El ciclo de jornadas feedloteras organizado por el laboratorio Vetanco en conjunto con la Cámara Argentina de Feedlot presentó el sistema del rolado al vapor (steam flake), una tecnología que aún no está difundida en el país pero podría ser importante para la ganadería intensiva a futuro. El Ing. Agr. MSc. Valentín Aznárez, Gerente de producción bovina de Marfrig Uruguay, abordó la temática y explicó, desde su experiencia, por qué poner el foco en el procesamiento del grano, en un negocio de márgenes muy ajustados en todo el mundo.

"Nuestra estructura de costos es un 60% el valor del animal y un 32% el alimento, o sea que si trabajamos en el procesado del grano y mejoramos la ganancia diaria y la eficiencia de conversión podemos influir significativamente en el resultado económico", dijo Aznárez, a cargo del feedlot de Marfrig Uruguay, con capacidad para 20 mil cabezas instantáneas, refiriéndose al impacto de la limpieza y cocción del grano.

"En Uruguay es habitual que feedlots de mediana escala no limpien los granos y en Brasil también, a diferencia de la Argentina donde normalmente se hace, aunque no en todos los casos", informó, detallando que las impurezas son un alimento valioso en fibra, pero hay que manejarlo como tal a la hora de formular la dieta.

Los efectos de la limpieza tienen un alto impacto económico en sí mismo pero además no se puede hacer steam flake si no se separan previamente las impurezas. "El grano sucio (4% de impurezas) es más barato. Pero si tengo más fibra en la dieta y no le estoy dando suficiente energía, el animal me pide más comida. Entonces, si llevamos estos datos a ganancia diaria (limpio: 1,43 kg PV/día versus sucio: 1,38 kg PV/día) y eficiencia de conversión (6,54 versus 7,10 kg MS/kg PV), vemos que el costo del kilo producido resulta favorable para el grano limpio", planteó. Y detalló: "En el caso del sorgo hay cinco centavos de diferencia por el hecho de limpiar el grano, que para un engorde de 5.000 cabezas significaría un total de 62.500 dólares. Es mucha plata".


Molienda optimizada

Según el especialista, está demostrado en la bibliografía internacional que el tratamiento con vapor genera mayor impacto sobre la digestibilidad del grano que cualquier otra tecnología disponible.

"Esta foto muestra un puñado de maíz, hecho steam flake. Ahora, en los corrales de Uruguay nos volcamos a este grano, pero también vale la pena saber que el sorgo se convierte en otro producto cuando uno lo cocina", señaló Aznárez.

¿En qué consiste el proceso? Los granos se tratan con vapor, con una presión baja y a temperatura constante, de 93 a 98 °C, durante 60 a 75 minutos. Luego se presionan con rodillos de un corrugado específico que los achata, sin quebrarlos. "Así, logramos gelatinizar el 55-60% del almidón, algo deseable para que el animal pueda digerirlo más rápidamente", argumentó, resaltando además que el valor de la fibra efectiva de los propios granos es mayor. "Por ejemplo, en el caso del maíz se obtiene dos veces más fibra efectiva que si se lo procesa quebrado, muy uniforme, algo importante porque hay que hacer menos agregado de voluminoso para balancear la dieta", puntualizó.

¿Cuál es la inversión inicial? "Para fabricar necesitamos dos equipos de 15 toneladas por hora, no por la capacidad de procesamiento, que para las escalas de la región alcanza y sobra, pero sí para cubrirnos; no podemos frenar un día por reparaciones y no tener granos rolados mañana. Así las cosas, en todo el equipo, con la caldera de vapor, los sensores de control de humedad, de temperatura, de llenado, la estructura de cemento y el galpón, invertimos USD 1,65 millones a valores de hoy", contó.

¿Costo del procesado? "Unos 11,2 USD/t, incluyendo costos operativos (4,2USD/t) y amortización (7 USD/t), esto es en Uruguay. Puede haber diferencias en mano de obra y energía pero no creo que el número sea muy diferente en la Argentina", indicó, aludiendo al precio del grano que permitiría pagar esta tecnología. "Si el maíz vale 80 USD/t o menos, no tiene sentido hacer ese gasto. Pero, con las cotizaciones actuales sí conviene; y son muy poquitos los años en los que no se justifica el costo de cocción, considerando el impacto que se logra", subrayó.

¿La experiencia del feedlot de Marfrig? "Llevamos diez años trabajando con esto. El tiempo de aprendizaje fue largo, un año y medio, nos dimos un golpe u otro y aprendimos a manejarlo, vinieron los americanos a enseñarnos aquí. Es importante saber dónde cotizar estos equipos, hay que buscar donde realmente los usan", advirtió. ¿El día a día? "La operativa es exigente pero manejable, implica un calderista, una persona idónea para cocinar y hay que producir todos los días, ya que el material pierde calidad después de las 24 hs de estacionado. Ahora ya no fabricamos los domingos, porque hay que darle descanso al personal y hacer mantenimiento", respondió.

Para Aznárez, lo importante es que los resultados del rolado son excelentes tanto en sorgo como en maíz. "Se logra un producto homogéneo, uno sabe todos los días que digestibilidad tendrá y eso ayuda a planificar la salida de los ganados y sus resultados, sin error. Además, la carne es de calidad uniforme y con mejor marmoreo, algo que demandan los mercados de alto valor", resaltó.

En la Argentina

Según el especialista, la inversión en equipos para hacer steam flake se justifica en feedlots mayores a 17.000 animales de carga instantánea.

"A esa escala, el costo del rolado del maíz es de 900 $/t, lo que implica el 6% del precio de esa tonelada, según la Bolsa de Comercio de Rosario ($14.900, 6/11/2020). Con eso se consigue mejorar la eficiencia de conversión en 14% respecto al maíz seco y en 9% considerando el maíz húmedo. Por lo tanto, en ambos casos, los números hacen posible adoptar la tecnología", dijo a Valor Carne, refiriéndose al potencial de la innovación.

"Pienso que una inversión grande es siempre una barrera a superar y no conocer casos exitosos en el propio país probablemente sea un desafío. Creo que en sistemas productivos tan profesionalizados como los argentinos el rolado al vapor funcionaría muy bien", finalizó Aznárez.

Por Ing. Agr. Liliana Rosenstein
Fuente: Valor Carne