El último dato de inflación del mes de septiembre configura un acumulado de 22,3% hasta la fecha y lamentablemente no es novedad. Para 2020 se espera que sea de 40% y 2021 genera una preocupación creciente. Si cada punto de inflación fuera equivalente a 1.000.000 de km, en los últimos 25 años Argentina habría recorrido una distancia equivalente a la que existe entre la Tierra y Plutón. En cambio, el resto de los países regionales (excluyendo a Venezuela) sólo llegarían a un punto intermedio entre Marte y Júpiter (6% del recorrido que hace Argentina). La única excepción es Uruguay que sí llegaría hasta Júpiter (11% del recorrido que hace Argentina).


“Las tarifas siguen pisadas, por lo que los precios regulados están creciendo a un ritmo mucho menor y, como ya sabemos, esto es insostenible en el tiempo. Además, el stock de deuda remunerada (Leliqs y Pases Pasivos) ya suma el monto de $2.592.208 millones, representando el 109% de la base monetaria. En concreto, la deuda remunerada es otra base monetaria. Además, incrementar deuda remunerada es equivalente a emisión futura, en un contexto en donde la demanda de dinero comienza a caer y la presión sobre los precios será mayor” Expresó Iván Cachanosky, Economista Jefe en la Fundación Libertad y Progreso

Más allá de la metáfora, es importante preguntarse por qué hay tanta diferencia. Problemas de inflación alta e hiperinflación han tenido varios países, pero desde 1995 ninguno de los países de la región, salvo Argentina, ha superado el 36%. Es decir, la fecha elegida elimina cualquier episodio de hiperinflación que pueda generar ruido en la comparación. La gran diferencia es que la región aprendió la lección de la inflación y Argentina no.

Nuestro país ostenta desequilibrios fiscales que acumulan alrededor de 60 años con déficit fiscal (con la breve excepción 2003-2008). En gran medida, estos déficits han sido financiados con emisión monetaria, generando el impacto inflacionario indeseado. En otras palabras, hace décadas que en Argentina el gasto público es mayor a los ingresos y la diferencia se financia con la emisión monetaria generando una destrucción del valor del peso.

En resumen, urge reducir el déficit fiscal para que las necesidades de emisión sean menores. De lo contrario, Argentina no está muy lejos de “viajar a otra galaxia”.

Fuente: Libertad y Progreso