Así como en el cultivo de maíz el traspaso de la dosificación fija a la variable ha significado un salto en precisión, eficiencia y rendimiento, en el de soja las ventajas aún no han sido lo suficientemente explotadas. Sin embargo, en América, provincia de Buenos Aires, la técnica ya comenzó a abrirse camino.
Hugo Mendía es el responsable técnico de Ganados SRL, una empresa que produce más de 16.000 hectáreas entre propias y arrendadas sobre la franja oeste de la provincia de Buenos Aires. Durante la campaña pasada realizó un ensayo de manejo variable en soja a nivel de lote, que tuvo resultados muy prometedores. "Realmente la experiencia fue muy buena. En general, cuando sembrábamos en todos los ambientes la misma variedad, en las lomas se nos caía el rinde. Pero gracias a este sistema pudimos estabilizar esos rendimientos", asegura.
La experiencia se vivió en un lote de 28 hectáreas ubicadas en el establecimiento "El Amparo", en la localidad de Rivadavia (América). Se trata de un campo con 18 años de siembra directa con un esquema de rotaciones que contempla trigo-soja y maíz-soja. En los últimos años también se incorporaron cultivos de cobertura al planteo agronómico. "Es un lote que además tiene alrededor de 62% de arena, con crestas que pueden llegar hasta un 75%", agrega el técnico.
Aunque la empresa cuenta con una larga experiencia en siembra variable de maíz, nunca había intentado trasladar esta práctica al cultivo de soja. Pero una ronda de mates cambió esa realidad para siempre. "Todo surgió de una charla con los distribuidores de Nidera de la zona, donde nos presentaron el Sistema de Manejo Variable (SMV) bajo la herramienta digital del semillero que ofrece recomendaciones de densidad y fertilización específicas para cada híbrido. Cuando vimos el desarrollo nos interesó mucho probarlo en soja, y las parcelas que en un principio estaban pensadas para trigo, fueron finalmente destinadas a este cultivo", confiesa Mendía.
Tomando como base mapas de rendimiento y de índice verde se logró una detallada ambientación del lote que fue sembrado el 20 de noviembre con dos variedades: la NS 4309 para las 10 hectáreas de bajos de alta productividad y la NS 5028 STS en las 8 hectáreas restantes donde la superficie presenta más lomas con mayor porcentaje de arena.
"Los dos materiales se sembraron simultáneamente en la misma pasada y con la misma máquina, haciendo la prescripción de densidad y variedad específica para cada ambiente del lote", aclara el técnico de Ganados SRL, quien añade que la densidad de siembra fue de 23 plantas por metro cuadrado en las lomas y de 35 plantas por metro cuadrado en la parte baja. En cuanto a tratamiento de malezas, solamente se realizó un pre emergente con metolacloro y sulfentrazone y un rescate para maíz guacho.
"Realmente valió la pena hacer la prueba porque levantamos casi un 12% el rinde habitual de ese lote", justifica Mendía. De los 3.500 kilos promedio por hectárea que sacaban en los mejores ambientes del campo se pasó a 4.200 kilos por hectárea. Pero el salto más significativo se logró en las lomas arenosas, donde la estrategia de ajustar densidad con materiales de ciclos más largos y tolerantes a sequía fue la clave del éxito. "Normalmente en esas zonas sacábamos entre 1.800 a 2.000 kilos de soja por hectárea. Y en esta oportunidad pudimos lograr 3.200 kilos por hectárea, casi lo mismo que lográbamos en promedio en los mejores ambientes", grafica el técnico.
El balance también fue positivo para las dos variedades de Nidera utilizadas. "A nivel de lote no teníamos experiencia con estos materiales. A la NS 4309 la habíamos probado como soja de segunda, donde habíamos obtenido muy buenos resultados. Pero nunca la habíamos sembrado como soja de primera y con esta característica de ensayo", comenta el ingeniero agrónomo sobre esta variedad de Grupo 4.
En tanto, la NS 5028 STS "para nosotros fue un verdadero hallazgo porque descubrimos una variedad que se adapta muy bien a los suelos más arenosos. Además, no contábamos en el mercado con ningún material de este ciclo para este tipo de ambientes que son tan comunes en la región", destaca Mendía.
Mientras aún se encuentran definiendo el plan de siembra para la próxima campaña, la empresa ya tiene tomada la decisión de ampliar la experiencia en siembra variable en soja. "La idea es pasar de las 28 hectáreas de la pasada campaña a 119 hectáreas. Ya tenemos definidos los lotes, que se van a concentrar nuevamente en la zona de América", adelanta. Se trata de toda una novedad para la región, donde según el técnico no se había registrado ninguna experiencia de este tipo en soja.
"En general los productores de la zona utilizan mejor tecnología que en otras partes del país. Pero en soja normalmente eligen sembrar la variedad que más rinde y extrapolarla a todo el lote, sin tener en cuenta que no todas las variedades se comportan igual dentro de un mismo ambiente. El manejo variable requiere de un hilado más fino y un mayor esfuerzo del técnico para lograr un mejor aprovechamiento y obtener el máximo potencial de cada variedad en cada ambiente", finaliza Mendía, mientras desde Nidera demuestran que trabajar en equipo con el productor y en base a datos e información resulta una receta infalible para lograr los mejores rindes.