La moneda, que no es un invento de los gobiernos sino que es un descubrimiento del mercado, funciona en la economía como una autopista que facilita la circulación del tránsito.
¿Por qué la moneda es un descubrimiento del mercado? Porque fue la gente la que advirtió que en vez de hacer trueque de mercaderías, lo cual hacía muy engorroso el intercambio comercial, descubrió que ciertas mercaderías eran aceptadas por la gente en forma generalizada como medio de intercambio.
El inconveniente del trueque es que si alguien es economista y quiere comprar pan, tiene que encontrar un panadero que esté dispuesto a tomar clases de economía a cambio del pan que produce. Con la moneda el economista le vende sus clases de economía a cambio de moneda al que quiere tomarlas, y con la moneda que recibe de su alumno compra el pan. Se facilitan las transacciones.
¿Por qué es un descubrimiento del mercado? Porque a lo largo de la historia diferentes mercaderías fueron utilizadas como moneda. Los clavos, la sal, el ganado, el arroz, el té y tantas otras mercaderías fueron moneda hasta que llegamos al actual sistema monetario basado en papeles cuyo respaldo es la confianza que la gente tenga en las instituciones jurídicas, políticas y económicas del país que las emite.
Literalmente hoy Argentina no tiene moneda. La inflación acumulada entre 1935, cuando fue creado el Banco Central, y 2019 es de 281.619 billones por ciento. Para entender el número, se puede ver la inflación promedio anual entre 1935 y 2019. En Argentina la inflación promedio anual fue del 52% en todo ese período y en Estados Unidos la inflación fue del 3,5% anual. Estos datos muestran por qué el argentino optó por el dólar como moneda, en particular como reserva de valor y por qué hace sus transacciones calculando en dólares.
Dado que el peso está destruido, es fundamental reestablecer algún sistema monetario, respaldado por un plan económico que se base en llevar adelante reformas estructurales, que permita agilizar las transacciones comerciales. Al quedarse sin moneda, la economía argentina está trabada. Digamos que Argentina destruyó la autopista que debería facilitar y agilizar las transacciones.
Como no hay confianza en las instituciones jurídicas, políticas y económicas argentinas para tener moneda, es imposible reconstruir la autopista que agilice las transacciones. Por eso, hay que pensar en opciones porque van a pasar muchos años hasta que la gente vuelva a confiar en el peso como reserva de valor.
Volver a establecer una convertibilidad no parece viable. Después de haberla aniquilado en la forma que se hizo en 2002 y con la pesificación asimétrica, no luce muy viable tener esa opción monetaria.
Ir por una dolarización hoy luce bastante complicado dado que el BCRA no tiene reservas para poder rescatar la base monetaria y el stock de LELIQs y Pasivos Netos. Salvo que se opte por la propuesta de Jorge Ávila de obtener un préstamo de muy largo plazo del tesoro americano del orden de los US$ 20 mil o US$ 25 mil millones de dólares y dolarizar la economía.
Otra opción es quitarle el curso forzoso al peso y darle curso legal a dólar, al euro y otras monedas para que la gente haga sus transacciones en la moneda que considere más conveniente. La idea es establecer una competencia de monedas, algo similar a lo que propone Hayek es Desregulación de la Moneda. Es obvio que sin curso forzoso la gente buscará hacer transacciones en las monedas más sólidas. Si se estableciera esa opción, ¿en qué moneda imagina el lector que los Moyano, Baradel y demás sindicalistas aliados al gobierno pactarían sus acuerdos salariales? Suponiendo que los dirigentes sindicales optaron por el peso, ¿cómo piensa el lector que reaccionarían las bases ante la decisión de sus dirigentes sindicales de optar por el peso en vez de por el dólar para pactar los salarios de sus afiliados?
Si se optara por quitarle el curso forzoso al peso y la gente pudiera pactar sus transacciones en otras monedas como el dólar o el euro, es posible que la demanda de pesos caiga hasta niveles cercanos a cero o puede que ello no ocurra si, junto con la competencia de monedas, se anuncia un plan económico que incluya una reforma laboral, una amplia desregulación de la economía, reforma del estado, reforma impositiva, integración de la economía argentina al mundo o algunas medidas más que generen tal grado de confianza que podrían evitar la caída a cero de la demanda de pesos. Tal vez, la demanda de pesos no caería en ese escenario, pero podría estabilizarse. Caso contrario, si la demanda de pesos cayera a niveles cercanos a cero habría una especie de hiperinflación en pesos donde los precios en pesos se dispararían generando un ruido económico innecesario. Por eso la opción más convincente pasaría por establecer una nueva moneda al estilo Balboa de Panamá que sea más testimonial y sirva para el cambio chico. Al menos al principio para evitar el ruido monetario que podría producir una caída en la demanda de pesos.
Lo cierto es que Argentina necesita, bajo un gobierno convencido de reformas estructurales basado en principios de libre mercado e incorporación de la economía argentina al mundo, reestablecer algún sistema monetario que funcione. Reconstruir la autopista que es la moneda o bien utilizar una autopista o varias autopistas alternativas que permitan destrabar las transacciones. El peso, que sería la utopista propia está totalmente destruida y hay que hacerla de cero. No permite transitar y genera congestión en las transacciones.
No se puede esperar 30 años a que la gente vuelva confiar en las instituciones jurídicas, políticas y económicas para poder tener una moneda local que permita destrabar las transacciones.
En definitiva, Argentina tiene una gran destrucción económica. Todo el sistema económico está mal: la legislación laboral, el nivel y calidad del gasto público, el sistema tributario, la economía cerrada al mundo, el sistema financiero destrozado de tantas confiscaciones de ahorros y, por supuesto, el sistema monetario.
La realidad es que se han destrozado tantos instrumentos para corregir los problemas económicos, que cada vez se exige de medidas más potentes para resolver décadas de destrucción económica. Reconstruir la economía argentina no es imposible, pero sí es una tarea titánica y requiere de medidas más audaces que en el pasado, lo que exige de un fuerte respaldo político para implementar las reformas mínimas indispensables necesarias para volver a poner en funcionamiento la economía argentina.
PD: es importante remarcar que ninguna reforma monetaria es sustituto de las reformas estructurales
Fuente: Economía para Todos