Especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI)
realizaron una investigación sobre la obtención de polvo de una especie de
grillo nativo y evaluaron su aplicación como ingrediente en productos
alimenticios.
"Debido a su alto contenido proteico y a la variedad de aminoácidos
esenciales encontrados, los resultados obtenidos hasta el momento son muy
prometedores", aseguró el INTI.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO) anticipó que los insectos serán un "alimento del futuro" clave, no sólo
por su nivel nutritivo sino también por sus beneficios económicos, ambientales y
porque plantean un riesgo reducido de transmisión de enfermedades de origen
animal, recordó el organismo.
En esta línea, especialistas del INTI avanzaron en un trabajo de
investigación sobre el desarrollo de alimentos a base de polvos provenientes de
insectos comestibles.
"Al investigar sobre la producción de insectos comestibles en el ámbito
nacional, nos encontramos con la empresa Grillos Capos, que los cría y
comercializa para alimentación de mascotas exóticas", explicaron las
profesionales del área de Desarrollo de Ingredientes del INTI, Mariana Murano,
Désireé Lenz y Gabriela Gallardo.
"Nos contactamos con su fundador y comenzamos una colaboración para
determinar el perfil nutricional del polvo de grillos de la especie Gryllus
assimilis y estudiar posibles aplicaciones en alimentos", agregaron.
El proceso consistió en la cría, faena y posterior congelación de insectos en
cautiverio, las variables de secado y molienda para obtener un polvo con
características organolépticas y tamaño de partícula adecuadas para su mezcla
homogénea con harina de trigo.
Se prepararon mezclas con harina de trigo conteniendo un diez por ciento de
polvo de grillo para elaborar panificados de gran calidad nutricional, con un
color semejante al de alimentos que contienen harinas integrales, y olor y sabor
agradable.
"El costo de la tonelada fresca de grillo producida a gran escala rondaría
entre los US$ 300 y 400, mientras que la de carne vacuna promedia los 5.000 y la
de harina de pescado de 500 a 2.000", detalla Daniel Caporaletti, director de
Grillos Capos.
“Si bien en el país el consumo de insectos no está permitido por el Código Alimentario Argentino, desde INTI junto con otras entidades estatales -como el Instituto Nacional de Alimentos, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, el Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria- y privadas -Universidad Argentina de la Empresa y Grillos Capos- se está trabajando para promover su incorporación como un nuevo capítulo en el código”, anticipa Murano.
Fuente: AgroNoa