El primer programa de mejoramiento genético local del semillero de origen alemán se estableció en el año 2005 en la localidad bonaerense de Chivilcoy, en la búsqueda de híbridos que tengan potencial y estabilidad de rendimiento. Con el pasar del tiempo, y con el objetivo de dar respuesta a los desafíos que representan para los productores las siembras tardías, se lanzó el segundo programa instalado en el norte de Córdoba, con foco en biotecnología y comportamiento sanitario.
En el marco de este especial aniversario, KWS Argentina lanza un ciclo de acciones denominado Celebreeding, que incluirá eventos online de presentación de novedades. “Con motivo de la celebración, entre otras cosas, hace un año establecimos una red de ensayos con los primeros híbridos del programa, híbridos comerciales actuales y pre-comerciales con referentes académicos del cultivo de maíz en distintas regiones del país. Ellos, en conjunto con sus equipos de trabajo, analizaron el progreso genético obtenido para atributos como por ejemplo potencial de rendimiento, estabilidad de rendimiento frente a estrés, comportamiento sanitario y características sileras”, aseguró el Ing. Agr. M.Sc, Federico Larrosa, Gerente de Marca y Producto de KWS Argentina.
De esta red participaron Aníbal Cerrudo (Univ. Nac. de Mar del Plata), Roberto de Rossi (Univ. Católica de Córdoba), Lucas Borrás (Univ. Nac. de Rosario), Gabriel Espósito (Univ. Nac. de Río Cuarto) y Luis Bertoia (Univ. Nac. de Lomas de Zamora). “Los resultados de estas evaluaciones serán presentados próximamente, pero como adelanto podemos decir que, por ej., obtuvimos con la nueva genética, rindes en ambientes sin limitantes de 19.000 kg de grano/ha en Balcarce y en ensayos de silaje logramos rendimientos de 40.000 kg de leche/ha”, agregó Larrosa.
¿Por qué es importante mejorar en Argentina?
El ambiente evoluciona constantemente, con lo cual, si sembráramos el mismo híbrido todos los años, el ambiente solo se encargaría de que obtuviera menos rendimiento. Por esto es necesario tener programas de mejoramiento en los que se adapte la genética a las nuevas realidades, no sólo con las decisiones agronómicas de los productores, sino también del ambiente, buscando superar limitaciones como por ejemplo nuevas enfermedades, nuevos insectos, nuevas demandas del mercado, entre otros. Es un trabajo constante y de largo plazo, ya que la obtención vegetal de híbridos es un proceso muy complejo, que demora aproximadamente 7 años desde su inicio hasta llegar a la comercialización de un nuevo material. “Todos los años entre 6.000 y 10.000 híbridos nuevos son evaluados, para que, al fin del proceso, sólo uno llegue al mercado” afirmó Larrosa.“Los 2 programas de mejoramiento genético de KWS en Argentina nos permiten incorporar las líneas genéticas líderes del mundo, por ejemplo, de Alemania, Italia, China y Estados Unidos, y adaptarlas a las condiciones de clima, suelo, presión de plagas y enfermedades, y a las prácticas de manejo locales. De esta forma, ofrecemos a nuestros productores un amplio abanico de híbridos que responden a las distintas necesidades actuales y permanentemente trabajamos para poder satisfacer las futuras demandas”, agregó Larrosa.