La solución estructural consiste en el fortalecimiento genuino del federalismo mediante una mayor correspondencia fiscal por la devolución de potestades tributarias a las provincias.
De lo que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires aporta respecto a la producción
del total del país, recibe sólo 31% de la Coparticipación. El 69% restante se
transfiere a otras provincias. Con la decisión del Presidente de la Nación
bajará aproximadamente 9 puntos porcentuales que se transferirán a la Provincia
de Buenos Aires. De esta forma, CABA transfiere a otras provincias alrededor del
78%.
NUESTRA PROPUESTA CONSISTE EN:
Transferir a los gobiernos provinciales la recaudación de los impuestos
generados en su territorio comprendiendo los siguientes: Ganancias de personas
físicas, Combustibles, Bienes Personales, Internos.
Reemplazar el impuesto provincial a los Ingresos Brutos por otro a las Ventas
Finales y calibrar la alícuota de éste con la del IVA (nacional) para lograr un
resultado de distribución primaria entre la Nación y el conjunto de Provincias
que no altere y que empalme con la que resulta del régimen de Coparticipación
vigente.
Suprimir así la coparticipación vertical entre Nación y provincias.
Compatibilizar el resultado luego de la reforma, con la distribución
secundaria establecida en el régimen actualmente vigente, mediante un Fondo de
redistribución horizontal entre provincias, con porcentajes compensatorios que
luego se mantendrán inalterados en el tiempo. Este Fondo se alimentará con el
impuesto a la Transferencia de Combustibles. Esto hará posible la aceptación de
la reforma ya que ninguna provincia ganará ni perderá en el empalme con el
cambio.
Al quedar inamovibles esos porcentajes, cualquier aumento de gasto de una provincia, por sobre su recaudación, le exigirá colocar impuestos provinciales adicionales. De esa forma: a) se alinearán los incentivos para que los gobiernos provinciales gasten menos y más eficientemente; b) Los ingresos tributarios de cada provincia serían previsibles; c) El Gobierno Nacional no podría ejecutar actos abusivos como reducir el porcentaje de distribución secundaria de una gobernación políticamente adversa (hoy la CABA).
Fuente: Libertad y Progreso