Respecto a las labores de siembra, si bien vienen avanzando, lo están haciendo a un ritmo un poco más lento que el habitual por insuficiencia de humedad en los suelos, por lo que resulta clave que las lluvias hagan su aporte en las próximas semanas para completar la superficie total prevista
Luego del rally alcista de setiembre y octubre, los precios internacionales de las commodities agrícolas siguieron subiendo en noviembre y recién en diciembre parecen haberse tomado cierto respiro, probablemente a la espera de cómo evoluciona la campaña sudamericana. Los principales granos que exporta el país cotizan actualmente muy bien y los mercados de futuros sugieren que estos valores se mantendrían en niveles altos en el 2021 (los más altos desde 2014)
Se estiman las exportaciones de granos y principales derivados industriales en el 2021 bajo distintos escenarios de volúmenes y precios medios. En un escenario base de precios y cantidades (cotizaciones de mercados de futuros y volúmenes similares a los de este año), el flujo de divisas 2021 se estima en USD 31,1 mil millones, USD 4,6 mil millones más que en 2020. De los otros escenarios construidos, los que combinan volúmenes y precios internacionales moviéndose en dirección opuesta son los que tienen mayor probabilidad de ocurrencia (brechas de entre USD 2,6 mil y USD 6,5 mil millones respecto al 2020); es de esperar que problemas de producción en Argentina generen más presión sobre las cotizaciones (y viceversa) en un mercado mundial que converge a una situación de existencias más estrechas
Por estos días está terminando la cosecha de cultivos de invierno (trigo, cebada, garbanzo), mientras que avanza en paralelo la siembra de los granos de verano, maíz y soja fundamentalmente. Estas materias primas agrícolas y sus principales derivados industriales (harinas, aceites) hacen a la base de las exportaciones argentinas y serán muy importantes para apuntalar el proceso de recuperación que todo indica tendrá la economía argentina el próximo año, en la medida que vuelva a la normalidad luego de haber sido duramente golpeada por la Pandemia.
Debe recordarse que el sector agroalimentario es el principal generador de divisas netas (produce más de las que consume) y tendrá un rol clave para satisfacer demandas en recuperación de insumos importados de otros sectores productivos (de la industria no agropecuaria), de bienes de consumo de las familias y también para abastecer a una formación de activos extranjeros (empresas y personas) que, en menor o en mayor intensidad, siempre está presente en la economía argentina.
Nótese que el producido agrícola y el aporte final en materia de divisas dependerán de una serie de decisiones de los productores agropecuarios (área de siembra, tecnología aplicada y cuidado de los cultivos) pero que entran en interacción con otros factores del entorno, que son claves para la productividad y el valor económico, tales como el clima y el nivel de precios internacionales. En esta columna se hacen algunas referencias del contexto actual de varias de estas variables críticas, para llegar hacia el final a una construcción de escenarios posibles de ingresos de divisas de exportaciones agroalimentarias en el 2021.
Área sembrada
Hasta el momento, tanto la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) como la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) coinciden en que el área sembrada total con los dos principales cultivos de verano (maíz y soja) se mantendría con pocos cambios en esta campaña 2020/21. Para la BCBA se implantarían 23,50 millones de hectáreas, que comparan contra 23,60 millones del ciclo 2019/2020 (un ajuste de -0,4%), mientras que para la BCR serían 24,40 millones, que comparan contra 24,44 millones del ciclo previo (- 0,2%). Hay también consenso en cuanto a un cambio (leve) al interior de esta superficie, a favor de la soja, que le quitaría algunas hectáreas al maíz (100 mil / 150 mil). Respecto al avance en la superficie implantada, según el último relevamiento de la BCBA (10 de diciembre), se llevaba sembrado el 57% de la superficie prevista para la soja y el 47% de la del maíz a nivel nacional, con regiones más adelantadas que otras como es habitual de acuerdo a las diferentes características de suelo, clima y ambiente de las zonas (la región núcleo con un avance más cercano al 80%, mientras que el NOA por debajo del 10%). En relación a otros años, el avance de la siembra viene siendo un poco más lento, las labores se demoran por insuficiencia de humedad en los suelos, por lo que resulta clave que en las próximas semanas las lluvias hagan su aporte, de forma tal de completar los planes de siembra. Como puede deducirse, esta es una variable clave, que debe ser monitoreada muy de cerca.
Clima
Si bien algunos perfiles recompusieron humedad en las últimas semanas luego de un ciclo de lluvias, principalmente en el centro – norte del país, sigue faltando agua en muchas zonas productivas del país y la restricción hídrica sigue siendo realmente preocupante, con situaciones de sequía de diversa intensidad (entre moderada y extrema) en amplias En la comparación con el 2019 surge claramente que la superficie comprometida por falta de lluvias, que presenta limitaciones para dar inicio a la siembra y/o acompañar las fases tempranas de desarrollo de los cultivos de verano, es claramente superior a la que había en diciembre del año pasado. En una situación un poco mejor este año que el pasado aparece sólo una parte de la superficie agropecuaria, una zona que abarca el centro oeste de buenos aires, el centro este de la pampa, el sur-sur de Córdoba y el sur-oeste de San Luis.
Otro dato muy importante vinculado al clima, en este caso que ayuda a entender lo que está pasando en el mercado de granos y lo que puede suceder en próximos meses, es la continuidad de un contexto climático que se muestra particularmente adverso en el centro oeste (estados de Mato Grosso y Mato Grosso del Sur) y en el sur de Brasil (Paraná, Río Grande Do Sul), una macro zona de la que sale prácticamente el 80% de la soja brasilera y cuyos problemas no están pasando desapercibidos en el mercado de la oleaginosa y pueden profundizarse en próximas semanas. Además de lo anterior, y como ya se mencionase en informes previos, el ciclo 2020/21 se muestra desafiante en materia climática no sólo por la escasez de lluvias de los últimos meses y la falta de humedad en muchos lotes, sino también por lo que puede venir en los próximos, de la mano de la confirmación de la fase Niña del fenómeno ENOS, fase que en varias ocasiones anteriores ha coincidido con situaciones de sequía (de leve, baja, intermedia y hasta fuerte intensidad) en buena parte del territorio nacional. En la columna del mes de octubre 2, se hizo referencia al importante aumento en los precios internacionales de las commodities agrícolas observado durante los meses de setiembre y octubre. Bueno, afortunadamente, este fenómeno continuó bastante firme en noviembre y recién en diciembre parece haberse tomado cierto respiro.
En lo que va de este mes, la soja en puertos argentinos promedia USD 487 la tonelada, un valor bastante parecido al de noviembre, pero que es un 50% mayor al de abril (cuando tocó piso por la Pandemia) y un 34% superior al del mismo mes de un año atrás. El trigo ha mostrado en la mayoría de los mercados del mundo mucha firmeza, salvo en algún caso puntual (retroceso del trigo USA Golfo de México en diciembre). El trigo FOB Argentina promedia USD 266 / ton en lo que va de diciembre, contra USD 262 en noviembre y USD 203 en diciembre de 2019 (+31% interanual). 3 En el caso del maíz, luego de aumentar 13% y 18% en setiembre y octubre respectivamente, subió un 4% en noviembre y en lo que va de diciembre se ha mantenido prácticamente estable (+1%); en la comparación interanual, el precio actual del maíz está 31% arriba.
La firmeza en los precios de los granos resulta de una combinación de circunstancias, donde se destaca claramente una demanda muy activa de países asiáticos, con China liderando el proceso a partir de la recuperación de su capacidad de producción de animales y un cambio hacia modelos intensivos de producción más moderna (de alto consumo de energías y proteínas vegetales), y una perspectiva de faltante de grano en los próximos meses por el factor climático sudamericano antes mencionado; en este escenario, se intuye que las compras se están adelantando, mientras que las ventas, por el contrario, se van demorando a la espera de capturar mayores precios; se suman además factores financieros de tipo especulativos, con mucho ingreso de inversores al mercado de granos, que amplifican aún más el ciclo alcista.
En sus últimas proyecciones el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, sus siglas en inglés) está previendo que las existencias finales de granos en el 2021 desciendan en forma importante y se ubiquen en los niveles más bajos de al menos los últimos 6 años, incluyendo en estas estimaciones una buena campaña agrícola en Sudamérica, es decir no está incorporando todavía el impacto negativo que puede tener el clima sobre la producción de Brasil y/o Argentina, como sí lo están haciendo ya los mercados.
La proyección de USDA en el mercado de la soja, el más importante para Argentina, tiene dos previsiones que deben ser monitoreadas de cerca, que son discutibles y que pueden hacer que las existencias globales a mediados del año próximo sean aún más bajas que las que hoy prevé el organismo; por un lado, se incluye un volumen de importaciones chinas que luce un poco subestimado dado lo que viene sucediendo con las compras chinas en los últimos meses (se proyectan 100 millones de toneladas, cuando China con las compras que realizó en noviembre pasado, ya pasó esa cifra en el acumulado últimos 12 meses) y, por el otro, se supone una muy buena producción de soja en Brasil.
El USDA trabaja seguramente con la siguiente consigna: “hasta que no aparezca en forma clara o visible un deterioro de la condición de los cultivos”, se seguirá proyectando una producción basada en rindes normales o tendenciales. Por su parte, los precios medios internos (Cámara Arbitral de la Bolsa de Comercio de Rosario), muestran recorridos similares, con una suba muy importante en los meses de setiembre y octubre, que se continuó en noviembre y diciembre (con tasas más bajas), con excepción de la soja en lo que va de este mes, que se mantiene cotizando en niveles similares o incluso levemente inferiores a los de noviembre. Todos los granos están cerrando con mejoras de precios en el mercado interno muy por encima a la tasa de inflación, con incrementos que se encuentran en el orden del 80%-90% en términos nominales respecto a los valores de diciembre 2019. En este último punto debe recordarse que los precios internos son alimentados por la mejora de los precios internacionales y también por la depreciación del tipo de cambio oficial (entre el 2,5% y el 3% mensual en últimos meses).
Este recorrido alcista de los precios ha ido valorizando los granos producidos en el ciclo 2019/2020 y, desde la perspectiva de los productores, mejorando el resultado económico de la campaña en aquellos granos que fueron demorando su ingreso al circuito comercial. Respecto de las existencias actuales de granos en poder de productores (producción no vendida ni consumida, de esta campaña o de campañas previas, que se encuentra todavía en campo o en instalaciones de terceros, que no ha ingresado formalmente al circuito comercial), no hay una fuente de información oficial que precise esta variable y hay bastante discusión en torno a ella. Un problema de base es que las existencias actuales dependen de las existencias pasadas y aquí empiezan las diferencias: por caso, para USDA el ciclo comercial de la campaña 2019/2020 inició con 10,1 millones de toneladas de existencias de soja de campañas pasadas, mientras que para el MAGyP estas existencias eran de sólo 4,7 millones de toneladas.
Por su parte, de la producción de soja del ciclo 2019/2020, se sabe que quedaban 19 millones de toneladas no comercializadas a comienzos de diciembre según los registros de ventas a la exportación y a la industria que lleva adelante el Ministerio de Agricultura de la Nación. Respecto a esta cifra, debe aclararse que la estadística oficial no captura, por definición, aquella soja que puede haber ido a autoconsumo y, por limitaciones, aquella que puede haber ido a otros destinos que están fuera del radar del organismo (moliendas más chicas); también hay que decir que parte de la soja producida quedará en establecimiento agropecuario para ser utilizada como semilla. Este volumen de soja no comercializada (19 millones) es bastante similar al de misma fecha del año pasado (18 millones de toneladas) y al de otras campañas previas (excluyendo el ciclo 2017/18 que fuese afectado por la sequía, se contaban con 19 millones de toneladas en el ciclo 2016/17, 22 millones de toneladas en el ciclo 2015/16).
En maíz también hay diferencias en los stocks de inicio del ciclo comercial 19/20, aunque no tan amplias como en el caso de la soja: para el USDA se contaba con 2,4 millones de toneladas, para el MAGyP con 4,75 millones. La producción de maíz no comercializada del ciclo 19/20 se aproximaba a 13,6 millones de toneladas a comienzos, aunque en este caso los registros oficiales tienen más limitaciones, no están captando muchos, por no decir la gran mayoría, de los consumos internos del cereal (todo lo que va a alimentación animal).
A los fines de estimar la generación de divisas para el cierre del corriente año y el 2021 un dato importante son las ventas semanales que realizan los productores a la industria (exportadora) y a los exportadores. En octubre y noviembre se observa una media semanal de ventas de soja de unas 600 mil toneladas (a precio cerrado), una cifra que está bastante estable desde julio aproximadamente (con excepción de las 521 mil de setiembre). De mantenerse este ritmo de ventas entre diciembre y marzo del 2021, es decir hasta que llegue la cosecha nueva, podrían estar entrando al circuito comercial entre 8 y 10 millones de toneladas de soja. Nótese que no se trata de una proyección (lo que va a pasar), sino más bien de un escenario que se verificaría sólo si se mantiene estable la tendencia de ventas.
En el caso del maíz, las ventas semanales vienen cayendo dado que no queda ya mucha mercadería en el mercado. De un flujo de 800 mil toneladas semanales en julio y agosto se ha pasado a 374 mil en noviembre (exportación más industria), cifra que seguramente seguirá bajando en diciembre y en los primeros meses del 2021. Parece razonable pensar en un flujo total de ventas a la exportación de entre 2 y 4 millones de toneladas entre diciembre y febrero del 2021.
Exportaciones 2021
Se realiza a continuación una aproximación a lo que puede ser la dinámica de exportaciones de granos y principales derivados industriales en el 2021 bajo distintos escenarios.
Estos escenarios se construyen en función de los volúmenes de granos remanentes del ciclo 2019/20 (soja fundamentalmente) que se supone se comercializarán en estos próximos meses,5 los volúmenes de granos del ciclo 2020/21 que ya están prácticamente definidos (cultivos de invierno, trigo, cebada, no hay variabilidad en las colocaciones de estos productos), 6 volúmenes de granos del ciclo 2020/21 que se espera disponer (cultivos de verano) 7 y precios internacionales que hoy se están manejando en los mercados de forwards y futuros para el 2021. Se suponen 5 escenarios de volúmenes, uno base que considera una campaña agrícola 2021 bastante parecida a la del año previo, dos escenarios con clima acompañando 5 El escenario base trabaja con un flujo de ventas de productores a industria y a exportación (precio cerrado) de 8,6 millones de toneladas de soja entre diciembre y marzo 2021. 6 Se trabaja con un flujo de exportaciones de 10,6 millones de toneladas de trigo y 2,8 millones de toneladas de cebada, en todos los escenarios. 7 El escenario base supone una producción de soja similar a la del año pasado (49,0 millones de toneladas), que asume ya una caída leve en los rindes medios (una sequía “suave”) y/o algún problema para completar superficie sembrada, y una producción de maíz de 49,5 millones de toneladas, levemente menor a la del ciclo 2020/21 (ajuste del 4%), que puede ser consecuencia de una menor área, restricciones a fechas óptimas de siembra y/o efectos de una sequía “suave”. Este escenario base es el que luego se mejora o se deteriora en base a la condición climática. Una aclaración importante es que los escenarios con problemas climáticos suponen sequías entre suaves y moderadas, ni extremas ni excepcionales, es decir caídas de rindes medios de entre 5% y 10%. Respecto a la probabilidad de todos estos escenarios, dado el contexto climático de arranque y la presencia de la Niña, el escenario base y los dos escenarios de clima jugando “en contra” lucen más probables que los otros dos.
En materia de precios medios de exportación, se construyen también cinco escenarios. El escenario base se construye en función de precios futuros y estimaciones propias, por caso, la soja se supone a un valor promedio de USD 448, el maíz a USD 198, la harina de soja a USD 423, etc. Luego hay dos escenarios alcistas y dos bajistas, que podrían ocurrir en función de cómo evolucionen las variables fundamentales del mercado. Como ya se mencionase, factores como la demanda china, la producción de Brasil, etc., serán determinantes de los senderos de precios; por ejemplo, una combinación de consolidación de la recuperación de las importaciones chinas con caída de producción de Sudamérica por problemas climáticos muy probablemente posicione los precios en los escenarios alcistas, mientras que lo contrario sucedería si, por algún motivo, china desacelerase sus compras y Sudamérica terminase logrando una buena campaña.
Se estima el valor de las exportaciones en los distintos escenarios. En el escenario base de precios y cantidades, el flujo de divisas 2021 se estima en USD 31 mil millones, USD 4,6 mil millones más que en 2020. Los mejores escenarios para Argentina serían aquellos que combinan los mejores resultados productivos con los mejores precios, en ellos las exportaciones podrían llegar hasta USD 36,7 mil millones y a USD 10,3 mil millones la brecha respecto al 2020; lamentablemente estos escenarios lucen poco probables, para que se den la sequía debería dañar bastante a la producción de Brasil, para de esa forma presionar los precios internacionales, mientras que el clima debería acompañar muy bien la producción de Argentina. Los escenarios que combinan caídas de volúmenes y de precios serían los menos favorables (entre USD 25,8 mil millones y USD 28,4 mil millones), pero afortunadamente son también poco probables, dado que una caída de producción importante en Argentina, particularmente en soja, difícilmente sea acompañada de una caída de precios internacionales, en el contexto en el que se encuentra el mercado, de menores existencias y demanda bastante firme.
Finalmente, los escenarios que combinan movimientos opuestos de volúmenes y precios, alzas en unos y bajas en otros, arrojan valor de exportaciones de entre USD 29 mil millones y 33 mil millones, brechas de entre USD 2,6 mil y 6,5 mil millones. Estos escenarios tienen mayor probabilidad de ocurrencia dado que las variables se mueven en las direcciones esperadas, en caso de haber problemas de producción en Argentina, los precios respondiendo al alza y lo contrario en caso que la campaña sea buena.
Por Juan Manuel Garzón
Fuente: Fundación Mediterránea