“Es comprensible que los agricultores con cultivos de gran valor no siempre quieran renunciar al espacio plantable para crear hábitats para las abejas silvestres; especialmente, si sus cultivos pueden ser polinizados por las abejas de un vecino de forma gratuita", comentó Eric Londsorf, científico principal del proyecto en el Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Minnesota, Natural Capital; y autor principal del artículo.
"Lo que proponemos es que los agricultores que proporcionan hábitat de abejas podrían ser recompensados por hacerlo, en beneficio de todos", agregó el investigador.
La investigación, publicada en People and Nature, se realizó en colaboración con científicos de la Universidad de Vermont.
El equipo aplicó su trabajo a los campos del Valle Central de California, una de las principales áreas agrícolas de Estados Unidos. Para ello, combinaron la ecología de las abejas silvestres, los valores de los cultivos y los patrones de propiedad de la tierra; para revelar los beneficios para los propietarios de la restauración de los hábitats de las abejas.
Las abejas y el sistema de agricultores
"Las abejas no prestan atención a los límites terrestres", puntualizó Lonsdorf.
El especialista especificó que "en el sistema actual, los agricultores que optan por conservar el hábitat de las abejas en sus tierras, rara vez son reconocidos por los beneficios de polinización que también brindan a sus vecinos".
De esta manera, crear un hábitat de abejas silvestres en las granjas puede
ser tan simple como dejar que una pequeña área de tierra permanezca salvaje; lo
que proporciona a las abejas un santuario familiar en medio de hileras de
cultivos.
Pero hay pocos incentivos para que los agricultores creen espacio en sus propias tierras si los costos son mayores que los beneficios que recibirían de las abejas; lo que significa que pocos agricultores optan por sacrificar el precioso terreno de siembra por el hábitat de las abejas.
"Sabemos que las abejas silvestres son polinizadores esenciales para muchos de nuestros cultivos; pero también necesitan espacio cerca de los cultivos para vivir, por lo que necesitamos saber dónde y cómo invertir", argumentó Lonsdorf.
Los investigadores descubrieron que, si el 40% de los propietarios proporcionaran espacio para el hábitat de las abejas silvestres, esos propietarios perderían un millón de dólares, pero generarían casi dos millones y medio para sus vecinos.
Si los terratenientes pudieran trabajar juntos para que aquellos que se beneficiaron pagaran el costo del hábitat de las abejas, entonces todos podrían salir adelante.
"Se trata de abordar la tragedia de los bienes comunes, la idea de que lo que es bueno para la sociedad no siempre es bueno para un individuo en particular", dijo el coautor Taylor Ricketts, director del Instituto Gund para el Medio Ambiente de la Universidad de Vermont y cofundador del Proyecto Capital Natural. "Esta investigación muestra cómo y dónde trabajar juntos puede realmente aumentar los beneficios para todos e igualmente importante: dónde no lo hará".
A los investigadores les gustaría que su trabajo ayudara a informar las políticas que fomentan la cooperación y el intercambio de recursos entre los agricultores.
De la misma manera, sugieren que pequeños grupos de agricultores vecinos se reúnan; apoyados por agencias agrícolas locales o nacionales como el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, para decidir cómo asignar sus tierras y hábitats de abejas.
En una economía cada vez más volátil donde los pequeños ahorros pueden ser de gran utilidad, invertir en recursos naturales compartidos, como los polinizadores, podría ser una buena opción para los pequeños agricultores que cultivan cultivos de alto valor, afirma la investigación. "Es una oportunidad para superar la tragedia de los comunes", dijo Lonsdorf. "Y nuestro objetivo es iniciar la conversación".
Fuente: Portal Fruticola