Recordamos que el ranking toma datos de 63 países, que incluyen el grueso de la población y el PBI mundial. El ranking del año 2.020 se elabora con información estadística del año 2.019 y con encuestas realizadas durante el primer trimestre de 2.020.
Todos los países son medidos en 4 aspectos, los cuales conforman luego su posición final global. Los 4 aspectos medidos son Performance Económica, Eficiencia del Gobierno, Eficiencia de las Empresas o Negocios y finalmente, Infraestructura.
Los primeros 5 países de ranking son Singapur, Dinamarca, Suiza, Holanda y Hong Kong, todos teniendo en común, y en mayor o menor medida, una performance económica muy buena, importante inversión, mucho comercio y apertura de la economía, estabilidad macroeconómica y buenos sistemas de educación.
Los países latinoamericanos salen en el ranking a partir del puesto 50, salvo Chile en el puesto 38, ocupando Venezuela el último lugar, con pequeñas mejoras en la última medición de Brasil y Perú y empeoramientos en Argentina y Venezuela.
Un dato muy interesante de este año es el descenso que han sufrido tanto Estados Unidos como China en el ranking, ocasionado prioritariamente por la guerra comercial que mantienen entre ellos, que lo llevo a Estados Unidos al puesto 10 (bajó 6 puestos y era primero hace 3 años), y a China al puesto 20 ( bajó 5 puestos), y que muestra lo relevante que es la apertura económica y la libertad de comerciar de las economías para lograr su prosperidad y eficiencia.
Argentina, en baja
Vamos ahora a analizar los resultados que obtuvo Argentina, que recordamos son los del año 2.019, o sea el último de la gestión Cambiemos que finalizó en diciembre de dicho año. Fue el último año de la gestión Macri y mostró un deterioro en el ranking global, bajó un puesto al anteúltimo, sólo “superada” por Venezuela. Empeoró también su posición en 3 de las 4 mediciones nombrados más arriba.
El año electoral mostró un regreso al populismo, a la intervención del estado en la economía luego de algunas tibias mejoras de años anteriores, al cierre de la economía y un relajamiento de cierta disciplina fiscal, con otorgamiento de subsidios, y fuerte aumento de la inflación. A pesar del “festival” mencionado el gobierno perdió ampliamente las elecciones.
Las pocas mejoras que Argentina muestra en 2.019 están en ser un “país barato”, con costos bajos en energía, management, alquiler de oficinas, mano de obra, y algunos otros.
En el subíndice Performance Económica, Argentina paso del puesto 61 al puesto 60, mejorando un lugar, debido a términos de intercambio favorables y bajos costos, pero acompañados de alta inflación, sin crecimiento económico general ni per cápita, alta inflación, bajísimas inversiones y una economía más cerrada al libre comercio.
En Eficiencia del Gobierno, Argentina ocupa el puesto 63, o sea el último puesto, ratificando la pesada carga que significa mantener el aparato político, la burocracia estatal, las enormes trabas a la economía, y el desmanejo macroeconómico. Argentina ocupa alguno de los dos últimos puestos en cuestiones como la presión impositiva, la evasión impositiva, la inestabilidad del tipo de cambio, en políticas del Banco Central, en bajas inversiones, en ausencia de mercados de capitales, un mercado bancario mínimo, y una mala imagen internacional y crediticia, que traen aparejados altísimos costos de capital para la inversión.
En el campo de Eficiencia de los Negocios y Empresas, aparece bien rankeada
en costos, en mano de obra y management calificados, pero ocupa los últimos
puestos con ausencia de mercados bursátiles desarrollados, bajos valores en el
manejo de negocios, servicios bancarios y crédito inapropiados, bajo
emprendedurismo, baja satisfacción del cliente y mala imagen de los empresarios.
Todo esto lleva a muy bajos niveles de productividad, eficiencia e innovación.
En el último aspecto medido, el de Infraestructura (en donde basó la campaña Cambiemos) es donde Argentina aparece mejor calificado relativamente, ocupando el puesto 52 (de 63), pero perdiendo un puesto con respecto al año anterior y también un puesto contra la medición del año 2.016, que abarca toda la gestión Cambiemos. No debemos confundir esta mejor posición relativa como algo bueno, recordando que estamos entre los últimos 11 lugares (de 63), estando Argentina con fuertes debilidades en infraestructura básica, en infraestructura tecnológica, en infraestructura científica y algo mejor en educación, salud y cuidado del medio ambiente.
Vemos que Argentina presenta problemas y déficit en todos los aspectos medidos, necesitando reformas de fondo políticas, sociales, culturales y económicas, teniendo un enorme desafío por delante si sus habitantes quisieran estar dentro de aquellas sociedades que anhelan el progreso, la paz, la felicidad y las relaciones internacionales abiertas y amistosas a través del libre comercio.
Hay un enorme desafío por delante, las reformas seguramente no vengan de nuestra clase política actual toda, y es imprescindible que surja de sus habitantes, creando nuevos espacios políticos y una permanente difusión de los nuevos valores aspirados, a lo largo y a lo ancho de todo nuestro gran país.
Fuente: Fundación Atlas