EE.UU. está en la mira del mercado global.
Frente a la persistencia de la sequía en el Medio Oeste de EE.UU. la incertidumbre imperante en los operadores sigue ejerciendo de trampolín sobre los precios de la soja.
A esta altura de los hechos, pocas dudas hay de que el informe WASDE del USDA, a publicarse el 11 de septiembre, vaya a revelar una sustancial baja en las estimaciones del tonelaje a cosechar.
Se estima que la producción de soja en EE.UU. bajará visiblemente respecto al número proyectado originalmente.
La sequía y el calor excesivo habrían provocado una reducción cercana a 5 millones de toneladas respecto a la estimación realizada por el USDA en agosto.
En tal caso, las existencias finales de esta oleaginosa sería claramente más reducidas.
La pregunta es cuánto de esta estimación preliminar ya ha sido descontado a favor del precio de la soja. En síntesis… ¿queda mucho margen para nuevos aumentos?
Para obtener una respuesta relativamente certera, habría que fijarse en la demanda local e internacional.
A la luz del volumen récord de molienda de soja de este país, que en julio se incrementó alrededor de 2 millones de toneladas, respecto al mismo mes del año pasado, es previsible que la demanda se afirme más aún.
Así el cuadro, habría que esperar que el próximo reporte del USDA muestre un aumento en la demanda, lo que, en principio, debería afectar positivamente el precio internacional de la soja.
Y si vamos a considerar la demanda, vale tomar en cuenta la evolución del precio del petróleo, que pese a haber reducido drásticamente su ritmo de aumento, sigue, con altibajos, incrementándose.
El gráfico de abajo es ilustrativo.
Nadie puede asegurar el comportamiento futuro del mercado. Sin embargo, es probable que los precios se entonen algo más todavía.
Por Manuel Alvarado Ledesma - Agrositio - @ManuelAlvaradoL