Juan Pablo Camezzana, Business Development Manager de Fluence Sudamérica para Argentina:
“El acceso a agua segura y potable para el consumo humano es una responsabilidad que le compete tanto a gobiernos como a industrias y agricultores. Argentina presenta varias regiones con elevadas concentraciones de arsénico en agua y contaminación por nitratos, relacionado con diversos procesos antrópicos que afectan las napas. Esta situación empieza en gran medida con la mala gestión de los efluentes cloacales y agroindustriales”.
“Según el Censo Nacional Agropecuario, en los últimos 20 años, mientras la producción de leche tuvo una suba, por el contrario, hubo una reducción de tambos que son hoy menos de la mitad. Esto se tradujo en un aumento en la cantidad de efluentes vertidos en cada uno de estos lugares, que además en muchos casos terminan contaminándose a sí mismos dado el deficiente manejo de las aguas que desechan”.
“Existen soluciones de tratamiento que se pueden instalar inmediatamente, son adaptables al tamaño del lugar y a sus requerimientos, se pueden operar fácilmente e incluso se pueden obtener por un período limitado, lo que resulta mucho menos costoso que instalar una planta, adecuándose así a la disponibilidad de capital del productor”.
“La tecnología para el manejo adecuado de los efluentes existe. Resta la responsabilidad de aplicarla por parte del productor y de controlarlo por parte del Estado, cumpliendo de esta manera con su compromiso asumido como miembro de la ONU: garantizar la disponibilidad, la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la organización internacional”.
Fuente: Sur Comunica