El cooperativismo y la asociatividad serán claves para la recuperación
económica post pandemia del sector agroalimentario de las Américas, por su papel
como detonador de la agricultura familiar y sus aportes en los ámbitos social y
ambiental, entre otros.
Así lo plantearon dirigentes del movimiento cooperativo del hemisferio,
representantes de entidades financieras multilaterales y otras autoridades
durante un diálogo virtual facilitado por el Instituto Interamericano de
Cooperación para la Agricultura (IICA).
Según explicaron, el cooperativismo es fundamental por su rol como proveedor
de bienes y servicios, además facilita el acceso a alimentos y financiamiento,
brinda condiciones de inserción de productores familiares a mercados
internacionales, potencia la competitividad y el valor agregado, asegura el
funcionamiento de los esquemas de comercialización y se enfoca en mejorar las
condiciones de vida de sus asociados y comunidades, sobre todo rurales.
"Las herramientas del cooperativismo serán fundamentales para que los
agricultores familiares puedan ser parte de las soluciones y no de los problemas
agravados por el covid-19. Hay que fortalecer su papel como concentrador de
capacidades productivas de la agricultura familiar y como articulador de oferta,
demanda y agregación de valor, para lo cual se deben utilizar más y mejor las
tecnologías digitales", afirmó el Director General del IICA, Manuel Otero.
Roberto Rodrigues, exministro de Agricultura de Brasil e influyente dirigente
del sector cooperativo y agrícola en el continente, destacó a las cooperativas
como "un mecanismo de ascensión económica y social", las cuales a lo largo de la
historia se han consolidado en grandes crisis como la actual.
"El cooperativismo tiene mucho para aportar. Por ejemplo, más de 1.500
cooperativas en Brasil son responsables de más de un millón de asociados, por
los que pasa el 50 % de la producción agrícola del país; en Argentina más del 22
% del acopio de granos se da a través de cooperativas que tienen instalaciones
portuarias propias, y Estados Unidos cuenta con más de 2.000 cooperativas y de
dos millones de asociados", complementó el presidente de la Alianza Cooperativa
Internacional (ACI), Ariel Guarco.
Guarco agregó que las cooperativas en el contexto actual pueden aportar al
aumento del ingreso, promover la educación y la asistencia técnica, fomentar la
equidad de género y proteger al ambiente, un tractor decisivo de cara a la post
pandemia.
Con él coincidieron la presidenta de Cooperativas de las Américas, Graciela
Fernández, y el Gerente General de la Federación de Cooperativas de Producción (FECOPROD)
de Paraguay, Blas Cristaldo, quienes señalaron que es imperativo buscar
mecanismos y proyectos claros para el desarrollo del movimiento cooperativo, con
el respaldo de políticas públicas adecuadas.
"Vivimos en un continente muy rico, pero muy desigual. La pandemia ha
acentuado la desigualdad de las estructuras de las Américas; y el cooperativismo
ha tenido un gran apoyo en la agricultura familiar y los pequeños agricultores.
Somos una herramienta para salir de esta pandemia, que tanto desempleó traerá",
indicó Fernández.
Pedro Martel, jefe de la División de Medio Ambiente, Desarrollo Rural y
Administración de Riesgos por Desastres del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), expresó que en momentos de crisis hay oportunidades para potenciar la
agricultura familiar, las cuales buscarán financiar y desarrollar, sobre todo
aquellas vinculadas al sector cooperativo.
El economista para América Latina del Fondo Internacional de Desarrollo
Agrícola (FIDA), Paolo Silveri, concluyó que "a la crisis actual solo se
responde con soluciones colectivas y el cooperativismo tiene mucho que enseñar a
todos en este esfuerzo gigantesco".
El foro fue moderado por Álvaro Ramos, exministro de Agricultura y Ganadería de Uruguay y miembro del Comité Asesor en Seguridad Alimentaria del IICA.