organización de la economía. El daño a las propiedades se propaga remarcando límites de precios, salarios, alquileres, tarifas de servicios, tasas de interés, múltiples valores cambiarios. Hasta elevando impuestos en medio de las privaciones de la pandemia.
En esa confusión de regulaciones más numerosas y menos conocidas, declaran promover actividades, impidiendo despidos de personal, entregar, embarcar, pagar productos y servicios al exterior, sin compensar las pérdidas sufridas. Expuse en Infobae, esas restricciones arbitrarias imponen redistribuciones de actividades, ingresos, y desarticulan al conjunto.
Conceptos básicos
Sólo los intercambios voluntarios de derechos (transacciones) generan valor,
satisfacen necesidades. Son tanto más beneficiosos si las reglas son justas,
iguales para todos, estables en el tiempo, pues descubren opciones más
productivas. Ahora bien, mientras los actos privados son voluntarios, los del
Estado son forzados. No se puede asegurar que satisfagan necesidades
individuales superiores a su costo. Cuáles generan valor y merezcan realizarse.
Entonces, es lógico tener fuertes dudas en las intervenciones de funcionarios. Máximo que su mayor competencia son los discursos, más que obrar con eficiencia. Por eso, se debe obtener la información y ser muy prudentes al evaluarlas. Las naciones avanzadas elaboran protocolos precisos para ejecutarlos en provecho de la comunidad. En contraste, los gastos de las sociedades rezagadas suelen ser ineficaces; favorecen a partidarios y menos a la gente. Diferencian los derechos individuales según las prioridades políticas del caso particular. No garantizan justicia. Por caso, escasean datos de las negociaciones de vacunas para covid-19.
Ideólogos especuladores, políticos de pelajes variados, hasta prestigiosos, promueven ilusiones, esquemas fantásticos que terminan en fracasos rotundos. Es típico no comprometan recursos propios. El arte de los más nombrados consigue bienes de terceros, la confianza de incautos, ilusos. En ese oficio, los políticos se destacan. Convocaron a guerras mundiales y programas frustrantes de pueblos enteros. Mao Zedong, con “la tierra para quien la trabaja” y “El Gran Salto Adelante”, impulsó movimientos que acabaron en la Gran Hambruna y muerte de unos 50 millones de personas. Mucha atención con las propuestas políticas.
La inflación viene declinando en el mundo y fue inferior al 2% anual, en 2020, al tiempo que bajan las tasas de interés. Tanto que los bonos de estados nacionales mejor calificados cobran a los inversores, ofreciendo rendimientos negativos hasta en plazos prolongados. Alemania, Suiza, Holanda cobran tasas negativas de interés del 0,5% anual en bonos a 10 años. España reconoce apenas 0,1% positivo.
América Latina acompaña la baja de la inflación, salvo en Venezuela, Surinam (50%), Argentina (36%). Se modera en Uruguay (9,4%). El promedio del resto de América Latina 2,7%, incluyendo México (3,4%) y Brasil (2,8%). Los países del euro menos del 1%, igual que el yen, la libra y dólar canadiense. El dólar de EEUU, 1,5%. Los países que utilizan la moneda de un ente prestigioso, como la FED o el Banco Común Europeo, sufren inflación parecida.
América Latina acompaña la baja de la inflación, salvo en Venezuela, Surinam
(50%), Argentina (36 por ciento)
Los precios miden la cantidad de moneda para comprar un bien. La inflación es el
aumento de la cantidad de moneda para comprarlo. Si usa otra moneda, dólares en
vez de pesos, cambia el precio.
Se aprendió que la inflación es sumamente dañina: desinforma, ahonda imprecisiones de valores, repercute en toda la comunidad monetaria, exacerba corrupciones. El relevamiento de corrupción en el Estado, de Transparencia Internacional, informa Argentina empeoró 12 lugares en 2020, hasta caer al puesto 78, el mismo de China. Lejos de Uruguay (21) y Chile (25). Un socio relevante ahora, Rusia, en el puesto 128, entre el peor de la tabla.
Como en el fútbol, la coordinación y destrezas en cualquier actividad colectiva empeora con la variabilidad de reglas y parámetros. El ingreso del argentino promedio es hoy menos de la tercera parte del que ganaba en 1980, actualizado por precios al consumidor de EEUU, en dólares al tipo de cambio oficial. Sólo Venezuela perdió más (90%). En el resto de América Latina, el ingreso por habitante creció 13 por ciento.
Sin normas y valores estables se pierden confianza y habilidades
El exceso de emisión deprecia el dinero, en ritmos, tramos y tiempos
cambiantes, complicando negocios. Los gobernantes suelen aprovechar la confusión
intentando prevalezcan sus objetivos particulares, por sobre los de los
habitantes. Emiten, engañan, empobrecen. Alteran valores externos de la moneda,
deudas y bienes transables en el exterior. Violando los derechos de propiedad de
la población. Precio es la cantidad de moneda cambiada por bien. En la
Argentina, conviven cotizaciones en dos monedas, que fluctúan entre sí y según
las transacciones. Sin precios y derechos estables, las propiedades, ingresos y
mercados languidecen.
Alarma el índice Riesgo País que mide el rendimiento exigido en la deuda pública argentina. Desde las PASO, aumentó de menos de 900 a un máximo de 2.500 en noviembre 2019. Luego fue menguando a menos de 1.900 en febrero 2020. En marzo subió a 4.400 y ahora ronda los 1.450 puntos, pero con una nueva composición del índice por el canje de deuda que equivale a más de 2.300 en la serie previa.
Tales rendimientos, en títulos, libres de riesgo empresario y de impuestos, para personas físicas, achican terriblemente las oportunidades ofrecidas por nuestras leyes.
Cada gobierno continúa a otros. Si bien se suele evaluar a cada uno por lo ocurrido en su gestión, las administraciones se continúan unas con otras. La Argentina es cada vez menos competitiva, corroída por reglas variables según las políticas, la afiliación personal, actividades y ocasión particular.
Por Enrique Blasco Garma
Fuente: Infobae