Enfocadas en una mayor eficiencia y sustentabilidad, la mecanización agrícola profundizará su alianza con la inteligencia artificial para obtener alimentos de calidad en línea con el cuidado del ambiente. Desafíos y oportunidades para un sector en clara expansión y adaptación. Un adelanto de lo que compartirá el INTA en el Centro de Expertos de Expoagro Digital, el próximo 9 y 10 de septiembre.
“Todos los desarrollos novedosos para el sector metalmecánico apuntan a las buenas prácticas agrícolas y a una mayor sustentabilidad”. Así lo aseguró el coordinador del Grupo Mecanización Agrícola del INTA Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Hernán Ferrari, para quien la inteligencia artificial juega un rol clave y está presente en cada uno de los pasos productivos en las nuevas tecnologías.
De acuerdo con el especialista, “todas las innovaciones apuntan a mejorar la sustentabilidad y lograr que el sistema se mantenga estable”. En este sentido, reconoció que los desarrollos se enfocan en reducir el uso de fitosanitarios y eficientizar la reposición de los nutrientes del suelo. Además, buscan reemplazar los combustibles fósiles por biometano o de origen sintético libres de contaminantes y minimizar la compactación de los suelos, entre otros objetivos amigables con el ambiente.
Entre las principales innovaciones, Ferrari ponderó el rol de los sensores, los datos, el software y la robótica, así como los materiales inteligentes, la conectividad y comunicación entre las maquinarias, los sistemas alternativos de conducción, las cámaras ópticas de detección de malezas y la inteligencia artificial.
Para el investigador, uno de los aspectos más destacados es todo lo referido al análisis de suelos. “Sistemas de relevamiento de datos mediante ondas electromagnéticas, sensores ópticos y frecuencia eléctrica estarán próximamente disponibles en nuestro país y permitirán relevar el estado físico de nuestros suelos”, indicó.
“Conocer con exactitud aspectos tales como salinidad, compactación, humedad y la materia orgánica que tiene el suelo resulta clave en un país productor de alimentos como el nuestro”, señaló Ferrari. Además, explicó que al estar georreferenciados se puede generar un mapa por cada una de esas características y, en consecuencia, accionar en las necesidades de corrección.
En esta línea, detalló que, “en la Argentina hay tres equipos disponibles para medir las propiedades químicas del suelo que, mediante la detección de la radiación gama que naturalmente emite el suelo, se pude determinar con gran exactitud el contenido de macro y micro nutrientes que tiene el suelo: nitrógeno, fosforo y potasio, así como también magnesio, cobalto y zinc, entre otros”.
Como si fuera poco, esta información se mapea y queda disponible para que la fertilizadora genere una dosificación variable por cada uno de los nutrientes que requiera. Este equipo permite tomar 800 muestras por hectárea con un 86 % de eficiencia, mientras que el modo tradicional alcanza sólo el 15 %. “Una vez que estén calibrados, tendrán una rápida expansión en nuestro país dada su utilidad y simpleza”, adelantó el técnico del INTA.
Con respecto a la robótica, Ferrari no dudó en decir que “la Argentina está al nivel de las innovaciones que muestran Alemania o Estados Unidos”. Y, en esta línea, puntualizó que en nuestro país hay muchos prototipos, de los cuales uno está a punto de salir al mercado. Autónomo, eléctrico y capaz de realizar aplicaciones de fitosanitarios ultra selectivas con un ahorro de entre el 60 y 80 % de principio activo.
En cuanto a los desarrollos tecnológicos en materia de pulverizaciones, para Ferrari, la Argentina está mucho más adelantada que Europa con aplicaciones hiperselectivas y prototipos en desarrollo capaces de resolver la exo y endo deriva, principales problemáticas en la materia.
Otro punto destacado para Ferrari en materia de innovaciones es la energía. “Dentro de 25 años no se utilizarán más combustibles fósiles y las nuevas maquinarias emplearán bioenergías como el biometano o combustibles sintéticos para su funcionamiento que se complementarán con transmisiones infinitamente variables, basadas en motores eléctricos integrales”, adelantó.
En esta línea, confirmó que en la Argentina hay prototipos que utilizan purines de producciones porcinas y de tambos como fuentes de energía.
Entre los puntos a mejorar en el sector nacional, Ferrari señaló la necesidad de avanzar, tal como lo acaba de lograr Europa mediante la firma de un convenio, en la interconexión entre las maquinarias, más allá de la marca que tenga el tractor, la cosechadora, la sembradora o la pulverizadora.
A su vez, señaló la necesidad de incrementar el patentamiento de los desarrollos nacionales que hoy se ubica sólo en el 17 % de las innovaciones.
Otro punto destacado que plantea un desafío para nuestro país es la compactación de los suelos. De acuerdo con Ferrari, en la Argentina el 65 % de la superficie productiva está pisoteada por el tránsito de la maquinaria agrícola. “Esto genera que, en esa huella, haya una reducción de entre el 28 y el 32 % de rendimiento del cultivo posterior”, indicó.
“Si bien Europa tiene un 15 % de huellas mediante el tránsito controlado, en la Argentina, debido al sistema productivo donde intervienen máquinas de diferentes anchos de labor, el tránsito controlado resulta una operación de difícil adopción y la incorporación de orugas, para mitigar la compactación, se vuelve un equipamiento de alto costo”, reconoció Ferrari.
De todos modos, se mostró optimista al indicar que en el mundo hay desarrollos de ruedas neumáticas o de flejes deformables que se comportan como orugas y son significativamente más accesibles, que surgen como una verdadera alternativa para esta problemática. “Una vez que se adopte en nuestro país habrá un cambio radical”, concluyó.