Ayer se conocieron varios datos sobre la economía y sobre las decisiones que va tomando el Gobierno, como inflación, plan económico, reforma impositiva y sostén político del Presidente de parte de oficialistas y opositores, y los elementos surgidos de todos esos elementos claves siguen siendo tan confusos que con el mercado a los saltos como un “yo yo”, el grueso de los argentinos sigue tratando de desprenderse de los pesos y de comprar dólares como refugio, a como dé lugar, por cualquier vía, a pesar de que el dólar sigue retrocediendo a nivel internacional.
El dato más oficial difundido ayer fue el que entregó el Indec, con la medición de la inflación de junio. Según los cálculos del organismo que conduce Marco Lavagna el mes pasado tuvo una suba de precios del 2,2%, acumulando un alza de 13,6% en el primer semestre y del 42,8% en los últimos doce meses.
Y lo cierto es que el Indec tuvo que explicar que la medición del mes pasado es en plena cuarentena, con tarifas y otros precios congelados, por lo que la gente está consumiendo sólo alimentos y bebidas en sus casas, y siente que la suba de los precios es mucho mayor. Tanto es así que una familia necesita en Ciudad de Buenos Aires más de $100.000 por mes para vivir y más de $42.000 para no ser pobre.
Ayer el Gobierno autorizó movimientos en precios cuidados y precios máximos, con modificaciones rotativas, dejando entrar algunos valores que ya habían subido y sacando otros que estaban por subir, de manera que el promedio siga más o menos balanceado. El dato concreto es que las subas autorizadas llegan al 9%.
Por supuesto, esta presión que hay en los precios, que se transforma en un resorte aplastado, hace que los plazos fijos que están en los bancos moviéndose al 30% nominal anual (34% efectivo si se renueva), termine convirtiéndose en dinero que se licúa. Y eso es lo que hace que ahorristas e inversores sigan huyendo del peso.
Además, debe decirse, en medio de la pandemia, con todos los bancos centrales de la región emitiendo moneda para enfrentar la parálisis de las cuarentenas, Argentina tuvo inflación del 2,2% en un mes, mientras que países como Perú o Brasil tienen esa misma inflación, pero no en un mes sino a lo largo de todo un año: esto explica por qué los pesos queman en las cuentas o los bolsillos de los argentinos.
En este marco, especialistas en impuestos salieron a decir ayer con claridad que hay ignorancia y contradicciones en los cambios de algunas leyes que quiere aplicar o aplicó el oficialismo. Cesar Litvin afirmó, por ejemplo “necesitamos exportaciones y crean un impuesto a las exportaciones. Hay que hacer una reforma impositiva, pero no como la que quiere una parte del gobierno, sino para fomentar inversiones, y crear empleo.
Y, por cierto, un blanqueo es incompatible con los cepos cambiarios y con un impuesto a las grandes fortunas. Argentina tiene 170 tributos, muchos distorsivos y tóxicos, ingresos brutos sobre todo”. Y, por si todo esto fuera poco, la pandemia complica todo muchísimo más. En el mundo la Reserva Federal de Estados Unidos reparte billetes verdes a diestra y siniestra, sosteniendo todo de manera artificial, por lo que Wall Street sigue bailando en una cumbre, sostenido además por promesas de avances en hipotéticas vacunas contra el Covid-19 que ya estarían listas para usar. Pero el dólar sigue bajando a fuera, y solo sube en Argentina.
En el exterior, el dólar no cambió en Brasil, pero bajó 0,1% contra el euro, cedió 0,3% contra el yen, la libra y el mexicano y bajó 0,6% contra el chileno. Y en el mercado local subieron todos los dólares, salvo el blue que está quieto. Pero el dólar turista subió 15 centavos hasta $97,77, el oficial subió 12 centavos hasta $75,21 y el blue cerró sin cambios en $127. El dólar mayorista subió 6 centavos hasta $71,36, con el BCRA ganando US$ 38 millones para sus reservas que ahora llegan a US$ 43.349 millones. Mientras que el dólar MEP saltó $1,03 pesos, hasta $112,02. Y el contado con liquidación subió 42 centavos, hasta $113,37. Por lo que la brecha entre dólar oficial y blue fue del 69% y la del CCL y el mayorista fue del 59%. Y, además, medidos en pesos, la libra subió 28 centavos hasta 89,73, el euro subió 19 centavos hasta 81,35 y el real subió 1 centavo hasta 13,28.
El sostén de la Fed y la esperanza de las vacunas continúan manteniendo a las bolsas bailando en una cumbre. Hubo subas del 0,6% al 0,9% en los índices de la Bolsa de Nueva York. Mientras que hubo subas del 1,3% en la Bolsa de San Pablo y del 1,1% en la de México.
Los rumores de otra mejora en la oferta a los bonistas, hizo que los bonos argentinos estuvieron sostenidos y que la Bolsa de Buenos Aires tuviera un buen día, con también subas para los ADR argentinos que se negocian en Nueva York. Los bonos salieron en muchos casos empatados, pero con operaciones muy diversificadas, no solo en AY24 porque el bloqueo de cuentas de la CNV hace que ya no se use tanto para comprar dólares (ahora se usan otros mecanismos.
Y la Bolsa porteña tuvo una mejora del 2,5% con $1.120 millones operados, con inversores esperanzados en un Alberto más moderado, a pesar del nuevo récord de contagios, pero con la esperanza de que la suba en el precio de los granos encuentre algún turno próximo.
Y ahí está el último elemento del día: mejoró el petróleo y mejoraron los granos, pero los metales básicos siguen con dudas. Y la onza de plata, que es una posición refugio que todavía no despegó, sigue subiendo de manera consistente. Todo con un capítulo desconcertante de fondo: hubo una estafa con criptomonedas, con cuentas de hipermillonarios, y eso afectó al bitcoin y a otras variantes del sector, lo cual sigue impidiendo que terminen de despegar.
Con ese marco, con los argentinos huyendo del peso como pueden, y con gran desconfianza sobre el “si pero no” de Alberto, el ministro Guzmán intentará seguir avanzando mañana en un nuevo canje, para sacarse de encima vencimientos de bonos en dólares de ley local por unos 6.300 millones de dólares, entregando bonos en pesos ajustados por CER, con una inflación que nadie sabe de qué modo es medida.
Fuente: El Economista